"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

viernes, 2 de octubre de 2015

LA ATLÁNTIDA, EN LOS TEXTOS DE PLATÓN.




"La historia de la Atlántida es la clave de la mitología griega. No cabe la menor duda de que aquellos dioses griegos eran seres humanos. La tendencia a asignar atributos divinos a los grandes gobernantes terrenales está muy implantada en la naturaleza humana."

Ignatius Donnelly.  Atlantis.



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Nos cuenta el escritor y místico canadiense Manly Palmer Hall, en su obra Las Enseñanzas Secretas de todos los Tiempos (1928) -obra que el autor dedicó "al alma racional del mundo"- el discurso que dio en 1912 el geólogo francés Pierre Termier, dentro de un ciclo de Conferencias sobre la hipótesis de la Atlántida, en el Instituto Oceanográfico de París. Según M. P. Hall, la conferencia fue memorable. Éstas fueron las palabras del geólogo P. Termier:


"Tras un período prolongado de desdeñosa indiferencia, en los últimos años se observa que la ciencia vuelve a estudiar la Atlántida. Cuántos naturalistas, geólogos, zoólogos o botánicos se preguntan hoy los unos a los otros si Platón no nos habrá transmitido, ligeramente ampliada, una página de la historia real de la humanidad. Todavía no estamos en condiciones de hacer ninguna afirmación, aunque cada vez parece más evidente que una región inmensa, continental o compuesta por grandes islas, se ha hundido al oeste de las columnas de Hércules, también llamadas "el estrecho de Gibraltar", y que no hace tanto que se produjo dicho derrumbe. En cualquier caso, se vuelve a plantear a los hombres de ciencias la cuestión de la Atlántida y, puesto que considero que no se podrá resolver jamás sin la colaboración de la oceanografía, me ha parecido natural tratarla aquí, en este templo de la ciencia marítima, y dirigir hacia este problema -despreciado durante mucho tiempo, pero que ahora se reactiva- la atención de los oceanógrafos, así como también la de aquellos que, a pesar de estar inmersos en el tumulto de las ciudades, no hacen oídos sordos al murmullo lejano del mar".



La Atlántida fue destruida por cataclismos volcánicos, sobre el año 9600 a.C.  Platón la describe extensamente en el Critias -obra inacabada- y también en el Timeo, donde es Solón quien habla acerca de los últimos días de la Atlántida y  de cómo "la isla desapareció y se hundió bajo las aguas". Se dice que había tal cantidad de barro a poca profundidad, debido al hundimiento de la isla, que hizo que el camino se volviese intransitable e impenetrable.










Manuscrito medieval de la traducción latina del Timeo de Platón a partir de Calcidio.












Mapa de Athanasius Kircher mostrando una supuesta ubicación de la Atlántida. (Mundus Subterraneus, 1669)


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LA ATLÁNTIDA, EN EL "TIMEO":




"(...) Nuestros libros refieren cómo Atenas destruyó un poderoso ejército, que, partiendo del Océano Atlántico, invadió insolentemente la Europa y el Asia. Entonces se podia atravesar este Océano. Habia, en efecto, una isla, situada frente al estrecho, que en vuestra lengua llamáis las columnas de Hércules. Esta isla era más grande que la Libia y el Asia reunidas; los navegantes pasaban desde alli á las otras islas, y de estas al continente, que baña este mar, verdaderamente digno de este nombre. Porque lo que está más acá del estrecho de que hablamos, se parece á un puerto , cuya entrada es estrecha, mientras que lo demás es un verdadero mar, y la tierra que le rodea un verdadero continente. Ahora bien en esta isla Atlántida los reyes hablan creado un grande y maravilloso poder, que dominaba en la isla entera, asi como sobre otras muchas islas y hasta en muchas partes del continente. Además en nuestros países, más acá del estrecho, ellos eran dueños de la Libia hasta el Egipto, y en la Europa hasta la Tirrenia. Pues bien; este vasto poder, reuniendo todas sus fuerzas, intentó un dia someter de un solo arranque nuestro país y el vuestro. y todos los pueblos situados de este lado del estrecho. En tal coyuntura. Solón, fué cuando vuestra ciudad hizo brillar, á la faz del mundo entero, su valor y su poder. Ella superaba á todos los pueblos veóinos en magnanimidad y en habilidad en las artes de la guerra; y.primero á la cabeza de los griegos, y despue's sola por la defección de sus aliados, arrostró los mayores peligros, triunfó de los invasores, levantó trofeos, preservó de la esclavitud á los pueblos, que aún no estaban sometidos, y con respecto á los situados, como nosotros, más acá de las columnas de Hercules, á todos los devolvió su libertad. Pero en los tiempos, que siguieron á estos, grandes temblores de tierra dieron lugar á inundaciones; y en un solo dia, en una sola fatal noche, la tierra se tragó á todos vuestros guerreros, la isla Atlántida desapareció entre las aguas, y por esta razón hoy no se puede aún recorrer ni explorar este mar, porque se opone á su navegación un insuperable obstáculo, una cantidad de fango, que la isla ha depositado en el momento de hundirse en el abismo.» 



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LA ATLÁNTIDA, EN EL "CRITIAS".


