"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

sábado, 21 de junio de 2014

PÁRRAFOS ESCOGIDOS (I): “EL BOSQUE ANIMADO”, DE WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ. ULTÍLOGO:




“Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó  su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito”.


El Bosque Animado. Colección Austral nº 1356. Espasa-Calpe, 1965.
















N.R.P.

lunes, 16 de junio de 2014

LIBROS (IV): Manual para vividores: “El arte de pagar sus deudas y de satisfacer a sus acreedores sin gastar un céntimo en diez lecciones”, de Honoré de Balzac.-



"El secreto de las grandes fortunas es un crimen olvidado efectuado con limpieza. La ley no castiga a los ladrones sino cuando roban mal."
Honoré de Balzac.


El otro día, buceando por el extenso catálogo de la librería on line de La Casa del Libro (http://www.casadellibro.com/libro-el-arte-de-pagar-sus-deudas-sin-gastar-un-centimo-3-ed/9788415177852/2127905) , buscando obras de Honoré de Balzac, encontré esta pequeña y desconocida joya literaria (al menos para mí): EL ARTE DE PAGAR SUS DEUDAS SIN GASTAR UN CÉNTIMO, que también lleva como subtítulo el siguiente:  Manual de Derecho Comercial para uso de gente arruinada, deudores, desempleados y demás consumidores sin dinero .





Y digo “joya literaria” porque es un libro interesante, bien escrito, muy ingenioso y con muchísima gracia, al que no le sobran páginas 158 páginas en su edición de 2013 por la Editorial sevillana “Espuela de Plata”, y cuyo mensaje, 186 años después, tiene la misma vigencia que cuando vio la luz por vez primera, en 1827, en una de las imprentas propiedad de Balzac, en la época de sus continuos y malogrados negocios editoriales, que por mala fortuna le llevarían a un endeudamiento extremo. A Balzac (cuyo verdadero apellido era “Balssa” –mucho menos aristocrático-) le gustaba historiar y testimoniar mediante la ficción. La gran protagonista de su extensa obra fue la sociedad que él vivió, la sociedad francesa del siglo XIX, tal como él mismo dijo: “El protagonista de mi obra es la sociedad francesa y yo no actúo sino como secretario”. De ello dio más que sobrada fe en su monumental “La Comedia Humana” (constituida por más de 90 obras, novelas y ensayos, algunas inacabadas –Balzac murió con 51 años-), cuyo título lo eligió pensando en la “Divina Comedia”, de Dante Alighieri, al ser Balzac un escritor realista, en contraposición con Dante.
Esta pequeña obra no fue incluida en las obras completas de Balzac y, seguramente por ello, pasó más desapercibida, casi como una obra anónima. Puede que a algún editor posterior le pareciese una obra “inmoral” (si es que se puede decir que hay libros así, en contra de lo defendido por Oscar Wilde en “Pluma, Lápiz y Veneno”), dado el tema de que trata, dar “esquinazo” a los acreedores.
El narrador de esta exquisita obra nos dice que el libro se basa en las reflexiones de su tío, el barón de l'Empésé, quien antes de su muerte decidió convocar a todos sus acreedores (doscientos veintidós, en total) para comunicarles que antes de cometer la bajeza de pagarles sólo el diez por ciento de sus deudas prefería no darles ni un duro.
El libro contiene 17 aforismos (“mientras más deudas se tienen, más crédito se tiene; mientras menos acreedores se tienen, menos ayuda se puede esperar”; “contraer deudas con gente que no tiene lo suficiente implica incrementar la confusión de la sociedad, la proliferación de la desdicha. En cambio, deberle dinero a gente que lo tiene en demasía, significa todo lo contrario. Crear un equilibrio para la miseria, hacer una contribución a la nivelación social”) y 10 lecciones (“De las deudas”; “Sobre la amortización de las deudas”; “Sobre los acreedores”; “Sobre los deudores”; “Características necesarias a saber para el que gasta plata” – entre éstas, el tener aplomo, una salud de hierro, pies ligeros-; “En general” –elección de la vivienda lejos de los acreedores, llevarse bien con el portero, instalar en la cerradura una máquina electrificadora, etc.-; “Modo de vivir” –comprar siempre a los proveedores más ricos-; “Del secuestro corporal” –encarcelamiento por deudas, cuya manutención en la cárcel la tenía que pagar el acreedor -; “Sobre los alguaciles”; “La Prisión de Sainte-Pélagie”).
El libro está ilustrado por el dibujante francés Honoré Daumier, contemporáneo de Balzac:



Un retrato menos conocido de Honoré de Balzac, de joven:





Noelia Rodríguez Padilla.

LIBROS (III): La verdad sobre “La verdad del caso Harry Quebert”, de Jöel Dicker.-




“Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar”.
Harry Quebert. “La verdad sobre el caso Harry Quebert”.



