"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 16 de junio de 2014

LIBROS (I): "EL KYBALION", miles de años de sabiduría en siete principios:



“Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga”. Francisco de Quevedo.

           
El Kybalion es, sin duda, uno de ellos. Los Siete Principios del Hermetismo, las máximas de Hermes Trimegisto, son en esencia, pura sabiduría condensada. Esta pequeña obra, de apenas 140 páginas, es una llave que abre las puertas a una antesala, la del templo del Misterio, donde reside la Energía Infinita y Eterna, de la cual todos procedemos y a la que todos regresaremos.


De apenas 140 páginas en su redacción actual –como lo conocemos a través de las ediciones recientes- data del siglo XIX y es una recopilación de las enseñanzas del sabio egipcio Hermes Trimegisto realizada por un grupo de personas anónimas (decidieron permanecer en el anonimato), conocido como “Los Tres Iniciados”. Esta obra es un resumen de los Siete principios de Hermes Trismegisto (alquimista místico, cuya existencia se estima en Egipto antes de la época de los faraones, y según la leyenda fue guía de Abraham, siendo además deificado por los egipcios como el dios Toth y los griegos como el dios Hermes), las bases de la filosofía hermética, transmitidos por este sabio egipcio, hace decenas de miles de años.



Hermes Trimegisto, en un mosaico de la Catedral de Siena (Italia).

 Esta compilación de los principios de Hermes Trimegisto fue conocida, en la Antigüedad, como “El Kybalion”, quizás su nombre se deba al hecho de que estas enseñanzas nunca fueron recogidas de manera escrita, ni mucho menos explicados y ampliados (hasta la recopilación realizada por este grupo anónimo, Los Tres Iniciados), sino que se fueron transmitiendo oralmente, siglo tras siglo (“kybalion” viene a significar “recibir por medio de la tradición oral”). Existen distintas teorías acerca de quiénes eran “los tres iniciados”, siendo La teoría más probable es que el Kybalión fue obra de William Walker Atkinson, con o sin ayuda de terceros, autor de una obra - Las Enseñanzas Arcanas -, que comparte algunas similitudes con el Kybalión. W.W. Atkinson (1862-1932), fue abogado, comerciante, editor, y escritor, así como un ocultista y un pionero estadounidense del movimiento del Nuevo Pensamiento, al que llegó tras una etapa en su vida en la que el estrés y la tensión provocaron una desmejora total en su bienestar físico y mental, así como el desastre financiero. Buscó la curación y en la década de 1880 la halló con el Nuevo Pensamiento, más tarde atribuyó el restablecimiento de su salud, vigor mental y la prosperidad material de la aplicación de los principios del Nuevo Pensamiento (Ciencia Mental), que pone un gran énfasis en la actitud mental positiva, la meditación y los ejercicios de afirmaciones.



William Walker Atkinson, el swami (maestro espiritual) de Baltimore.

Los principios herméticos no cambian las concepciones científicas del Universo. En realidad, la ciencia no hace más que corroborar las enseñanzas herméticas. Éstas tampoco están en pugna con el principio básico de Herbert Spencer, que postuló la existencia de una “Energía Infinita y Eterna”, de la cual proceden todas las cosas”. En realidad, los hermetistas reconocen en la filosofía de Spencer la más elevada expresión de la obra de las leyes naturales que jamás se promulgara, y creen que Spencer era una reencarnación de un antiguo filósofo que vivió en Egipto millares de años ha, y que más tarde vivió como Heráclito, el filósofo griego que viviera en el año 500 a. de C.




Herbert Spencer.





Heráclito de Éfeso.

No vivimos en un mundo de sueños, sino en un Universo que, si bien es relativo, es real, por lo menos en lo que concierne a nuestra vida y obras. Nuestra misión en el Universo es vivir, empleando debidamente sus leyes para ascender de lo inferior a lo superior, viviendo y haciendo lo mejor que podamos dentro de las circunstancias que surgen cada día, y viviendo, todo lo posible, nuestras más elevadas ideas e ideales. El verdadero significado de la vida no es conocido por el hombre en este plano –si es que alguien lo conoce-; pero los más sabios, y nuestras propias intuiciones también, nos enseñan que no nos equivocaremos si tratamos de vivir lo mejor posible. Todos estamos en el Camino, y esta vía va siempre ascendiendo, con frecuentes sitios de reposo. El misterio de los misterios es que el Espíritu de cada alma no queda aniquilado, sino que se expande infinitamente, sumergiéndose uno en otro, el Creador y el Creado, como una vuelta al hogar.


LOS SIETE PRINCIPIOS:

“Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par”. EL KYBALION.