 "(...) los dioses echaron suertes sobre las diferentes partes de la tierra; que los unos obtuvieron un territorio grande, otros uno pequeño, y que todos establecieron templos y sacrificios. Neptuno, á quien correspondió la Atlántida, colocó en una parte de esta isla los hijos que habia tenido de una mortal. Esta parte era una llanura situada no lejos del mar, hacia el medio de la isla, la más bella, según se dice, y la más fértil de las llanuras. A cincuenta estadios poco más ó menos de esta llanura, también en medio de la isla, habia una montaña muy poco elevada. Allí habitaba uno de estos hombres, que en el origen de las cosas nacieron de la tierra, Evenor, con su mujer Leucipa. Estos engendraron una sola hija, llamada"Clito, que era nubil, cuando murieron sus padres; y con la que se casó Neptuno, que se enamoró de ella. La colina (1), donde vivía Clito, fué (1) Es decir, la montaña poco elevada, de que acaba de hablarse.  fortificada por Neptuno, que la aisló de todo lo que la circundaba. Hizo muros y fosos con tierra y agua del mar alternativamente, unos más pequeños, otros más grandes, dos de tierra y tres de agua, ocupando el centro de la isla, de manera que todas sus partes se encontraran á igual distancia del mismo. La hizo por lo tanto inaccesible, porque entonces nó se conocian ni las naves ni el arte de conducirlas. Como era un dios, le fué fácil ordenar y embellecer esta nueva isla, formada en medio de la otra, haciendo que salieran del suelo dos manantiales, uno caliente y otro frió; y que produjera la tierra alimentos variados y abundantes. Tuvo sucesivamente de Clito cinco parejas de hijos, todos varones y mellizos, y los educó. Dividió toda la isla Atlántida en diez partes;- dio al hijo mayor de los primeros gemelos la estancia de su madre con toda la campiña circundante, que era la más vasta y la más rica de toda la isla, y le hizo rey de todos sus hermanos. Entre estos eligió jefes, y dio á cada uno de ellos el gobierno sobre un crecido número de hombres y una gran extensión de territorio. Todos ellos recibieron un nombre. El hijo mayor, el rey, de quien la isla y este mar, llamado Atlántico, han tomado su nombre, por haber sido el primero que reinó en ella, fué llamado Atlas. A su hermano gemelo le tocó la extremidad de la isla, hacia las columnas de Hércules, la parte del país que se llama Gadirica, que se llamó en griego Enmeles y en la lengua indígena Gadir, donde tiene su origen el nombre de este país. Los hijos de la segunda pareja se llamaron Aniferes y Euemon; los terceros, Mneseo, el mayor, y el otro Autóctono; los cuartos, Elasipo el primero y el segundo Mestor; y en fin, los quintos Azaes y Diaprepes. Estos hijos de Neptuno y sus descendientes habitaron en este país durante muchas generaciones; sometieron en estos mares otras muchas islas, y extendieron su dominación más allá, según hemos dicho, hasta el Egipto y la Tirrenia. La posteridad de Atlas continuó siendo siempre muy respetada; el mayor en edad era el rey y trasmitía su autoridad al mayor de sus hijos, de suerte que conservaron el reinado en su familia durante largos años. Era tal la inmensidad de riquezas, de que eran poseedores, que ninguna familia real ha poseído ni poseerá jamás una cosa semejante. Todo lo que la ciudad y los otros países podian suministrar, todo lo tenían ellos á su disposición. Gracias á su poder, eran importadas muchas cosas en la isla, si bien producía ésta las que son necesarias á la vida, y por lo pronto los metales, ya fueran sólidos ó fusibles, y hasta aquel del cual sólo conocemos el nombre, pero que en la isla existia realmente, extrayéndose de mil parajes de la misma, el oricalco{\), que era entonces el más precioso de los metales después del oro. La isla suministraba en abundancia todos los materiales de que tienen necesidad las artes, y mantenía un gran número de animales salvajes y domesticados, y se encontraban entre ellos muchos elefantes. Todos los animales tenían pasto abundante, lo mismo los que vivían en los pantanos, en los lagos y en los rios, como los que habitaban las montañas y llanuras, y lo mismo el elefante que los otros, á pesar de su magnitud y de su voracidad. Además de esto, todos los perfumes que la tierra produce hoy, en cualquier lugar que sea, raíces, yerbas, plantas, jugos destilados por las flores ó los frutos, se producían y criaban en la isla. Asimismo los frutos blandos (2) y los duros (3), de que nos servimos para nuestro alimento; todos aquellos con que condimentamos las viandas y que generalmente llamamos legumbres; todos estos frutos leñosos (1) Hidrocarbonato de cobre y de zinc, conocido por los antiguos con el nombre de oricalco. Es verdoso, amorfo, granujiento, poco trasparente y poco duro. (2) La vid. (Cousin.) (3) El trigo. (Gousin.) Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 6, Madrid 1872 282 que nos suministran á la vez brebajes, alimentos y perfumes (1); todos esos frutos de corteza con que juegan los niños y que son tan difíciles de conservar (2); y todos los frutos sabrosos que nos servimos á los postres para despertar el apetito cuando el estómag-o está saciado y fatigado; todos estos divinos y admirables tesoros se producían en cantidad infinita en esta isla, que florecia entonces en algún punto á la luz del sol. Utilizando, pues, todas estas riquezas de su suelo, los habitantes construyeron templos, palacios, puertos, dársenas para las naves, y embellecieron toda la isla en la forma siguiente: Comenzaron por echar puentes sobre los fosos circulares , que llenaba la mar, y que rodeaban la antigua metrópoli, poniendo así en comunicación la estancia real con el resto de la isla. Muy al principio construyeron este palacio en el punto mismo donde habian habitado el dios y sus antepasados. Los reyes, al trasmitírselo, no cesaron de añadir nuevos embellecimientos á los antiguos, haciendo cada cual los mayores esfuerzos para dejar muy atrás á sus predecesores; de suerte que no se podía, sin llenarse de admiración, contemplar tanta grandeza y belleza tanta. A partir desde el mar abrieron un canal de tres arpentos de ancho, de cien pies de profundidad y de una extensión de cincuenta estadios, que iba á parar al recinto exterior; hicieron de suerte que las embarcaciones que viniesen del mar pudiesen entrar allí como en un puerto, disponiendo la embocadura de modo que las más grandes naves pudiesen entrar sin dificultad. En los cercos de tierra , que separaban los cercos de mar, al lado de los puentes, abrieron zanjas bastante anchas, para dar paso á una trireme: y como de cada lado de estas zanjas los (1) ¿Serán los frutos del coco? (Cousin.) (2) Las nueces, al parecer.  diques se levantaban á bastante altura por cima del mar, unieron sus bordes con techumbre, de suerte que las naves las atravesaban á cubierto. El mayor cerco, el que comunicaba directamente con el mar, tenia de ancho tres estadios, y el de tierra contiguo tenia las mismas dimensiones. De los dos cercos siguientes, el del mar tenia dos estadios de ancho, y el de tierra-tenia las mismas dimensiones que el precedente. En fin, el que rodeaba inmediatamente la isla interior, tenia de ancho un estadio solamente. En cuanto á la isla interior misma, donde se ostentaba el palacio de los reyes, su diámetro era de cinco estadios. El ámbito de esta isla, los recintos y el puerto de los tres arpentos de ancho, todo estaba revestido enderredor con un muro de piedra. Construyeron torres y puertas á la cabeza de los puentes y á la entrada de las bóvedas, por donde pasaba el mar. Para llevar á cabo todas estas diversas obras, arrancaron alrededor de la isla interior y en cada lado de las murallas, piedras blancas, negras y encarnadas. Arrancando así aquí y allá, abrieron en el interior de la isla dos receptáculos profundos, que tenían la misma roca por techo. De estas construcciones, unaseran sencillas; otras, formadas de muchas especies de piedras y agradables á la vista, tenían todo el buen aspecto de que eran naturalmente capaces. Cubrieron de bronce, á manera de barniz, el muro del cerco exterior en toda su extensión; de estaño, el segundo recinto;-y la Acrópolis misma, de oricalco, que relumbraba como el fuego. En fin, ved cómo construyeron el palacio de los reyes en el interior de la Acrópolis. En medio se levantaba el templo consagrado á Clíto y á Neptuno, lugar imponente, rodeado de un muro de oro, donde en otro tiempo habían ellos engendrado y dado á luz los diez jefes de las dinastías reales. A este sitio concurrian todos los años de las diez provincias del imperio á ofrecer á estas dos divinidades las primicias de los frutos de la tierra. Él templo sólo tenia un estadio de long-itud, tres arpentos de anchura, y una altura proporcionada; en su aspecto habia un no sé qué de bárbaro. Todo el exterior, estaba revestido de plata, fuera de los extremos, que eran de oro. Por dentro, la bóveda, que era toda de marfil, estaba adornada de oro, iplatajoncalco. Los muros, las columnas, los pavimentos. estaban revestidos de marfil. Se veian estatuas de oro, siendo de notar la del dios (1), de pié sobre su carro, conduciendo seis corceles alados, tan alto, que su cabeza tocaba á la bóveda del templo, y rodeado de cien nereidas sentadas sobre delfines. Se creia entonces, que tal era el número de estas divinidades. A esto se agreg-aban un g-ran número de estatuas, que eran ofrendas hechas por particulares. Alrededor del templo, en la parte exterior, estaban colocadas las estatuas de oro de todas las reinas y de todos los reyes descendientes de los diez hijos de Neptuno, así como otras mil ofrendas de reyes y de particulares, ya de la ciudad, ya de países extranjeros, reducidos á la obediencia. Por su grandeza y por su trabajo, el altar estaba en armonía con estas maravillas; y el palacio de los reyes era tal cual convenia á la extensión del imperio y á los ornamentos del templo. Dos fuentes, una caliente, otra fria, abundantes é inagotables, gracias á la suavidad y á la virtud de sus aguas satisfacían admirablemente todas las necesidades; en las cercanías de las casas se encontraban árboles, qué mantenían la frescura; depósitos de agua á cielo abierto, y otros cubiertos con su techumbre para tomar baños calientes en invierno, aquí los délos reyes, allí los de los particulares, en otra parte los de las mujeres; y otros, en fin, destinados á caballos y en general á las bestias de carga, adornados todos y decorados según su destino. El agua, que salía de aquí, iba á regar el bosque de (1) Neptuno.  