Hacía semanas que deseaba comprar un ejemplar de este libro, tras leer la página entera que el diario El País dedicó a su autor, el escritor suizo de 28 años de edad, Joël Dicker, el pasado 19 de Junio (http://cultura.elpais.com/cultura/2013/06/19/actualidad/1371638967_342627.html), donde se decía, entre otros elogios, que su autor ha sido “aplaudido por la crítica literaria francesa, con pocas excepciones (el diario Le Monde); ganador del premio de novela de la Academia Francesa; del que otorga la prestigiosa revista Lire, y a un voto de llevarse el Goncourt, Dicker ha conquistado a los jóvenes, que eligieron su libro como el preferido entre los diez finalistas del Goncourt el año pasado.






Desde entonces ha experimentado el asedio de los editores europeos, que han visto en su novela La verdad sobre el caso Harry Quebert una convincente sucesora de Millenium (…)”.





Hace dos semanas, en la sección de libros de Carrefour Planet, vi que quedaba un ejemplar de esta novela, al precio de 22 euros. Lo compré, pensando que sin duda debía tratarse de una excelente novela, pues las críticas publicadas no indicaban, para nada, lo contrario. La he leído en una semana. Acabo de terminar sus largas 664 páginas hoy y me he decidido a escribir este comentario crítico acerca de ella.
Al tener el libro entre las manos, lo primero que llama la atención es lo que los editores denominan la “faja” del libro (tira de papel que rodea el libro y que sirve de reclamo, por ejemplo, indicando el número de ejemplares vendidos, la edición del libro, etc.) y que suelen llevarla sólo los libros de gran éxito editorial. “La verdad sobre el caso Harry Quebert” viene con una “faja” de color amarillo anaranjado, donde en letra negrita se nos advierte de lo siguiente:

         2ª EDICIÓN EN UNA SEMANA

El MAYOR FENÓMENO EDITORIAL DE LOS ÚLTIMOS AÑOS: un joven suizo de 27 años con un thriller monumental.
Literariamente adictivo.
Número 1 de ventas en Francia.

* Más de 750.000 ejemplares vendidos.
* Derechos de traducción vendidos a 33 idiomas.
* Premio Goncourt des Lycéens, Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa.

En las solapas del libro nos encontramos con más críticas acerca de esta obra, todas ellas más que elogiosas:

La crítica ha dicho:

«El furor despertado por el jovencísimo Dicker y su magistral novela es un furor real, porque estamos ante el gran thriller que todo el mundo esperaba desde Millenium de Larsson, ante una voz napoleónica, que no escribe, boxea… Una novela que no es una novela, es una batalla. Como todo gran libro que se precie.»
Laura Fernández, El Cultural de El Mundo

«Llega el fenómeno Dicker... El sucesor de Stieg Larsson y E. L. James... Entretenimiento en vena... Un “vuelapáginas” que será la novela del verano... Terriblemente adictivo.»
Antonio Lozano, La Vanguardia

«Hay algo fantástico en la precisión cinematográfica con que el narrador, el joven Markus Goldman, transcribe lo que ocurrió hace 33 años… En La verdad sobre el caso Harry Quebert se cruzan como mínimo, cuatro novelas distintas y distintas verdades sucesivas… La novela de Joël Dicker pertenece a ese tipo de literatura que genera literatura, es decir, que invita a continuar inventando novelas. Su simplicidad, sencillez o facilidad es sólo aparente, y de eso se trata el caso Quebert: de la costumbre humana de simular, fingir y mentir.»
Justo Navarro, Babelia (portada, «Fenómeno planetario»)

«Esta novela se aplaudirá y estudiará en los talleres de escritura. Un thriller modélico, con la solvencia de Larsson… Lea este libro.»
Enrique de Hériz, El Periódico de Catalunya

«Chapeau al joven suizo que escribió la primera novela ilustrada sin ilustraciones y la hizo totalmente interactiva. Y, además, funciona de una manera clásica, analógica, sólo con la memoria.»
Sandro Veronesi, El Mundo

«Nunca me habían recomendado tanto un libro... El magnetismo de la intriga es el elemento que prevalece... Un compendio de resonancias que pasan por las series Twin Peaks y El caso de la escalera, John Grisham, Psicosis y El exorcista, el New Hampshire de John Irving...»
Sergi Pàmies, La Vanguardia

«Un thriller magnífico que no puedes dejar de leer. Lleno de sorpresas narrativas y de grandes personajes. Un page turner con literatura. Creo que va a ser un gran éxito de ventas y que abre caminos.»
Agustín Díaz Yanes

