"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 18 de mayo de 2015

IN MEMORIAM: A MI MADRE.

Hoy, lunes 18 de Mayo ( fue en 2009) dejó de latir el corazón del ser que me dio la vida y que lo era todo para mi: mi madre, Ascensión. Con su desaparición física, todos mis esquemas vitales se derrumbaron completamente. Hasta entonces, no había tenido una relación tan cercana ni con la muerte ni con la enfermedad. De ambas he aprendido mucho. 

La muerte  nos deja indefensos, desnudos y mudos ante el misterio de la vida, sobretodo cuando somos jóvenes, y sirve para darnos cuenta de que no somos nada y de que nuestra vida es tan sólo un leve pestañeo de los ojos de un Universo con eones de existencia, del que no sabemos casi nada, imposible de abarcar y de entender en su totalidad.

"Cómo se viene la muerte tan callando", escribió el poeta palentino Jorge Manrique, en unos versos que constituyen una de las mejores reflexiones escritas acerca de la fugacidad de nuestra existencia (las Coplas por la muerte de su padre). Sólo sabemos con seguridad que, tras la muerte, la vida sigue su curso, imparable y omnipresente, como bellamente escribió Wenceslao Fernández-Flórez, al final de su "obra más querida y entrañable", El Bosque Animado.

De la tierra venimos y a ella volveremos. En nuestra mente y en nuestro universo particular, mientras vivamos, siempre permanecerá imborrable el inmenso amor por nuestra madre. Mientras tanto, y a través de la simpática y bonita sonrisa de sus pequeños nietos,  ella nos dice que sigue estando con todos nosotros.

 


“Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó  su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito”.

El Bosque Animado. Colección Austral nº 1356. Espasa-Calpe, 1965.





n.r.p.