Neptuno, donde árboles de una magnitud y de una belleza en cierta manera divina se • ostentaban sobre un terreno fértil y vegetal; y pasaba después á los cercos exteriores por acueductos abiertos en la dirección de los puentes. Numerosos templos, consagrados á varias divinidades; muchos jardines; gimnasios para los hombres; hipódromos para los caballos; todo esto habia sido construido en cada uno de los cercos ó murallas (1) que formaban como islas. Era de notar, sobre todo en el centro de la mayor de éstas islas, un hipódromo de un estadio de largo, que en su longitud abrazaba toda la vuelta de laisla, y donde se presentaba vasto campo para la carrera de los caballos y para la lucha. A derecha "é izquierda habia cuarteles destinados á la mayor parte de la gente armada; las tropas, que inspiraban más confianza, se alojaban en la más pequeña de las murallas, que era también la más próxima ala Acrópolis; y en fin, la tropa de más confianza vivia en la Acrópolis misma cerca de los reyes. Las dársenas para las naves estaban llenas de triremes y de todos los aparatos que reclaman estas embarcaciones; y estaba todo, en perfecto orden. Hé aquí cómo estaba dispuesto todo alrededor del palacio de los reyes. Más allá, y á la parte exterior de los tres puertos, un muro circular comenzaba en el mar, seguía el curso del mayor cerco y del mayor puerto á una distancia de cincuenta estadios, y volvía al mismo punto, para formar la embocadura del canal situado hacia el mar. Multitud de habitaciones, próximas las unas á las otras, llenaban este intervalo ; el canal y el puerto rebosaban de embarcaciones y mercaderes, que llegaban de todas las partes del mundo, y de esta muchedumbre nacía dia y noche un ruido de voces y un tumulto continuos. Creo haber referido fielmente en este momento lo que cuenta la tradición sobre esta ciudad, antigua estancia de (1) De tierra, separados por cercos de agua ó fosos. los reyes. Ahora necesito exponer lo que la naturaleza hizo en el resto de este país, y las bellezas que le añadió el arte. Por lo pronto, se dice que el suelo estaba muy elevado sobre el nivel del mar, y las orillas de la isla cortadas á pico; que alrededor da la ciudad se extendia una llanura que la rodeaba, y que esta misma estaba rodeada de montañas, que se prolongaban hasta el mar; que esta llanura era plana y uniforme y prolongada, y que tenia de un lado tres mil estadios, y del mar al centro más de dos mil. Esta parte de la isla miraba al Mediodía, y no tenia nada que temer de los vientos del Norte. Eran objeto de alabanza las montañas que formaban" como una cintura, y excedían en número, en grandor y en belleza á todas las que se conocen hoy dia. Abrazaban ricas y populosas poblaciones, rios, lagos, praderías, donde los animales salvajes y domesticados encontraban un abundante alimento , así como encerraban numerosos y vastos bosques, donde las artes encontraban materiales de toda especie para obras de todas clases. Tal era esta llanura, gracias á los beneficios de la naturaleza y á los trabajos de gran nilmero de reyes durante un largo trascurso de tiempo. Tenia la forma de un cuadrilongo recto y prolongado, y si faltaban estas condiciones en algún punto, esta irregularidad habia sido corregida al,trazar el foso que la rodeaba. En cuanto á la profundidad, anchura y longitud de este foso es difícil creer lo que se cuenta, cuando se trata de un trabajo hecho por la mano del hombre, y si se compara con las demás obras del mismo género; sin embargo, es preciso que os repita lo que he oido decir. Estaba abierto hasta la profundidad de un arpento; tenia de ancho un estadio, rodeaba toda la llanura, y no tenia de largo menos de diez mil estadios. Recibia todos los cauces de agua, que se precipitaban de las montañas, rodeaba la llanura, tocaba  en la ciudad por sus dos extremidades, y de allí iba á desembocar en el mar. Del borde superior de este foso, partían otros d6 cien pies de ancho, que cortaban la llanura en línea recta y volvían al mismo foso, al aproximarse al mar;,estos fosos particulares distaban entre sí cien estadios. Para trasportar por agua las maderas de las montañas y los diversos productos de cada estación á la ciudad, hicieron que los fosos comunicaran entre sí y con la ciudad misma por medio de canales abiertos trasversalmente. Notad que la tierra daba dos cosechas por año, porque era regada en invierno por las lluvias de Júpiter, y en verano era fecundada por el agua de los estanques. El número de soldados, con que debían contribuir los habitantes de la llanura que estuvieran en estado de llevar las armas, se había fijado de esta manera. Cada división territorial, debía elegir un jefe. Cada división tenia una extensión de cien estadios, y había sesenta mil de estas divisiones. En cuanto á los habitantes de las monta- ñas y de las otras partes del país, la tradición cuenta que eran infinitos en número; fueron distribuidos, según las localidades y las poblaciones, en divisiones semejantes, cada una de las que tenia un jefe. El jefe debía suministrar, en tiempo de lucha la sexta parte de un carro de guerra, de manera que se reunieran diez mil; dos caballos con sus jinetes, un tiro de caballos, sin carro; un combatiente armado con un pequeño broquel; un jinete para conducir dos caballos; infantes pesadamente armados, arqueros, honderos, dos de cada especie; soldados armados á la ligera ó con piedras ó cqp azagayas, tres de cada especie; cuatro marinos para maniobrar en una nota compuesta de mil doscientas naves. Tal era la organización de las fuerzas militares en la ciudad real. Respecto á las otras nueve provincias, cada una tenía la suya, y nos extenderíamos demasiado, si habláramos de ello. En cuanto al gobierno y á la autoridad, hé aquí el órden que se estableció desde el principio. Cada uno de los diez reyes tenia en la provincia, que le habia correspondido y en la ciudad en que residía, todo el poder sobre los hombres y sobre la mayor parte de las leyes, imponiendo penas y la muerte á su capricho. En cuanto al gobierno general y á las relaciones de los reyes entre sí, las órdenes de Neptuno eran su regla. Estas órdenes les hablan sido trasmitidas en la ley soberana ; los primeros de ellos las hablan gravado en una columna de oricalco, levantada en medio de la isla en el templo de Neptuno. Los diez reyes se reunían sucesivamente el quinto año y el sexto, alternando los números par é impar. En estas asambleas-discutían los intereses públicos, averiguaban si se habia cometido alguna infracción legal, y daban sus resoluciones. Cuando tenian que dictar un fallo, ved como se aseguraban de su fe recíproca. Después de dejar en libertad algunos toros en el templo de Neptuno, los diez reyes quedaban solos y suplicaban al dios, que escogiera la víctima que fuese de su agrado, y comenzaban á perseguirlos sin otras armas que palos y cuerdas. Luego que cogian un toro, le conducían á la columna y le degollaban sobre ella en la forma prescrita. Además de las leyes estaba inscripto en esta columna un juramento terrible é imprecaciones contra el que las violase. Verificado el sacrificio y consagrados los •miembros del toro según las leyes, los reyes derramaban gota á gota la sangre de lasVÍctima en una copa, arrojaban lo demás en el fuego, y purificaban la columna. Sacando en seguida sangre de la copa con un vaso de oro, y derramando una parte de su contenido en las llamas, juraban juzgar según las leyes escritas en la columna, castigar á quien las hubiere infringido, hacerlas observar en lo sucesivo con todo su poder, y no gobernar ellos mismos ni obedecer al que no gobernase en conformidad con las leyes de su padre. Después de haber pronunciado  estas promesas y juramentos por si y por sus descendientes ; después de haber bebido lo que quedaba en los vasos y haberlos depositado en el templo del dios, se preparaban para el banquete y otras ceremonias necesarias. Llegada la sombra de la noche y extinguido el fuego del sacrificio, después de vestirse con trajes azulados y muy preciosos, y de haberse sentado en tierra al pié de los últimos restos del sacrificio, cuando el fuego estaba extinguido en todos los puntos del templo, dictaban sus juicios ó eran ellos juzgados, si alguno habia sido acusado de haber violado las leyes. Dictados estos juicios, los inscribían, al volver de nuevo el dia, sobre una tabla de oro, y la colgaban con los trajes en los muros del templo, para que fueran como recuerdos y advertencias. Además habia numerosas leyes particulares relativas á las atribuciones de cada uno de los reyes. Las principales eran: no hacerse la guerra los unos á los otros; prestarse recíproco apoyo en el caso de que alguno de ellos intentase arrojar á una de las razas reales de sus Estados ; deliberar en común, á ejemplo de sus antepasados, sobre la guerra y los demás negocios importantes, dejando el mando supremo á la raza de Atlas. El rey (1) no podia condenar á muerte á ninguno de sus parientes (2), sin el consentimiento de la mayoría absoluta de les reyes. Tal era el poder, el formidable poder, que en otro tiempo se creó en este país, y que la divinidad. según la tradición , volvió contra el nuestro por la razón siguiente. Durante muchas generaciones, mientras se conservó en ellas algo de la naturaleza del dios á que delbian su orí- (1) Es decir, el que tenia el mando supremo, el rey de los reyes. (2) Es decir, los otro nueve reyes. TOMO VI. 19 -  g-en, los habitantes de la Atlántida obedecieron las leyes que hablan recibido y respetaron el principio divino, que era común á todos. Sus pensamientos eran conformes á la verdad y de todo punto generosos; se mostraban llenos de moderación y de sabiduría en todas las eventualidades, como igualmente en sus mutuas relaciones. Por esta razón, mirando con desden todo lo que no es la virtud, hacían poco aprecio de los bienes presentes, y consideraban naturalmente como una carga el oro, las riquezas y las ventajas de la fortuna. Lejos de dejarse embriagar por los placeres, de abdicar el gobierno de .sí mismos en manos de la fortuna, y de hacerse juguete de las pasiones y del error, sabían perfectamente que todos los demás bienes acrecen cuando están de acuerdo con la virtud; y que, por el contrario, cuando se los busca con demasiado celo y ardor perecen, y la virtud con ellos. Mientras los habitantes de la Atlántida razonaban de esta manera, y conservaron la naturaleza divina de que eran participes, todo les salía á satisfacción, como ya hemos dicho. Pero cuando la esencia divina se fué aminorando por la mezcla continua con la naturaleza mortal; cuando la humanidad la superó en mucho; entonces, impotentes para soportar la prosperidad presente, degeneraron. Los que saben penetrar las cosas, comprendieron que se habían hecho malos y que habían perdido los más preciosos de todos los bienes; y los que no eran capaces de ver lo que constituye verdaderamente la vida dichosa, creyeron que habían llegado á la cima de la virtud y de la felicidad , cuando estaban dominados por una loca pasión, la de aumentar sus riquezas y su poder. Entonces fué cuando el dios de los dioses, Júpiter, que gobierna según las leyes de la justicia y cuya mirada distingue por todas partes el bien del mal, notando la depravación de un pueblo antes tan generoso, y queriendo castigarle para atraerle á la virtud y á la sabidu ría, reunió todos los dioses en la parte más brillante de las estancias celestes, en el centro del universo, desde donde se contempla todo lo que participa de la generación , y teniéndolos así reunidos, les habló de esta manera...........".



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FUENTES:


PLATÓN:  Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, Madrid, 1872. 

-PALMER HALL, MANLY: "LAS ENSEÑANZAS SECRETAS DE TODOS LOS TIEMPOS". Ediciones Martínez Roca, 2011.

http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf06267.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Atl%C3%A1ntida





miércoles, 30 de septiembre de 2015

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (IV) : EUROPA.

"Así dicen los persas que lo fue conducida al Egipto, no como nos lo cuentan los griegos, y que este fue el principio de los atentados públicos entre asiáticos y europeos, mas que después ciertos griegos (serían a la cuenta los Cretenses, puesto que no saben decirnos su nombre), habiendo aportado a Tiro en las costas de Fenicia, arrebataron a aquel príncipe una hija, por nombre Europa, pagando a los fenicios la injuria recibida con otra equivalente. Añaden también que no satisfechos los griegos con este desafuero, cometieron algunos años después otro semejante; porque habiendo navegado en una nave larga hasta el río Fasis, llegaron a Ea en la Cólquide, donde después de haber conseguido el objeto principal de su viaje, robaron al rey de Colcos una hija, llamada Medea. Su padre, por medio de un heraldo que envió a Grecia, pidió, juntamente con la satisfacción del rapto, que le fuese restituida su hija; pero los griegos contestaron, que ya que los asiáticos no se la dieran antes por el robo de Io, tampoco la darían ellos por el de Medea."
HERÓDOTO  (484 a.C - 425 a.C)Los nueve libros de la Historia.








Acuarela de Gustave MoreauEl rapto de Europa (L'enlevement d'Europe), ca. 1869).





"EUROPA, hija del rey de Fenicia Agenor y hermana de Cadmo, era de una belleza deslumbrante. Vióla Júpiter y decidió raptarla. Pero, para conseguir mejor su objeto, se transformó en toro y fue a apacentarse en una pradera que se extendía junto al mar, donde Europa se divertía jugando con sus compañeras. Muy pronto su porte dulce y atractivo, su gracia y su tierno mugido, atrajeron las miradas de las doncellas fenicias, y acercándose Europa al manso animal, coloca guirnaldas en su frente, ofrécele hierbas floridas, acaricia dulcemente con su blanca mano su cuello y al fin se atreve a sentarse sobre sus espaldas. Sus compañeras iban a seguir su ejemplo, pero el pérfido toro no les dio tiempo para ello: escápase a todo correr en dirección al mar y se lanza al agua. Europa prorrumpe en gritos de espanto, tiende sus brazos hacia la ribera, tórnase pálida y se estremece al ver cómo las olas se abren a su paso y los monstruos marinos saltan a su lado.
Ocupada hasta entonces en coger flores y tejer alegremente coronas para las ninfas, ahora y en la inmensidad de la noche no divisaba sino estrellas y aguas infinitas. Tan pronto como hubo tocado tierra firme en las costas de Creta, traspasada de dolor, exclamó: "¡Oh, padre mío, oh hermanos y amigas mías con quienes yo he pasado tantos días felices! ¿Dónde me encuentro? ¿Adónde voy? ¿Es todo esto una pesadilla que me atormenta...? ¡Haber dejado mi patria y mis dioses penates; haber osado traspasar la vasta llanura del mar...! ¡Ah,si pudiera librarme de este monstruo execrable!
¡El furor de que me siento poseída me daría fuerzas para reducirlo pedazos, para romper los cuernos de este buey que hace poco tanta admiración me causaba...! ¡Desgraciada! ¿qué esperas para arrancarte la vida? Con este cinto que aun te queda puedes poner fin a tu suerte fatal,colgándote de esta encina; a no ser que prefieras, como esclava vil, tejer con tus reales manos la suerte que una extranjera se gozará en imponerte."
Tales eran sus lamentos. Venus la escuchaba con un malicioso sonrís y a su lado también su hijo esgrimiendo su arco lacio. Cuando la diosa se hubo saciado gozándose de este bárbaro placer,le dijo: "Modera ese furor, si el toro viene a ponerse en tus manos para que puedas romper sus cuernos. ¿Tal vez ignoras que eres esposa de Júpiter? Apaga tu llanto y  aprende a hacerte digna de la elevada suerte a que estás llamada. De hoy en adelante una parte del universo llevará tu nombre (Europa, en efecto empieza a la otra parte del Asia, en la isla de Creta)".
Esta fábula ha tenido diversas interpretaciones: he aquí una de las más lógicas. Unos negociantes de Creta que comerciaban a lo largo de la costa de Fenicia, habiendo visto a la joven Europa, cuya belleza les cautivó, la robaron para ofrecerla a su rey Júpiter-Asterio; y como su bajel llevaba a proa un toro blanco, divulgóse la leyenda de que Júpiter se había metamorfoseado en buey para apoderarse de esta princesa. La fábula añade también que Europa, después de casarse con el rey de Creta, supo de tal manera ganarse el afecto de su pueblo, que después de su muerte le fueron tributados honores divinos. Por otra parte habrían bastado sus hijos Minos, Radamanto y Sarpedón para eterniza su recuerdo."

















FUENTES:

- HUMBERT, JUAN: Mitología griega y romana. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona, 1958.

https://es.wikipedia.org/wiki/Europa_(mitolog%C3%ADa)


n.r.p.

domingo, 27 de septiembre de 2015

CÁNCER (V): XAVIER TREPAT, FÍSICO E INVESTIGADOR ONCOLÓGICO. PREMIO BANCO SABADELL A LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA 2015.

"La ciencia siempre vale la pena porque sus descubrimientos, tarde o temprano, siempre se aplican."
SEVERO OCHOA.




Xavier Trepat, FÍSICO E INVESTIGADOR ONCOLÓGICO

“La física nos podrá enseñar a detener la progresión del cáncer” 







 “Vinculando la física y la biología descubriremos mecanismos que permitirán vencer enfermedades mortales, regenerar órganos y mejorar el envejecimiento”, así define este físico e ingeniero la biomedicina del siglo XXI. 

Xavier Trepat (Barcelona, 1976) es investigador de ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, donde llegó tras su paso por Escuela de Salud Pública de Harvard. Su trabajo se centra principalmente en la comunicación entre las células, esencial para el funcionamiento de los órganos y de los tejidos. Esta investigación le ha hecho acreedor del Premio Banc Sabadell a la Investigación Biomédica en su edición de este año.

 Pregunta. ¿Qué le llevó a describir un nuevo mecanismo de relaciones físicas entre células que puede promover la metástasis en el cáncer?
 Respuesta. Tradicionalmente se ha entendido la comunicación celular como un intercambio de señales bioquímicas, como por ejemplo las hormonas o el calcio. Como físico, me pareció lógico que además de intercambiar señales bioquímicas las células se comuniquen por medio de fuerzas físicas.

 P. Medir estas fuerzas no debe ser tarea fácil...
 R. No, nadie lo había hecho antes. Las células empujan a sus vecinas y tiran de ellas con fuerzas cercanas a un nanonewton, es decir, mil millones de veces más pequeñas que un apretón de manos. Tuvimos que desarrollar una nueva microscopía para poder medirlas. Patentamos la técnica y ahora se usa en laboratorios de todo el mundo. 

P. ¿Hacia dónde nos puede llevar este nuevo conocimiento?
 R. Entender cómo las células generan fuerzas y cómo las transmiten a sus vecinas nos permitirá desarrollar nuevas estrategias para abordar enfermedades asociadas al movimiento celular, como por ejemplo la inflamación crónica o el cáncer. Sin fuerzas no hay movimiento, y sin movimiento celular no hay metástasis. Quizás las leyes de la física nos enseñarán a detener la progresión del cáncer.

 P. La secuenciación de proteínas iniciada en los años 50, y que ahora está en fase exponencial, ¿de qué forma ha contribuido al descubrimiento de nuevas terapias?
 R. Conocer la secuencia y la estructura de las proteínas es clave para desarrollar nuevos fármacos. Sin esta estructura es difícil saber cómo podemos interferir con la función de una proteína, o cómo podemos evitar que se una a otra proteína.

 P. El hecho de que ya es posible secuenciar, a bajo coste, el genoma de cada persona, ¿qué beneficios puede comportar?
 R. Nos permitirá conocer la predisposición de cada persona a ciertas enfermedades. Esto es importantísimo para la medicina preventiva, en particular en el caso del cáncer y enfermedades raras. La reducción del coste de la secuenciación del genoma es uno de los grandes éxitos de la tecnología de nuestros tiempos. 

P. ¿Cuánto cuesta hoy en día secuenciar un genoma completo? R. La secuenciación del primer genoma completo fue el resultado de un proyecto de más de diez años y 3000 millones de dólares. Pronto se podrá secuenciar un genoma completo por unos 1000 dólares. La velocidad a la que cae el precio de la secuenciación supera en mucho las predicciones de la famosa ley de Moore para microprocesadores.

 P. ¿Se puede modificar el genoma de un embrión de manera que se pueda evitar el desarrollo de enfermedades hereditarias?
 R. Posiblemente el avance más importante de la biología en los últimos años ha sido el desarrollo de una herramienta llamada CRISPR/Cas9, que permite editar el genoma de prácticamente cualquier célula de cualquier especie. Y no sólo en embriones sino también en adultos porque esta herramienta se puede introducir en los organismos por medio de virus diseñados en el laboratorio. No es ciencia ficción pensar que en muy poco tiempo esta técnica tendrá un impacto directo en la práctica clínica. Se trata de una revolución: es como cortar y pegar genes.

 P. ¿Qué usos se han conseguido ya de esta técnica?
 R. Se han revertido mutaciones que causan ceguera, se ha parado la multiplicación de células tumorales y se ha conseguido que las células sean resistentes a infecciones de virus como el SIDA.

 P. ¿Y cuáles son sus riesgos? 
R. Prácticamente todos los que la ciencia ficción ha podido imaginar: diseño de bebés a la carta, mutantes transhumanos superiores, armas biológicas que sólo afecten a ciertas especies, etc. Según algunos expertos estamos delante la revolución biomédica más importante del último siglo. Como en toda revolución científica hay grandes beneficios para la sociedad y también riesgos para su seguridad. Por esto es importante que haya un discurso ético/legal en paralelo al progreso científico.

 P. Cualquier órgano que deje de funcionar ¿podrá ser regenerado o reemplazado por otro creado con células del propio paciente? ¿En qué plazo estimas que ello será posible?
 R. En este ámbito el progreso también es asombroso. Creo que en 10-15 años podremos crear partes de órganos con células del mismo paciente fuera del cuerpo. La estrategia que tiene más potencial es partir de órganos de cadáveres a los que se les haya quitado todo el material celular, dejando sólo el andamio del órgano, lo que se llama matriz extracelular.

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Fuente:


http://www.saludymedicina.org/uploads/ediciones-impresas/2015/06-el-pais-medicina-septiembre2015.pdf    (página 7).


n.r.p.

sábado, 26 de septiembre de 2015

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (III) : EL FÉNIX.

"Es en sí misma el ser y su descendencia, su propio padre y quien le hereda. Es su nodriza y su discípula. En verdad es el Fénix, es Él, pero no el mismo que fue. Es el que ha alcanzado la vida eterna por la muerte eterna..."

LACTANCIO (240 d.C.-320 d.C.),  Poema del Ave Fénix









"EL FÉNIX, ave fabulosa, fruto de la imaginación de los sacerdotes egipcios, se parece al pavo por su tamaño; tiene sobre su cabeza un penacho o un moño, las plumas del cuello doradas, la cola blanca con manchas carmíneas y los ojos rutilantes como estrellas.
Cuando ve que su muerte está próxima, se construye un nido con maderas impregnadas de resina y gomas aromáticas; se expone a los rayos del sol, se tiende y así muere. Del tuétano de sus huesos nace un gusano que engendra otro fénix, joven, radiante, cuyo primer cuidado es tributar a su padre los honores de la sepultura. Este pájaro se deja ver sólamente una vez cada cinco siglos, ya en una región ya en otra, pero sobre todo en Heliópolis, ciudad de Egipto.
Fue visto por última vez el año 330, cuando Bizancio tomó el nombre de Constantinopla, y de este hecho dedujeron, para los destinos de la ciudad, favorables augurios.
El ave fénix simbolizaba entre los paganos la castidad y la templanza, y entre los cristianos, la resurrección."










FUENTES:



- HUMBERT, JUAN: Mitología griega y romana. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona, 1958.

https://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9nix

n.r.p.

viernes, 25 de septiembre de 2015

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (II) : EL DESTINO Y LAS PARCAS.

«Ella, entretanto, tejía su gran tela en las horas del día y volvía a destejerla de noche a la luz de las hachas.» 

HOMERO, Odisea






Tapiz "El triunfo de la muerte, o las tres Parcas" con un fondo típico de mille-fleursflamenco, h. 1510-20.





"EL DESTINO es un dios ciego, hijo del Caos y de la Noche. Tiene bajo sus pies el globo terráqueo y en sus manos la urna fatal que encierra la suerte de los mortales. Sus decisiones son irrevocables y su poder alcanza a los mismos dioses. Las Parcas, hijas de Temis (la Justicia), son las encargadas de ejecutar sus órdenes.
Las PARCAS eran tres: Cloto, Laquesis y Atropos, y moraban en el reino de Plutón. Las representan de ordinario bajo la figura de unas mujeres pálidas y demacradas que hilan en silencio, a la tenue luz de una lámpara. Cloto, la más joven, tiene en su mano una rueca en la que lleva prendidos hilos de todos los colores y de todas las calidades: de seda y oro para los hombres cuya existencia ha de ser feliz; de lana y cáñamo para todos aquellos que están destinados a ser pobres y desgraciados. Laquesis da vueltas al huso al que se van arrollando los hilos que le presenta su hermana. Atropos, que es la de más edad, aparece con la mirada atenta y melancólica, inspecciona su trabajo, y valiéndose de unas tijeras muy largas, corta de improviso y cuando le place, el hilo fatal.
Jóvenes y viejos, ricos y pobres, pastores y monarcas, nadie escapa a la divinidad inexorable."