Los Siete Principios del Hermetismo son los siguientes:

El principio del Mentalismo:


“El Todo es Mente; el universo es mental.”
EL KYBALION.

Este principio explica que el TODO, que es la realidad substancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de “universo material”, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado una mente infinita, universal y viviente. Todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
“El Universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO”, se dice en esta obra. De igual manera que podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así el TODO crea los cosmos en la suya propia. Vuestro universo sería la creación de una mente finita, en tanto que la del TODO sería la creación de un Infinito. Las dos son iguales en clase, pero difieren infinitamente en grado. El Universo y todo lo que él contiene es una creación mental del TODO; todo es mente. “El TODO crea en su mente infinita innumerables universos, los cuales existen durante eones de tiempo [1], y así y todo, para EL, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.”
“La mente infinita del TODO es la matriz del Cosmos”.
No vayáis a suponer que el pequeñísimo mundo que os circunda –la Tierra-, que no es más que un grano de arena en el universo, es el universo mismo. Hay millones de millones de tales mundos, y aun mucho mayores que él. Y aún hay millones de millones de tales universos que existen en la Mente del Único. Y aun en nuestro sistema solar hay regiones y planos de vida muy superiores a los nuestros, y seres comparados con los que nosotros somos lo que las amebas respecto al hombre. Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho más elevados que los del hombre, y éste jamás ha soñado que pudieran existir. Mas, a pesar de esto, esos seres fueron en un tiempo lo que nosotros ahora, y seremos un tiempo como ellos son, y aun superiores, porque tal es el destino del hombre. La muerte no es real: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante eones y eones de tiempo. El Universo es nuestra casa, nuestro hogar. Estamos en la mente del TODO y nuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el espacio. Y al fin del gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus creaciones en sí mismo, marcharemos alegremente porque entonces seremos capaces de comprender la verdad de ser UNO con el TODO.

El principio de correspondencia:

“Como es arriba, es abajo; como abajo es arriba.”
EL KYBALION.

Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual, del Cosmos: es una ley universal. De igual manera que el conocer los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita a razonar inteligentemente de lo conocido a lo desconocido; estudiando la mónada se llega a comprender al arcángel.

El principio de vibración:

“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.”
EL KYBALION.

 Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es ésta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los universos, todo está en vibración.


El principio de polaridad:

“Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.”
EL KYBALION.

Todo es dual, todo es y no es al mismo tiempo. En cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y  los “opuestos” no son en realidad sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquélla, diversos grados de la misma cosa. El mismo principio se manifiesta en la “luz” y la “oscuridad”. ¿Dónde termina la oscuridad y empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre positivo y negativo? En el plano mental, esta paradoja se da entre el amor y el odio, con muchos grados entre ambos, tantos que lo “agradable” y “desagradable”, se esfuman una en la otra. Todas no son más que gradaciones de la misma cosa. Y aún más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas. El “Bien” y el “Mal” no son sino polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando inteligentemente el principio de polaridad. De este modo, el “arte de polarizar” se convierte en una fase de alquimia mental, conocida y practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.



El principio de ritmo:


“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.”
EL KYBALION.

Todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo: soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en todas las cosas, y, finalmente, en los estados mentales del hombre, y es con referencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante, encontrándolo de aplicación universal, y han descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, empleando para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, dependiendo del dominio que se tenga de dicho principio. Saben cómo usarlo, en vez de ser usados por él. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo, en aplicación de la alquimia mental hermética.

El principio de causa y efecto:

 “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte  no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.”
EL KYBALION.

La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas, empleando ciertos métodos, pueden ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzar mentalmente el plano superior, convirtiendo en causas, en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás. La herencia, las sugestiones y otras múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades.



El principio de generación:

 “La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.”
EL KYBALION.

La generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino, en el plano físico, en el mental y en el espiritual. En el mundo físico, este principio se manifiesta como “sexo”, y en los planos superiores toma formas más elevadas. Ninguna creación física, mental o espiritual es posible sin este principio. Este principio creador obra siempre en el sentido de “generar”, “regenerar” y “crear”. Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio.

---------------------------------------------------



Bibliografía y fuentes:
 Tres Iniciados: El Kybalion. Editorial Sirio. 9ª Edición. ISBN: 978-84-7808-595-8.



Notas:
[1] Un “eón” de tiempo se considera equivalente a unos mil millones de años.


Audio acerca de esta obra:
Monográfico de “La Rosa de los Vientos” (Onda Cero Radio) sobre El Kybalion:


Nota bene: Este libro se puede adquirir a través de la librería on line Casa del Libro, al precio de 6.95 euros: