"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 16 de junio de 2014

LIBROS (II): "DIARIO DE UN ESCRITOR" . PRÓLOGO A “NUESTRA SEÑORA DE PARÍS”, DE VÍCTOR HUGO, por F. M. DOSTOIEVSKI:






Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.
VÍCTOR HUGO.



Recién adquirido mi ejemplar de “Diario de un escritor. Crónicas, artículos, crítica y apuntes”, de Fiódor M. Dostoievski (Editorial Páginas de Espuma, 1610 páginas, -49 euros-) y husmeando en el índice de esta voluminosa obra, en su página número 7, me llama la atención, primeramente, entre otros apartados, el prólogo que el autor de “Crimen y Castigo” realizó, acerca de la obra del gran escritor francés Víctor Hugo, “Notre-Dame de Paris” (obra anterior a “Los Miserables”), prólogo que Dostoievski publicó en su revista  Vremya (Tiempo), revista literaria y política que el escritor ruso fundó en 1861 y que sería cerrada pocos años después por las autoridades rusas, debido a la publicación de un artículo supuestamente subversivo (de nada serviría, pues en 1864, los hermanos Dostoievski fundarían otra revista, “Época”, que también sería cerrada después, dada la inexistente libertad de expresión en Rusia, algo que se mantiene a día de hoy).



 Este prólogo, que precede a la publicación en dicha revista (y traducción al ruso) de la obra de Hugo, resume a la perfección la idea de la obra (de todos sus libros) del escritor francés. Dostoievski publicó lo siguiente:


Le laid, c´est le beau” es la fórmula con la cual hace unos treinta años la rutina, llena de suficiencia, pensaba caracterizar el talento de Víctor Hugo al comprender y transmitir falsamente al público las ideas del propio Víctor Hugo. Hay que reconocer que él también tenía la culpa de que sus enemigos se burlaran, porque se defendía de manera oscura y soberbia y se explicaba confusamente. Sin embargo, los ataques y las burlas desaparecieron hace mucho tiempo y el nombre de  Víctor Hugo sigue vivo y hace poco, treinta años más tarde de la aparición de su novela “Notre Dame de París”, apareció “Los Miserables”, una novela en que el gran poeta y ciudadano demostró tanto talento, expresó la idea principal de su poesía en una forma artística tan completa que esta obra suya voló por todo el mundo, todos la leyeron y la impresión que causó la novela es mágica.
Ya hace tiempo que ustedes adivinaron que la tonta fórmula caricaturesca citada anteriormente no define la idea de Víctor Hugo. Su idea es la idea principal de todo el arte del siglo XIX y podemos decir que Víctor Hugo, como maestro, al parecer fue el primer precursor de esta idea. Esta idea es cristiana y de alta moral; su fórmula es la recuperación de una persona perdida, aplastada injustamente por el peso de las circunstancias, del estancamiento de los signos y de los prejuicios sociales. Esta idea es la justificación de los parias de la sociedad, humillados y rechazados por todos. Claro que la alegoría es inadmisible en una obra de arte como, por ejemplo, “Notre Dame de París”. ¿No se le ocurre a nadie pensar que Quasimodo es la personificación del pueblo medieval francés, oprimido y despreciado, sordo y deforme, dotado sólo de una enorme fuerza física y que, finalmente, en esta persona se despiertan el amor y el ansia de justicia y, junto con esto, el reconocimiento de la verdad y de sus fuerzas infinitas aún intactas?
    Víctor Hugo es, al parecer, el principal precursor de la idea de la “recuperación” de la literatura de nuestro siglo. Por lo menos fue el primero en manifestar en la literatura esta idea con una fuerza tan artística. Claro está que está idea no es un invento de Víctor Hugo; al contrario, estamos convencidos de que es una propiedad imprescriptible y, puede ser, la necesidad histórica del siglo XIX, aunque se tenga la costumbre de acusar a nuestro siglo, que tras los grandes ejemplos del pasado no introdujo nada nuevo ni en literatura ni en arte. Es muy injusto. Observen todas las literaturas europeas de nuestro siglo y verán en todas ellas las huellas de la misma idea y puede ser que al final del siglo esta idea se realice entera, por fin, de manera clara y potente en una gran obra de arte que exprese las aspiraciones y las características de su tiempo tan completa y eternamente como, por ejemplo, la “Divina comedia” expresó su época con los ideales y las medievales creencias católicas.
    Víctor Hugo es, sin duda, un talento muy fuerte en la Francia del siglo XIX. Su idea está en marcha. Incluso, al parecer, la forma de la novela actual francesa le pertenece. Hasta sus grandes defectos se repitieron casi en todas las obras de los novelistas posteriores franceses. Ahora, con el éxito total casi mundial de “Los Miserables”, se nos ocurrió que la novela “Notre Dame de París” por alguna razón no está traducida a la lengua rusa, aunque estén traducidas otras muchas obras europeas. Hay que decir que en nuestro país todos leyeron esta novela en francés pero, primero: pensamos que la leyeron los que conocen la lengua francesa; segundo: no estamos seguros de que la leyeran todos los que saben la lengua francesa; tercero: la leyeron hace mucho tiempo; cuarto: hace treinta años el público que leía en francés no era numeroso en comparación con los que querían leer en francés y no sabían hacerlo. Ahora el número de lectores ha aumentado, puede que diez veces más que hace treinta años. Por fin, y esto es lo principal: todo esto fue hace mucho tiempo. Es poco probable que la generación de hoy vaya a volver a leer otra vez lo ya leído antes. Pensamos incluso que la novela de Víctor Hugo no es conocida por la generación de lectores de hoy. Por eso hemos decidido traducir en nuestra revista esta obra genial para presentar a nuestro público una obra formidable de la literatura francesa de nuestro siglo. Incluso pensamos que treinta años es una distancia muy grande incluso para los que ya leyeron esta novela antes, en su momento, así que no les resultará pesado leerla otra vez.
    Entonces esperemos que el público no se queje de que le ofrezcamos una obra tan conocida…por el título.


Fiodor Mijailovich Dostoievski.
Revista “Vremya” (Tiempo), 1861-1864.






"ANÁTKH"..."FATALIDAD" (NECESIDAD)...Basándose en esa palabra griega, se ha escrito esta obra, la más bella de Víctor Hugo.






Noelia Rodríguez Padilla.-