FUENTES:


- HUMBERT, JUAN: Mitología griega y romana. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona, 1958.

https://es.wikipedia.org/wiki/Parcas



jueves, 24 de septiembre de 2015

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (I) : LA SIBILA DE CUMAS.


 «Elige», dice, «virgen Cumea, qué deseas. 
 De tus deseos serás dueña». Yo de polvo cogido

 le mostré un puñado: cuantos tuviera de cuerpos ese polvo,

 tantos cumpleaños a mí me alcanzaran, vana, le rogué.

 Se me pasó pedir jóvenes también en adelante esos años:

 éstos con todo él me los daba, y la eterna juventud, 
 si su Venus padecía. Despreciado el regalo de Febo
 célibe permanezco. Pero ya la más feliz edad
 sus espaldas me ha dado, y con tembloroso paso viene la enferma vejez,
 que de sufrir largo tiempo he. Pues ya, aunque para mí siete siglos
 han pasado, aun así resta, para que los números del polvo iguale, 
 trescientas mieses, trescientos mostos ver.
 Un tiempo habrá cuando, de tan gran cuerpo, a mí pequeña
 el largo día me hará, y mis miembros consumidos por la vejez
 se reduzcan a una mínima carga, y ni amada haber sido pareceré
 por un dios, ni haberle complacido: Febo también quizás, él mismo, 
 o no me conocerá o que me amó negará,
 hasta tal punto mutada se me llevará y para nadie visible,
 por mi voz, aun así, se me conocerá. La voz a mí los hados me dejarán»."

El peregrinaje de Eneas (IV) : la Sibila (101-153)METAMORFOSIS
OVIDIO (43 a.C. -17 d.C.).








La Sibila de Cumas, camino a Roma (Elihu Vedder, 1876).




"Las Sibilas eran vírgenes inspiradas que predecían lo futuro y pronunciaban oráculos. Los autores discrepan sobre su número, su nombre, su patria y su historia. Algunos fijan su número en tres, otros en cuatro y otros cuentan hasta diez.
La más conocida es, sin duda, la de Cumas. Apolo, que sentía por ella sincero afecto, prometióle acceder a uno de sus ruegos si cesaba de mostrarse indiferente. Deifobea, tal era su  nombre (otros la llamaban Herofila o Demofila), recogiendo un puñado de arena, pidióle poder vivir tantos años como gramos tenía en la mano. Su deseo le fue satisfecho, pero después ella se burló de Apolo que tan crédulo había sido y huyó. El dios a su vez se burló de ella porque habíase olvidado de pedirle la juventud al mismo tiempo que la longevidad. Pasados treinta o cuarenta años sintió ella debilitarse; a su fresca lozanía sucedió una espantosa demacración, la senilidad hizo sus pasos tardos, su voz se apagó y la existencia se le hizo una carga pesada.
Al llegar Eneas al Lacio fue a consultar a esta Sibila y ella fue la que le introdujo en los infiernos.
Siendo ya de edad muy avanzada, compuso y llevó misteriosamente a Roma, donde a aquella sazón gobernaba Tarquino el Soberbio, los libros poéticos llamados Sibilinos. Cubierta con un amplio velo, avanzó grave y con seguro pie hasta el palacio de Tarquino  y pidió que le fuese concedido poder hablar con él. Admitida a su presencia, muéstrale nueve manuscritos y le dice: "Príncipe, quiero cobrar trescientas monedas de oro por estas hojas en que se encierran los destinos de Roma". Tarquino sonríe al oir semejante proposición y no se digna contestar. Deifobea no se arredra por ello; arroja al fuego tres de sus manuscritos y añade: "Príncipe, no podréis pagar en lo que valen estos seis rollos: en ellos se hallan contenidos los destinos de Roma". A esta nueva súplica, Tarquino se encoge de hombros y trátala de extravagante. Deifobea no cambia de táctica, quema otros tres cuadernos y dice de nuevo al monarca: "Rey de los romanos, nunca se pagará bastante lo que queda de estos oráculos: pido que me paguéis por ellos trescientas monedas de oro". Tarquino, después de dudar un momento, muda de parecer, reúne a los grandes de su corte para consultarlos, entrega a la vieja Sibila la suma pedida y recibe los preciosos libros que constituían una recopilación de las predicciones hechas sobre los destinos del imperio romano. Desde entonces, nada que tuviera alguna importancia se emprendía en Roma sin consultarlos. En tiempo de guerra, sedición, peste o hambre, recurrían a los versos sibilinos, que quedaron constituídos en oráculo permanente, respetado e infalible. Para atender a la conservación de tales libros, se había establecido un colegio de sacerdotes llamados quindecenviros y sólamente ellos tenían derecho a interpretarlos."









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FUENTES:

- HUMBERT, JUAN: Mitología griega y romana. Editorial Gustavo Gili, S.A. Barcelona, 1958.

https://es.wikipedia.org/wiki/Sibila_de_Cumas

https://es.wikisource.org/wiki/Las_metamorfosis:_Libro_XIV

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-26-12-2002/abc/Cultura/el-ultimo-secreto-de-la-sibila-cumana_152000.html

http://elpais.com/diario/2007/11/24/viajero/1195942095_850215.html




martes, 22 de septiembre de 2015

LA MUERTE, EL "MARAVILLOSO ALIVIO", SEGÚN ARTHUR SHOPENHAUER.-

Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar favorable para renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿ qué otra cosa es esto sino la doctrina de la inmortalidad enseñada por la naturaleza?
Arthur Shopenhauer.



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Según el pensamiento del filósofo alemán Arthur Shopenhauer (1788-1861), el verdadero infierno para los seres humanos está en la  Tierra. El mundo no constituye más que dolor y sufrimiento constantes. Contra la tesis de Leibniz (que recogería más tarde Voltaire en su cuento "Cándido"), de que éste es el mejor de los mundos posibles, Shopenhauer afirma radicalmente lo opuesto, es decir, que es el peor de los mundos posibles. Con razón, llaman a Shopenhauer el "filósofo del pesimismo". Por tanto, la muerte es para él algo positivo, "un maravilloso alivio", pues con ella se pone fin al sufrimiento del ser humano ("parece que la conclusión de toda actividad vital es un maravilloso alivio para la fuerza que la mantiene. Esto explica tal vez la expresión de dulce serenidad difundida en el rostro de la mayoría de los muertos"). En sus ideas acerca de la muerte, se refleja la influencia de Platón y de las filosofías hindúes (la transmigración de las almas), cuando dice "¿Dónde está esa nada cuyo abismo temes? Reconoce tu mismo ser en esa fuerza íntima, oculta, siempre activa, del árbol, que, a través de todas sus generaciones de hojas, no es atacada ni por el nacimiento ni por la muerte ¿No sucede con las generaciones humanas como con las de las hojas?".
Además de estas reflexiones acerca de la muerte, Shopenhauer afirma también que no hay distinción entre vigilia y sueño, entre realidad y sueño, como si  estar despiertos y estar durmiendo fuese lo mismo. Lo que afirmó la antiquísima filosofía india, lo que han dicho los poetas de todos los tiempos, desde Píndaro hasta Calderón, encuentra, según Shopenhauer, una confirmación decisiva en la conclusión idealista de la filosofía moderna: la vida es sueño, y se distingue del sueño propiamente dicho tan sólo por su mayor continuidad y conexión interior. Esto último, se está demostrando en cierta manera que puede ser cierto. Muy recientemente, leí un artículo en  el diario El País, titulado "Mientras tu cerebro duerme", escrito por Javier Sampedro (periodista y doctor en genética y biología molecular), donde se comentaba "las últimas investigaciones de la actividad cerebral durante el sueño REM (el sueño con sueños), donde se concluye que la actividad neuronal resulta ser "enormemente parecida a la vigilia, al mundo visual".Y que "ahí arriba estar soñando contigo no es tan diferente de mirarte". 
Hace años, recién fallecida nuestra madre, mi hermano y yo tuvimos varios sueños "especiales", donde aparecía ella y nos hablaba. Recuerdo que esos sueños tenían una apariencia muy viva, demasiado viva para tratarse de un sueño normal sin más, era como si de verdad estuviese hablando con ella. Quizás los sueños sirvan de puente de conexión con otras realidades que no podemos captar o percibir estando despiertos. 
La muerte es el "maravilloso alivio" ante una vida llena de sufrimiento, miseria y pena; el sueño es el viaje temporal a esa paz interior.








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La muerte es el genio inspirado, el Muságetas de la filosofía...Sin ella difícilmente se hubiera filosofado.
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Nacimiento y muerte pertenecen igualmente a la vida y se contrapesan. El uno es la condición de la otra. Forman los dos extremos, los dos polos de todas las manifestaciones de la vida. Esto es lo que la más sabia de las mitologías, la de la India, expresa con un símbolo, dando como atributo a Siva, el dios de la destrucción, al mismo tiempo que su collar de cabezas de muerto, el "linga", órgano y símbolo de la generación. El amor es la compensación de la muerte, su correlativo esencial; se neutralizan, se suprimen el uno al otro. Por eso los griegos y los romanos adornaban esos preciosos sarcófagos que aún vemos hoy con bajorrelieves figurando fiestas, danzas, bodas, cazas, combates de animales, bacanales, en una palabra, imágenes de la vida más alegre, más animada, más intensa, hasta grupos voluptuosos y hasta sátiros ayuntados con cabras.
Su objeto era evidentemente llamar la atención al espíritu de la manera más sensible, por el contraste entre la muerte del hombre, quien se llora encerrado en la tumba, y la vida inmortal de la naturaleza.

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La muerte es el desate doloroso del nudo formado por la generación con voluptuosidad. Es la destrucción violenta del error fundamental de nuestro ser, el gran desengaño.


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La individualidad de la mayoría de los hombres es tan miserable y tan insignificante, que nada pierden con la muerte. Lo que en ellos pueden aún tener algún valor, es decir, los rasgos generales de humanidad, eso subsiste en los demás hombres. A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar la duración.

Si le concediesen al hombre un vida eterna, la rigidez inmutable de su carácter y los estrechos límites de su inteligencia le parecerían a la larga tan monótonos y le inspirarían un disgusto tan grande, que para verse libre de ellos concluiría por preferir la nada.te
Exigir la inmortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito. En el fondo, toda individualidad es un error especial, una equivocación, algo que no  debiera existir, y el verdadero objetivo de la vida es librarnos de él.
Prueba de ello que la mayoría de los hombres, por no decir todos, están constituidos de tal suerte, que no podrían ser felices en ningún mundo donde sueñan verse colocados. Si ese mundo estuviera exento de miseria y de pena, se verían presa del tedio, y e la medida en que pudieran escapar de éste volverían a caer en las miserias, los tormentos, los sufrimientos. Así, pues, para conducir al hombre a un estado mejor, no bastaría ponerle en un mundo mejor, sino que sería preciso de toda necesidad transformarle totalmente, hacer de modo que no sea lo que es y que llegara a ser lo que no es. Por tanto, necesariamente tiene que dejar de ser lo que es.
Esta condición previa la realiza la muerte, y desde este punto de vista, concíbese su necesidad moral.
Ser colocado en otro mundo y cambiar totalmente su ser, son en el fondo una sola y misma cosa.
Una vez que la muerte ha puesto término a una conciencia individual, ¿sería deseable que esta misma conciencia  se concediese de nuevo para durar una eternidad? ¿qué contiene la mayor parte de las veces? Nada más que un torrente de ideas pobres, estrechas, terrenales y cuidados sin cuento. Dejadla, pues, descansar en paz para siempre.
Parece que la conclusión de toda actividad vital es un maravilloso alivio para la fuerza que la mantiene. Esto explica tal vez la expresión de dulce serenidad difundida en el rostro de la mayoría de los muertos.


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¡Cuán larga es la noche del tiempo ilimitado si se compara con el breve ensueño de la vida!



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Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar favorable para renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿ qué otra cosa es esto sino la doctrina de la inmortalidad enseñada por la naturaleza? Esto quiere darnos a entender que entre el sueño y la muerte no hay diferencias radicales, que ni el uno ni la otra ponen en peligro la existencia. El cuidado con que el insecto prepara su celdilla, su agujero, su nido, así como el alimento para la larva que ha de nacer en la primavera próxima, y hecho esto muere tranquilo, seméjase en todo al cuidado con que un hombre coloca en orden por la noche sus vestidos y dispone su desayuno para la mañana siguiente, y luego se duerme en paz.

Esto no podría suceder si el insecto que ha de morir en otoño, considerado en sí mismo y en su verdadera esencia, no fuese idéntico al que ha de desarrollarse en primavera, lo mismo que el hombre que se acuesta es el que después se levanta.


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Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está! Millares de perros han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de todos aquéllos no ha tocado para nada la idea del perro.

Esta idea no se ha oscurecido por su muerte. He aquí por qué vuestro perro está tan fresco, tan animado por fuerzas juveniles, como si éste fuera su primer día y no hubiese de tener término. A través de sus ojos brilla el principio indestructible que hay en él, el "archceus".
¿Qué es, pues lo que la muerte ha destruido a través de millares de años? No es el perro; ahí está, delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra, su figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir sino en el tiempo.


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Por su persistencia absoluta, la materia nos asegura una indestructibilidad, en virtud de la cual quien fuere incapaz de concebir otra idea podría consolarse con la de cierta inmortalidad. "¡Qué -se dirá-,la persistencia de un puro polvo, de una materia bruta, ¿puede ser la continuidad de nuestro ser?"

¿Pero conocéis ese polvo, sabéis lo que es y lo que puede? Antes de menospreciarlo aprended a conocerlo. Esta materia, que no es más que polvo y ceniza, disuelta muy pronto en el agua, se va a convertir en un cristal, a brillar  con el brillo de los metales, a producir chispas eléctricas, a manifestar su poder magnético..., a modelarse en plantas y animales y a desarrollar, en fin, en su seno misterioso esa vida cuya pérdida atormenta tanto a vuestro limitado espíritu. ¿No es nada, pus, el perdurar bajo la forma de esta materia?.
No conocemos mayor juego de dados que el juego del nacimiento y de la muerte. Preocupados, interesados, ansiosos hasta el extremo, asistimos a cada partida, porque a nuestros ojos todo va puesto en ella. Por el contrario, la naturaleza, siempre franca y abierta, se expresa acerca de este asunto de una manera muy diferente. Dice que nada le importa la vida o la muerte del individuo y esto lo expresa entregando la vida del animal y también la del hombre a menores azares, sin hacer ningún esfuerzo para salvarlos. Fijaos en el insecto que va por vuestro camino; el menos extravío involuntario de vuestro pie decide de su vida o de su muerte. Ved el animal de los bosques , desprovisto de todo medio de huir, defenderse, engañar, ocultarse, presa expuesta al primero que llegue; ved el pez cómo juega, libre de inquietudes, dentro de la red  aún abierta; la rana, a quien su lentitud impide huir y salvarse; el ave que revolotea a la vista del halcón que se cierne sobre ella y a quien no ve; la oveja espiada por el lobo oculto en el bosque: todas esas víctimas, débiles, inertes, imprudentes, vagan en medio de ignorados riesgos que a cada instante las amenazan. La naturaleza, al abandonar así sin resistencia sus organismos, no sólo a la avidez del más fuerte, sino al azar más ciego, al humor del primer imbécil que pasa, a la perversidad del niño, la naturaleza expresa así, con su estilo lacónico, de oráculo, que le es indiferente el anonadamiento de esos seres, que no puede perjudicarla, que nada significa, y que en casos tales tan indiferente es la causa como el efecto...
Así pues, cuando esta madre soberana y universal expone a sus hijos sin escrúpulo alguno a mil riesgos inminentes, sabe que el sucumbir es que caen otra vez en su seno, donde los tiene ocultos. Su muerte no es más que un retozo, un jugueteo. Lo mismo le sucede al hombre que a los animales. El oráculo de la naturaleza se extiende a nosotros. Nuestra vida o nuestra muerte no los conmueve, y no debieran emocionarlos, porque nosotros también formamos parte de la naturaleza.
Estas consideraciones nos traen a nuestra propia especie. Y si miramos adelante, hacia un porvenir muy remoto, y tratamos de representarnos las generaciones futuras, con sus millones de individuos humanos diferentes de nosotros en usanzas y costumbres, nos hacemos estas preguntas: "¿De dónde vendrán todos? ¿Dónde están ahora? ¿Dónde se halla el amplio seno de la nada, preñado del mundo, que aún guarda las generaciones venideras?".
Pero a estas preguntas hay que sonreírse y responder: "No puede estar sino donde toda realidad ha sido y será, en el presente y en lo que contiene".
Por consiguiente, en ti, preguntón insensato, que desconoces tu propia esencia y te pareces a la hoja del árbol cuando, marchitándose en otoño pensando en que se ha de caer, se lamenta de su caída, y no queriendo consolarse a la vista del fresco verdor con que se engalanará el árbol en la primavera, dice gimiendo: "No seré yo, serán otras hojas."
¡Ah, hoja insensata! ¿Adónde quieres ir, pues, y de dónde podrían venir las otras hojas? ¿Dónde está esa nada cuyo abismo temes? Reconoce tu mismo ser en esa fuerza íntima, oculta, siempre activa, del árbol, que, a través de todas sus generaciones de hojas, no es atacada ni por el nacimiento ni por la muerte. ¿No sucede con las generaciones humanas como con las de las hojas?


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Fuentes:

-Shopenhauer, A.. "El amor, las mujeres y la muerte". Biblioteca E.D.A.F., Madrid, 1963.

-Abbagnano, Nicolás: "Historia de la Filosofía", tomo III, Montaner y Simón Editores, S.A., Barcelona, 1973.

http://elpais.com/elpais/2015/08/16/opinion/1439738933_198261.html


martes, 8 de septiembre de 2015

PÁRRAFOS ESCOGIDOS (VIII): "LEJOS DE ÁFRICA" ("OUT OF AFRICA") DE ISAK DINESEN (KAREN BLIXEN).

"Desde los Bosques y las Tierras Altas, venimos, venimos."
Isak Dinesen, Out of Africa.







"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong". Con esta sugerente frase da comienzo una de las obras literarias más conocidas acerca del continente africano, "Out of Africa" ("Lejos de África"), publicada en 1937, y más conocida en España con el título de "Memorias de África". Su autora, la baronesa Karen Blixen (nacida en Dinamarca y de apellido Dinesen, de soltera), escribía siempre con el pseudónimo de "Isak Dinesen". En 1985, el Director de cine Sidney Pollack, estrenó película acerca de la historia de esta escritora en Nairobi (Kenya), y sus vicisitudes, que acabaron siendo un completo desastre económico, con la plantación de café. La excesiva altitud del terreno para el cultivo cafetero hacía que aquel lugar donde tenía la granja (la finca se llamaba MBagathi y fue comprada con dinero de la familia materna de Karen), Ngong, no fuera el idóneo para ese tipo de cultivo. Karen estuvo allí 17 años. Curiosamente, sus memorias escritas, "Out of Africa", difieren de la historia narrada en la película de Pollack: su marido, el barón Bror Blixen-Finecke, no aparece en ningún párrafo del libro, ni se hace mención alguna a los problemas de salud graves que arrastró Karen, provocados por el contagio de sífilis por su marido. También difiere, bastante, la relación con su amigo Denys Finch-Hatton. En la película de S. Pollack, claramente aparecen como amantes. Sin embargo, en el libro, no pasa de una excelente relación de amistad, nada más eso. Pollack tuvo que basarse en varias biografías acerca de la escritora, además de sus propias memorias, para la redacción del guión de la película. Ésta, con una banda sonora maravillosa y ese comienzo con la imagen del tren recorriendo con muchísima velocidad y fuerza la sabana africana (por momentos, nos recuerda a la original pintura de Turner "Lluvia, vapor y velocidad"), resulta un tanto ñoña y quizás excesivamente romántica, en comparación con el libro de Karen. De sus Memorias de África, escritas desde la lejanía y el frío clima de Dinamarca, queda en la retina del lector un profundo amor y respeto por el continente africano y sus nativos. Karen narra, con finos detalles, su relación con sus vecinos kikuyus, los masai y los somalíes, cuyas reservas estaban situadas entonces en los alrededores de su granja. De ese tremendo choque cultural, aprendió muchísimo la escritora danesa y supo trasladárselo al lector, contagíandole la profunda convicción de que tanto la sabiduría, como las costumbres ancestrales de los nativos a los que ella trató a lo largo de esos diecisiete dichosos años, son una fuente de conocimiento y cultura tan válida y exacta como la que posee el "hombre blanco".


















-MEMORIAS DE ÁFRICA (OUT OF AFRICA)-
I. KAMANTE Y "LULÚ": 1. La granja de Ngong:





"Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías.
La situación geográfica y la altitud se combinaban para formar un paisaje único en el mundo. No era ni excesivo ni opulento; era el África destilada a seis mil pies de altura, como la intensa y refinada esencia de un continente. Los colores eran secos y quemados, como los colores en cerámica. Los árboles tenían un follaje luminoso y delicado, de estructura diferente a la de los árboles de Europa; no crecían en arco ni en cúpula, sino en capas horizontales, y su forma daba a los altos árboles solitarios un parecido con las palmeras, o un aire romántico y heroico, como barcos aparejados con las velas cargadas, y los linderos del bosque tenían una extraña apariencia, como si el bosque entero vibrase ligeramente. Las desnudas y retorcidas acacias crecían aquí y allá entre la hierba de las grandes praderas, y la hierba tenía un aroma como de tomillo y arrayán de los pantanos; en algunos lugares el olor era tan fuerte que escocía las narices. Todas las flores que encontrabas en las praderas o entre las trepadoras y lianas de los bosques nativos eran diminutas, como flores de las dunas; tan sólo en el mismísimo principio de las grandes lluvias crecía un cierto número de grandes y pesados lirios muy olorosos. Las panorámicas eran inmensamente vacías. Todo lo que se veía estaba hecho para la grandeza, y poseía una inigualable nobleza.
La principal característica del paisaje y de tu vida en él era el aire. Al recordar una estancia en las tierras altas africanas te impresiona el sentimiento de haber vivido durante un tiempo en el aire. Lo habitual era que el cielo tuviera un color azul pálido o violeta, con una profusión de nubes poderosas, ingrávidas, siempre cambiantes, encumbradas y flotantes, pero también tenía un vigor azulado, y a corta distancia coloreaba con un azul intenso y freco las cadenas de colinas y los bosques. A mediodía el aire estaba vivo sobre la tierra, como una llama; centelleaba, se ondulaba y brillaba como agua fluyendo, reflejaba y duplicaba todos los objetos creando una gran Fata Morgana. Allí arriba respirabas a gusto y absorbías seguridad y ligereza de corazón. En las tierras altas te despertabas por la mañana y pensabas: "Estoy donde debo estar"."









 Una acacia, en Ngong, Nairobi (Kenia).








Karen Blixen, con uno de sus perros.




Con sus vecinos nativos.









Con su gran amigo, Denys  Finch-Hatton.





 La tumba de Karen Blixen, en Rungsted Kyst, Copenhague:









Fuentes:


 http://blixen.dk/

http://www.viajeros.com/articulos/544-karen-blixen-de-baronesa-a-granjera-africana 

 http://elpais.com/diario/2004/04/17/viajero/1082236094_850215.html

http://www.javiermarias.es/VIDASESCRITAS/dinesen.html