"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

viernes, 17 de abril de 2015

jueves, 2 de abril de 2015

"San Juan Bautista Niño", de Miguel Ángel Buonarrotti, símbolo de victoria contra la barbarie.-

Sin arte la vida sería un error.
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Alguien dijo que el arte es la firma de la civilización. En el caso de esta preciosa escultura, creada por el artista italiano Michelanchelo Buonarrotti, Miguel Ángel - y única obra suya situada en España-, en 1495 por un encargo de uno de los Médici de Florencia, mecenas del escultor, estamos no sólo ante una de las más bellas obras que haya dado fruto la civilización humana, sino, además, ante todo un símbolo de la victoria frente a la barbarie de una guerra. Esta escultura fue ferozmente destrozada durante la Guerra Civil española (estaba colocada en el Altar mayor de La Capilla del Salvador, en Úbeda), hace casi ochenta años, y fue recogida de entre los destrozos y restaurada en Italia, durante un largo tiempo, diecinueve años. Los propietarios de La Capilla del Salvador, la Fundación Casa Ducal Medinaceli y los restauradores, han considerado conveniente dejar visibles las huellas del profundo maltrato realizado a la obra de Miguel Ángel. En la Guerra Civil española no hubo lugar de culto sagrado que fuera respetado. Muchísimas tallas, pinturas y reliquias fueron profanadas miserablemente. Muchas fueron destruidas totalmente, sin posibilidad de recuperación y reconstrucción, una vez terminada la guerra. Otras, muy pocas, llegaron a ver la luz de la renovada civilización y han podido resucitar de sus cenizas, como el Ave Fénix, como el San Juan Bautista Niño, de Miguel Ángel. Todo un triunfo  simbólico contra la intolerancia religiosa en tiempos de guerra. Es un "y aquí estoy, después de lo que me hicísteis. No habéis podido conmigo". Ni una guerra civil tan sangrienta y avasalladora como la española pudo con él. Seguramente, de no tratarse de una creación tan especial (obra de Miguel Ángel y la única -comprobada su autenticidad- suya en suelo español), no habría sido restaurada con tanto esmero, dedicación, medios humanos y materiales durante estos últimos veinte años.









































Fuentes:

https://www.museodelprado.es/exposiciones/info/en-el-museo/san-juanito/exposicion/

http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/30/actualidad/1427731776_937979.html


http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/20/actualidad/1369081610_637669.html

http://www.fundacionmedinaceli.org/

 http://www.ubedaporlacultura.es/es/arte-y-diseno/53-sobre-el-san-juanito-de-ubeda.html

http://ubeda.ideal.es/directorio/turismo-y-patrimonio/3263-con-el-regreso-del-san-juanito-ubeda-tendra-el-unico-miguel-angel-de-espana.html


http://toledoolvidado.blogspot.com.es/2011/04/la-barbarie-anticlerical-en-la-guerra.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Quema_de_conventos_de_1931_en_Espa%C3%B1a


http://www.visitaubedaybaeza.com/miscelaneus/los-destrozos-de-la-guerra-civil-en-la-sacra-capilla-del-salvador





jueves, 12 de febrero de 2015

PÁRRAFOS ESCOGIDOS (VI): "HISTORIA DE DOS CIUDADES", de Charles Dickens.-


"Debía llegar un día en que la sangre correría sobre el empedrado de las calles y dejaría manchas rojas en la cara y en las manos de la mayor parte de los que allí se encontraban".
Historia de dos ciudades (1859). Charles Dickens.






«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.». Así comienza una de las mejores novelas de Charles Dickens, ambientada en los albores de la Revolución Francesa. Las dos ciudades que dan título a la novela son Londres y París. Londres, aquí simboliza la paz y tranquilidad, el orden en las calles y la justicia. Por el contrario, París simboliza el horror, el caos en las calles y la venganza...




“Yo, Alejandro Manette, desgraciado médico, natural de Beauvais y residente luego en París, escribo este documento en mi triste calabozo de la Bastilla, en el último mes de… Lo ocultaré luego en un agujero practicado en la chimenea, y tal vez lo encuentre un hombre compasivo cuando yo no exista ya.
”Escribo con un clavo y con hollín y polvo de carbón por tinta, a la que mezclo algo de sangre. Este es mi décimo año de cautiverio y ya he perdido toda esperanza. Además, me doy cuenta de que pronto me abandonará la razón, pero declaro solemnemente que todavía estoy en posesión de mi entero juicio y que mi memoria es exacta, así como que escribo la verdad.
”Una noche de diciembre de…, paseaba yo junto al muelle del Sena, a bastante distancia de mi residencia, cuando llegó junto a mí un carruaje que iba bastante aprisa. Me aparté para no ser atropellado y entonces uno de sus ocupantes sacó la cabeza por la ventanilla Y ordenó parar.
”El coche se detuvo casi inmediatamente y la misma voz me llamó por mi nombre.
Cuando llegué junto al coche ya habían bajado las dos personas que lo ocupaban y que iban envueltas en capas, como si quisieran ocultarse. Ambos eran jóvenes, de mi edad, y se parecían bastante.
”Se cercioraron de que yo era el doctor Manette y luego me dijeron que después de haber estado en mi casa y de averiguar que, probablemente, estaría paseando junto al río, acudieron a mi encuentro. Dicho esto me invitaron a subir al carruaje de modo que más parecía una orden. Me resistí tratando de averiguar qué deseaban y me contestaron que se trataba de prestar mis auxilios médicos a un enfermo. No tuve más remedio que obedecer y al poco rato el carruaje había salido de la ciudad para detenerse ante una casa solitaria que se hallaría a cosa de media legua de París. Bajamos los tres a un jardín algo abandonado y entramos en la casa.
”A la luz reinante comprendí que aquellos hombres eran hermanos y tal vez gemelos, pero inmediatamente solicitaron mi atención unos gritos que procedían, aparentemente, de una habitación situada en el primer piso. Me condujeron allí y a la habitación en que se hallaba la paciente, pues era una mujer joven, de gran belleza. Tendría veinte años, estaba despeinada y tenía los brazos atados a los costados. Inmediatamente vi que la pobre mujer sufría una fiebre cerebral. Me acerqué a ella, le puse la mano en el pecho tratando de calmarla, en tanto que ella, con los ojos desorbitados, pronunciaba a gritos las siguientes palabras: “Mi marido, mi padre, mi hermano.” Luego contaba hasta doce y volvía a pronunciar las mismas palabras, sin la menor variación.
”Pregunté por la duración del ataque, y el que parece mayor de los dos hermanos me contestó que desde la noche anterior a la misma hora.
”Indagué, entonces, si la desgraciada mujer tenía padre, hermano y marido. Me contestaron que tenía hermano y que el hecho de que la desgraciada contara hasta doce, sin parar, podía relacionarse con la hora de las doce de la noche.
”Como nada me habían advertido acerca de la naturaleza de la dolencia, yo estaba desprovisto de los medios de aliviar a la enferma, y al hacerlo constar me ofrecieron una caja en que había algunas medicinas; escogí las que me parecieron apropiadas y conseguí que la paciente tragara cierta cantidad de ellas. Como era preciso observar el efecto que producían en la enferma, me senté a su lado, en tanto que ella seguía gritando las mismas palabras.
”Mientras estaba así, al lado de la desgraciada mujer, uno de los dos hermanos me dijo que había otro enfermo, y dándome cuenta de que, probablemente, se trataría de un caso también urgente, seguí a los dos jóvenes, que me llevaron a una especie de buhardilla, donde, tendido en el suelo y con una almohada bajo la cabeza, estaba un muchacho campesino, que no contaría arriba de diecisiete años. Estaba echado de espaldas, con una mano, en el pecho y los ojos mirando al techo. Me di cuenta de que estaba herido y de muerte, y arrodillándome a su lado, le dije que era médico y que acudía a cuidarlo.
”Al principio se negó a dejarse examinar, pero luego consintió y vi que tenía una herida en el pecho, producida por una espada, tal vez el día anterior, pero no era posible salvarlo. Se moría y al volver los ojos hacia los dos hermanos, observé que contemplaban al pobre muchacho con la misma indiferencia que si fuese un conejo o un pájaro moribundo.
”Pregunté cómo fue herido el muchacho, y uno de los hermanos me contestó que aquel siervo le había obligado a desenvainar la espada, pero que cayó muerto en duelo, cual si fuese un caballero. En sus palabras no pude advertir la menor emoción ni sentimiento humanitario.
”Entonces el herido se volvió hacia mí y me dijo:
”—Estos nobles son muy orgullosos, doctor, pero también nosotros, los perros, lo somos a veces. Nos roban, nos ultrajan, nos pegan y nos matan, pero a veces tenemos un poco de orgullo. ¿La habéis visto, doctor?
”Desde allí se oían los gritos de la desgraciada. Yo le contesté afirmativamente y él me dijo entonces que era su hermana y que estaba prometida a un vasallo de los mismos nobles, con el que se casó, aunque estaba enfermo y delicado, pero cuando hacía pocas semanas de su boda, uno de los dos nobles, que vio a su hermana, quiso hacerla suya y para lograr que su propio marido la convenciera de que consintiese en tal infamia, cogieron al desgraciado y lo uncieron a un carro y le obligaron a tirar de él. Luego, por la noche, lo pusieron de centinela para que acallara el canto de las ranas, a fin de que no turbasen el sueño de los señores. Y así, tirando de un carro de día y de noche cuidando de que las ranas no cantaran, el pobre hombre, un día en que le soltaron para que se fuera a comer, si encontraba qué, exhaló doce sollozos, uno por cada campanada del reloj y murió en los brazos de su esposa.
”El moribundo se sostenía tan sólo por su deseo de referir aquel tremendo drama y continuó:
”—Una vez muerto mi cuñado se apoderaron de mi pobre hermana. Yo lo supe y llevé la noticia a nuestro padre, cuyo corazón se quebrantó al oírla. Luego acompañé a mi hermana menor hasta un sitio donde no la encontrarán y en donde ya no será nunca más la vasalla de ese hombre. Hecho eso fui al encuentro de ese noble, y aunque soy un perro despreciable, empuñaba una espada... Pero, ¿dónde está la ventana? ¿No había una ventana? —preguntó— Me oyó mi hermana y acudió corriendo, pero le dije que no se acercara hasta que uno de los dos estuviera muerto. El raptor empezó tirándome algunas monedas y luego me pegó con su látigo, pero yo, a pesar de ser un perro y nada más le abofeteé hasta obligarle a sacar la espada. Puede romper ahora la que manchó con la sangre de un villano, pero lo cierto es que tuvo que desenvainarla para defender su vida.
El moribundo hizo una pausa y luego rogó:
—Incorporadme, doctor. ¿Dónde está ese hombre que no le veo? Volvedme el rostro hacia él, que quiero verle.
”Hice lo que me pedía y él, entonces, encarándose con el hermano menor, gritó:
—Día llegará, marqués, en que será preciso dar cuenta de todas estas cosas y para entonces te emplazo a ti y a todos los de tu raza maldita para que respondáis de vuestros crímenes y como testimonio de ello te marco con esta cruz.
“Llevó los dedos a su pecho y retirándolos mojados en sangre, trazó una cruz en el aire. Luego se quedó rígido y cayó muerto.
”Cuando volví junto a la enferma, la encontré de la misma manera. Comprendí que podía continuar de igual modo por espacio de muchas horas, aunque no dudaba de que moriría. Repetí el medicamento y me senté a su lado hasta que la noche estuvo muy avanzada. La desgraciada seguía gritando las mismas palabras que antes.
”Pasaron treinta y seis horas más, sin que variase su estado, hasta que el ataque empezó a ceder y se calló, quedándose como muerta.
”Entonces fue cuando pude darme cuenta de que la pobre estaba encinta y eso me hizo perder las pocas esperanzas que tenía de salvarla.
”En aquel momento entró en la estancia el marqués y me preguntó si había muerto.
“Contesté negativamente, añadiendo que sin duda moriría muy pronto. El marqués se acercó a mí y en voz baja me indicó la conveniencia de que en cuanto hubiese terminado todo, yo olvidara aquellos hechos.
”No le contesté fingiendo que estaba examinando a la enferma y al levantar los ojos me vi frente a frente de los dos hermanos. A partir de entonces y durante la semana que tardó en morir la desgraciada mujer, cuando iba a visitarla, siempre me encontraba con uno de los dos hermanos. Evidentemente estaban disgustados porque el menor hubiese tenido necesidad de desenvainar la espada contra un villano y hasta pude advertir que me miraban con poca simpatía, aunque, ostensiblemente, me trataban con la mayor cortesía.
”Una noche murió la enferma, sin que me hubiera sido posible obtener noticias de ella acerca de su nombre o de las circunstancias en que se desarrollaron los hechos. Los dos hermanos me esperaban en la planta baja cuando me disponía a marcharme y me preguntaron si había muerto. Contesté que sí y ellos respiraron aliviados de un gran peso. Luego me pusieron en las manos un cartucho de monedas de oro, pero lo dejé sobre la mesa y me negué a aceptarlo; en vista de eso, me hicieron un grave saludo y se marcharon.
“A la mañana siguiente llevaron a mi casa el mismo cartucho de monedas de oro. Mientras tanto, yo había decidido ya lo que debía hacer. Escribiría aquel mismo día al ministro, refiriéndole los dos casos en que había intervenido, pues aunque no ignoraba la influencia de que gozaban los nobles, quería dejar mi conciencia tranquila.
”Había terminado casi la carta en cuestión, cuando recibí la visita de una señora joven, simpática y hermosa, que parecía estar muy agitada. Se presentó como esposa del marqués de Saint Evremonde; parece que tenía sospechas del suceso a que vengo refiriéndome, de la parte que en él tuvo su esposo y de mi intervención. Ignoraba que la pobre joven hubiese muerto y su propósito era acudir en su auxilio para alejar de su esposo la cólera de Dios. Tenía razones para creer que existía otra hermana más joven y manifestó deseos de protegerla, pero yo, además de asegurarle que, en efecto, existía, nada más pude decirle acerca de su paradero, porque lo ignoraba.
”La pobre señora tenía muy buenos sentimientos y no era feliz en su matrimonio. Cuando la acompañé hasta su carruaje, vi a su hijito, niño de dos a tres años que la esperaba en el coche.
”—Por amor de mi hijo —dijo entre lágrimas— he de reparar, en cuanto me sea posible, todo el mal que se ha hecho. Temo que mi hijo pague las culpas de su padre si yo no procuro hacer algún bien, y mi primer cuidado será hacer que mi hijo llegue a ser un hombre bueno y compasivo y que procure hacer todo el bien que pueda a esa hermana si es posible hallarla.
”Se marchó y ya no la volví a ver. Luego sellé mi carta y no atreviéndome a confiarla a manos extrañas la llevé en persona a su destino.
”Aquella noche, la última del año, hacia las nueve, llegó a mi casa un hombre vestido de negro, solicitando verme. Mi criado, Ernesto Defarge, lo introdujo a mi presencia.
”—Un caso urgente en la calle de San Honorato —me dijo.
”Tenía ya un carruaje dispuesto ante la puerta y en él me trajeron aquí, a mi tumba. A poca distancia de mi casa me amordazaron y me ataron los codos. De un rincón obscuro de la calle salieron el marqués y su hermano para identificarme. El marqués me mostró la carta que escribiera al ministro y la quemó con ayuda de una linterna que le ofrecieron. No me dijeron una palabra. Fui transportado aquí, y enterrado en vida.

”Si Dios hubiese permitido que cualquiera de los dos hermanos me trajera noticias de mi esposa adorada, aunque no fuese más que para decirme si vive o ya ha muerto, creería que no los ha abandonado por completo. Pero ahora creo que la cruz de sangre que trazó aquel pobre muchacho ha sido fatal para ellos. Y a ellos y a sus descendientes, hasta el último de su raza, yo, Alejandro Manette, desgraciado preso, en esta noche, última del año …, los denuncio al cielo y a la tierra.”


Carta del Dr. Alexander Manette, leída ante el Tribunal revolucionario que juzga a su yerno, Charles Darnay, acusado por el mero hecho de ser descendiente de la nobleza (marqueses, la familia Evrémonde). Parte tercera, capítulo 10º.







Descargar Historia de dos ciudades:

















































miércoles, 4 de febrero de 2015

COMERCIO ELECTRÓNICO (I) : EL E-COMMERCE ESTÁ SALVANDO AL COMERCIO MINORISTA.


"Casa Gaspar, la antigua tienda familiar de un pueblo de Barcelona, vende el 90% de sus juguetes por Internet a toda España y Europa. "Habríamos cerrado sin el e-commerce. Hace cinco años abrimos nuestra tienda online, y ahora vendemos hasta en Asia gracias a Amazon que nos trae el 60% del negocio", explica su dueño, Ramón Fábregas. Alcaná Libros empezó a vender títulos de segunda mano por Internet hace 12 años, un año después abrió la tienda de calle, y hace un par de años saltó a los cinco continentes de la mano de Amazon. "Vendemos el 90% de los libros por Internet, somos ocho personas para responder las entregas, y rotar con rapidez un catálogo de 110.000 títulos, los últimos subidos a Internet son los más vendidos", cuenta Jorge Sabater, todavía sorprendido de que EE UU sea su segundo mercado (...)". 


 Este párrafo de arriba, entrecomillado, extraído de un artículo publicado en la sección de negocios-economía de el diario El País el pasado domingo 25 de Enero y titulado "LAS TIENDAS DE BARRIO SALEN AL MUNDO", describe muy bien la revitalización que está disfrutando el comercio minorista en la actualidad y, todo ello, gracias a Internet. Este auge de la venta minorista, gracias a Internet, también está beneficiando mucho a las empresas de transporte y mensajería (Correos, Seur, Mrw, Dhl, Ups, Nacex, etc.) que han visto incrementado notablemente su trabajo, al ser un intermediario o agente totalmente imprescindible en el comercio electrónico. Hoy día, una empresa o negocio que no dispone de presencia en Internet tiene muchas menos oportunidades de crecer económicamente, aunque con la sola presencia en Internet tampoco es suficiente. Para tener "visibilidad" ante los potenciales clientes o compradores, qué mejor que situar o colocar tus productos en un escaparate  al que se asoman todos los días millones de clientes, desde cualquier punto del planeta. Como dice el refrán, "si no puedes luchar contra tu enemigo, únete a él".


















Fuentes:

 http://economia.elpais.com/economia/2015/01/23/actualidad/1422008167_103549.html












sábado, 24 de enero de 2015

GIORGIO NAPOLITANO, HONORABLE LÍDER.


En un espíritu corrompido no cabe el honor.
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Tácito (55-115) Historiador romano.


El pasado 16 de Enero, el suplemento dominical de el diario El País, publicaba una página acerca de la figura del estadista italiano, ya ex presidente de la República italiana, que era todo elogios. La copio a continuación. Dados los tiempos oscuros en los que nos encontramos, en cuanto a los numerosos casos de corrupción entre quienes nos gobiernan y lideran, encontrarnos a una figura como Giorgio Napolitano es, cuanto menos, esperanzador  y totalmente inspirador:


"El periodista Indro Montanelli dijo de Silvio Berlusconi: “No tiene ideales, solo intereses”. De Giorgio Napolitano se podría decir, exactamente, lo contrario. El pasado miércoles, a las diez y media de la mañana, el viejo comunista —dentro de unos meses cumplirá 90 años— firmó su dimisión como presidente de la República, se despidió de sus colaboradores en el palacio del Quirinal y regresó tranquilamente, del brazo de su esposa, a su apartamento del barrio romano de Monti. Sin más alharaca que la que quisieron montar Domenico el barbero y Pietro el carnicero ante el regreso de su vecino más ilustre después de ocho años y medio al frente de la jefatura del Estado. Un mandato doble —nunca antes se había reelegido a un presidente— en el que Napolitano logró, entre otras cosas, que los intereses particulares de Berlusconi no se superpusieran a su legítimo ideal de político que no se deja chantajear.
No fue fácil. Si ya el presidente anterior, Carlo Azeglio Ciampi, sufrió el populismo de un magnate y político bendecido por las urnas, a Giorgio Napolitano le tocó enfrentarse a la peligrosa agonía de una bestia herida. Y lo hizo descabalgándolo primero del poder, obligándolo después a aceptar un gobierno técnico que sacara a Italia de sus entuertos y resistiéndose más tarde —cuando las condenas judiciales lo dejaron fuera de la primera línea de la política— al indulto que, unas veces por las buenas y otras por las no tan buenas, Berlusconi no ha parado de exigir. No eran pocos en Italia los que daban por seguro que, antes o después, el viejo presidente de la República aflojaría el pulso y, por encima o por debajo de la mesa, ofrecería al otrora Cavaliere una escapatoria de la justicia a cambio de su apoyo a las reformas que tanto necesita Italia. Pero Napolitano, aun siendo el primer instigador de esas reformas, se negó a pagar un precio tan alto.
Y ahora, desde su apartamento de Vía dei Serpenti o desde el despacho que, como senador vitalicio, le corresponde en el palacio Giustiniani, Napolitano puede volver la vista atrás y observar satisfecho las razones por las que, en la hora del adiós, François Hollande le ha enviado ese mensaje de despedida —“eres un amigo de Francia, y Francia está orgullosa de tener un amigo como tú”— o Barack Obama aprovechase en 2009 la reunión del G8 en L’Aquila, donde acababa de producirse el terrible terremoto, para declarar públicamente su amistad: “Napolitano tiene una reputación maravillosa. Y merece la admiración de todo el pueblo italiano, no solo por su carrera política, sino también por su integridad y gentileza: es un verdadero líder moral y representa de la mejor manera a vuestro país”. En aquel momento, las declaraciones de Obama no fueron entendidas solo como un elogio al presidente de la República, sino también como una llamada de atención hacia los valores —liderazgo moral, integridad, capacidad de representar dignamente a un país— que no adornaban precisamente al primer ministro, Silvio Berlusconi.
Napolitano, por añadidura, era el primer presidente comunista de la historia republicana, y a Silvio Berlusconi le encantaba agitar el fantasma del comunismo para reforzar su liderazgo. Por tanto, que un presidente de los EE UU hiciera tal elogio de la reputación y de la “carrera política” de Napolitano —siempre ligada al mítico PC— supuso entonces un gran disgusto para el jefe de Forza Italia. Pero nada comparable con lo que tendría que soportar cuando —noviembre de 2011— Napolitano, respaldado por Bruselas y los mercados, le quitó literalmente al Gobierno de Italia, al borde del precipicio económico y moral, y lo puso en manos de un gabinete técnico dirigido por Mario Monti.
A partir de ese momento, un Napolitano ya anciano se convierte en figura central de la política italiana y europea. Atrás queda toda una vida dedicada a la política. En 1942, nada más licenciarse en Derecho, fundó un grupo antifascista que, durante la II Guerra Mundial, tomó parte en numerosas acciones contra los nazis. En 1945, con solo 20 años, se afilió al Partido Comunista Italiano (PCI), donde permaneció hasta 1991. Del currículum de Napolitano resulta especialmente atractivo la naturalidad con la que ha sabido combinar su trayectoria comunista —en él se sintetiza toda la historia del PCI del “dopoguerra”— con su condición de hombre de Estado: parlamentario desde muy joven, desarrolló cargos tan sensibles como presidente de la Cámara de Diputados o ministro del Interior. Los periódicos italianos destacan estos días precisamente que siempre hizo lo que había que hacer en cada momento: la batalla contra el fascismo, la construcción de una república constitucional y su compromiso con las instituciones. Un compromiso que el PCI ya demostró cuando, en los años duros de la lucha al terrorismo, se situó al lado de la Democracia Cristiana (DC) para plantar cara al terror.
Los últimos años, en cualquier caso, no han sido fáciles. Su entorno ha desvelado que, a veces, la amargura superó incluso su cansancio físico. No solo porque la debilidad de los partidos tradicionales —en permanente gresca con sí mismos y sordos ante las nuevas demandas ciudadanas— le obligaron a repetir mandato, a forzar hasta el límite sus prerrogativas constitucionales, a proponer candidatos —Mario Monti, Enrico Letta— que después eran derribados por ajustes de cuentas partidistas, sino porque se convirtió en blanco diario de los ataques de Beppe Grillo y de Silvio Berlusconi. El líder del Movimiento 5 Estrellas, utilizando el mismo trazo grueso con el que luego ha tachado las esperanzas de su propio grupo, acusó al viejo comunista de los mismos pecados de la casta más corrupta. Y Berlusconi, de quien vuelve a depender en gran medida la elección del próximo presidente de la República, aún no se cree que el viejo Napolitano le haya resistido el pulso.
El pasado jueves, a las diez y media de la mañana, justo 24 horas después de firmar su dimisión como presidente de la República, el ya expresidente Giorgio Napolitano llegó al palacio Giustiniano para hacerse cargo de su despacho como senador vitalicio de la República. Se quitó su sombrero, saludó con un esbozo de sonrisa y se puso a trabajar. La normalidad republicana que tanto celebran en su barrio Domenico el barbero y Pietro el carnicero."

Fuentes:

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/16/actualidad/1421437868_698088.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Giorgio_Napolitano





domingo, 18 de enero de 2015

" HOY, VOLTAIRE, SERÍA CHARLIE "...

"Hoy, Voltaire, sería Charlie". Esta frase, publicada en su página web por la Sociéte Voltaire, tras los asesinatos del 7 de Enero en la Revista satírica Charlie Hebdo, han servido para que en las calles de París, gracias al "street art", se hayan pegado numerosos carteles reivindicando la coincidencia de posturas y valores de la revista satírica atacada con la brillante figura de François-Marie Arouet, alumno de jesuítas, escritor, filósofo y jurista que no era ateo ( como el reloj supone el relojero, el universo implica la existencia de un «eterno geómetra», en palabras suyas), lo que no impidió su feroz crítica hacia la Iglesia católica, símbolo según él de la intolerancia y de la injusticia. Fue él quien estableció, por vez primera, el concepto de "tolerancia religiosa", reflejado a través de su obra "Tratado sobre la tolerancia", que estos días en París, se ha convertido en todo un superventas (la legendaria editorial Gallimard la está vendiendo a dos euros), a pesar de que está disponible en Internet, en pdf, libre de derechos de autor.



jueves, 15 de enero de 2015

STEPHEN HAWKING...ENFERMO DE E.L.A. Y VIVO 52 AÑOS DESPUÉS DEL DIAGNÓSTICO MÉDICO....









Estos días, se puede ver en las salas de cine de toda España, la película "La teoría del todo", basada en las memorias "Hacia el infinito" (publicadas en España por la editorial Lumen), escritas por la primera mujer de Stephen Hawking, Jane. Esta película, favorita a los Oscars de este año, ha servido para dar a conocer el lado más humano del científico y su progresivo deterioro, hasta quedar totalmente postrado en una silla de ruedas eléctrica, a causa de la Esclerosis Lateral Amiotrófica.
 Al físico-cosmólogo  Stephen Hawking (nacido en Oxford, 8 de Enero 1942) cuando los médicos le diagnosticaron la enfermedad de la neurona motora, Esclerosis Lateral Amiotrófica, conocida por las terribles siglas de" E.L.A"., le dieron o pronosticaron 2 años de vida. S. Hawking tenía entonces 21 años. Han pasado, no sólo esos dos años que esos médicos o doctores le dijeron que eran su límite vital, sino 52 años más. Stephen Hawking, a fecha de hoy, en que escribo este post, ha cumplido 73 años.  Los médicos que le trataron, en su día, se equivocaron y su caso es inexplicable para la comunidad médica. Es un caso único. El más conocido de los enfermos de ELA que está sobreviviendo a esta enfermedad...

La E.L.A. es una enfermedad terrible. Distinta de la Esclerosis Múltiple (y más letal que ésta).No cursa del mismo modo en todos los enfermos, pero sí suelen darse unos síntomas comunes: cansancio, pérdida de tono muscular (y adelgazamiento, con ello), falta de fuerza en los brazos y piernas, caídas frecuentes, tropiezos, problemas para tragar la comida, problemas para respirar, falta de fuerza en la voz, etc. Hay varios tipos de E.L.A., el más agresivo de más rápida evolución es el tipo bulbar, que compromete pronto el habla, la alimentación y la respiración. 
Conozco bien esta enfermedad, por desgracia. Mi madre falleció por un E.L.A. de tipo bulbar en Mayo de 2009, hace ahora casi 6 años. En ella, la enfermedad cursó muy rápidamente, sin apenas signos evidentes más de un año antes. Decir a esto que los médicos que la trataron en la Clínica no dieron con el diagnóstico certero hasta una semana antes de morir.
Me queda el consuelo de que todos tenemos que morir,  de que todos vamos a morir, más tarde o más temprano, porque aquí, en esta vida, en este intervalo de tiempo y espacio que nos ha tocado vivir, sólo estamos de paso.




















































Noelia Rodríguez Padilla.-

martes, 18 de noviembre de 2014

PÁRRAFOS ESCOGIDOS (V): “LA LLUVIA AMARILLA”, DE JULIO LLAMAZARES.-





El infierno está todo en esta palabra: soledad.
Victor Hugo.




Ainielle existe. Está en Huesca. Y, desde que Julio Llamazares publicó su novela “La lluvia amarilla”, allá por 1988, Ainielle es, quizás, uno de los pueblos abandonados más famosos de España. Forma parte ya de esos lugares, reales o ficticios, encumbrados por las grandes Letras. Estamos ante una novela muy triste (y bella, a la vez) cuyas palabras, de una poderosa profundidad, describen con brillantez y suma elegancia la enorme soledad de sus personajes.
He aquí un breve extracto:




“Como si el viejo río de los días se hubiera detenido bajo el hielo convirtiendo mi vida en un interminable e inmenso invierno. Ahora miro hacia atrás buscando aquellas tardes, remuevo en mi memoria las hojas del silencio y encuentro solamente un bosque sepultado, deshecho por la niebla, y un pueblo abandonado por el que cruzan los recuerdos como espinos arrastrados por el viento”.
 Julio Llamazares. La lluvia amarilla.

























































Noelia Rodríguez Padilla.-

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LIBROS (V): "84, CHARING CROSS ROAD", DE HELEN HANFF...Y LA LIBRERÍA MARKS AND CO. DE LONDRES.-



Porque ambos son autores...
Para cualquier aficionado a los libros, estamos ante una obra interesante. Para cualquier bibliófilo, estamos ante una obra sencilla pero imprescindible.
No estamos ante una obra literaria “trabajada”, sino sólo ante una obra literaria (literatura epistolar) constituida, simplemente,  por una sucesión de cartas,  la correspondencia mantenida  durante más de 20 años entre la escritora americana Helen Haff ( 1916-1997), una "escritora pobre amante de los libros antiguos", y la librería londinense “Marks and Co.”, situada en la dirección que da título a la obra, número 84 de la calle Charing Cross Road. Para Hanff, fue una auténtica sorpresa su publicación. Desde luego, es un diálogo muy interesante para los aficionados a los buenos libros.
Lo más curioso de toda ella es -quizás-  ver cómo, en plenos años de la postguerra (Segunda Guerra Mundial), el comercio a distancia entre los protagonistas funcionaba tan bien. Los paquetes de libros y el dinero para pagarlos cruzaban el charco continuamente y tan sólo tardaban en llegar dos semanas, como mucho. Los pedidos epistolares entre ambas partes no tenían nada que envidiar a los pedidos on line que hoy día realizamos con el comercio electrónico, a través de Internet. La propia Helen, buscando su propia comodidad, en una de sus cartas a la librería londinense escribe (desde su apartamento en Nueva York) lo siguiente: 

"¿Tendría ustedes por casualidad partituras  de música vocal encuadernadas? Por ejemplo, la del Mesías de Haendel, o La Pasión según San Mateo de Bach? Probablemente podrías conseguirlas aquí, en Schirmer's, pero su tienda está a cincuenta gélidas manzanas de mi casa y he pensado que podría pedírselas primero a ustedes."

Y es que nada cambia, excepto la tecnología…


Descargar en pdf : 84, CHARING CROSS ROAD















Como todas las obras literarias de éxito, fue llevada al cine:














Y, a fecha de hoy, ya fallecidos los protagonistas y desaparecida la librería, ¿qué hay en ese lugar?


EL 84 DE LA CHARING CROSS ROAD.


http://www.84charingcrossroad.co.uk/hist2.html


Un restaurante de comida belga, el "LEON DE BRUXELLES".



Noelia Rguez. Padilla.-


















Noelia Rguez. Padilla.-