«Es muy poco frecuente, pero cuando sucede es absolutamente excitante. Joven o viejo, lector exigente o fácil de contentar, mujer u hombre, leerá sin interrupción, hasta la última página, la novela de Joël Dicker. Saldrá de ella agotado y exultante por el chorro continuo de adrenalina literaria que el autor no ha cesado de inyectar en sus venas...»
Marc Fumaroli (de la Academia Francesa), Le Figaro Littéraire

«Si usted mete las narices en esta gran novela, está perdido: tendrá que seguir hasta el final. Se sentirá manipulado, desorientado, asombrado, irritado y apasionado por una historia con muchas sorpresas y falsas pistas. Y se dirá que sólo un americano puede ser capaz de escribir un thriller tan eficaz, tan aventurero, tan loco...»
Bernard Pivot (de la Academia Goncourt), Le Journal du Dimanche

«Todo el mundo hablaba del libro. Ésta es la primera frase de La verdad sobre el caso Harry Quebert: una profecía autocumplida, pues el libro de Joël Dicker ya se ha transformado en un fenómeno mundial.»
Le Monde

«¡Qué libro! Salimos K.O… El autor nos reserva un último golpe completamente inesperado y absolutamente genial… Una obra de ficción excepcional que se devora de un trago. Un libro inmenso.»
Die Warte

«Los grandes críticos franceses han alabado esta novela río, escrita por un extranjero, que la gente lee con pasión en el metro y el autobús.»
Il Corriere della Sera

«El ruido en redes sociales acerca del “Millenium suizo” anticipa el próximo fenómeno global.»
Publishing Perspectives

«La sorpresa de la rentrée, el libro que no podemos soltar después de horas de lectura cautivante... Recuerda a Philip Roth, a Jonathan Franzen o a Woody Allen.»
Marie-Françoise Leclère, Le Point

«Adictos a Dicker… Una maravilla de trama, con giros, asesinatos, falsos culpables y verdaderos destinos. Esta novela será su perdición... y su felicidad... Una vez comenzada, imposible soltarla.»
Philippe Trétiack, Elle

«El suizo Joël Dicker ha montado su libro como un mecanismo de relojería. ¡Qué historia!... El relato está sembrado de los consejos de Quebert a Marcus Goldman sobre cómo escribir una buena novela. “Un buen libro, Marcus, es aquel que lamentamos haber terminado”. Totalmente cierto en lo que respecta a éste.»
André Rollin, Le Canard Enchaîné


Hacía tiempo que no veía impresas, en las solapas de una novela, críticas tan positivas acerca de ella. Realmente, la mercadotecnia alrededor de esta novela es impresionante, al igual que en otras obras literarias con el mismo tirón de ejemplares y similar historia de intriga y crímenes de fondo (“El Código Da Vinci”, de Dan Brown, o “Los hombres que no amaban a las mujeres” – primera parte de la trilogía literaria “Millennium”, del fallecido Stieg Larsson, por citar sólo unos ejemplos). Pero estamos ante una novela sobre la escritura, los escritores y sus frustaciones, donde se realiza una crítica feroz acerca del actual mundo editorial, un mundo de tiburones, bien reflejado a través del personaje del editor Roy Barnaski, director de una poderosa editorial de Nueva York. Sus más de seiscientas páginas, aparecen divididas en tres fases: “La enfermedad del escritor”- el síndrome de la página en blanco-; “la cura de  los escritores” –vuelven las musas-, y “el paraíso de los escritores” –publicación del libro-. El protagonista es un joven escritor de treinta años de edad, Marcus Goldman, que tras convertirse en el escritor de más éxito de EE.UU., se ve afectado posteriormente de una repentina e inevitable “enfermedad del escritor”. Buscando ayuda y consejo en un antiguo profesor suyo, también escritor, Harry Quebert, se traslada al lugar donde reside éste, Aurora, un pueblecito de los EE.UU., donde resurgirá – treinta años después-  un enigmático caso, la desaparición de una chica de 15 años, Nola Kellergan. Marcus Goldman escribirá un libro, “El caso Harry Quebert”, en defensa de su amigo, acusado del asesinato de Nola. Cada uno de los capítulos de esta novela, comienza con un consejo de Harry hacia Goldman, acerca del oficio de escribir y acerca de qué debe entenderse por un buen libro (“…un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar…”).

Tras acabar la lectura de esta algo voluminosa novela, puedo decir que estamos ante una algo entretenida historia, con una trama bien pensada y pergeñada, todo ello hecho para que el lector, en ningún momento (sólo al final, casi a punto de terminar el libro) pueda adivinar la verdad de lo que ocurrió realmente con la desaparecida Nola. Pero sólo es eso, una historia algo entretenida y bien “cosida”, que produce el buscado efecto de dejar desconcertado al lector, al finalizar la lectura. En ningún caso estamos ante una “gran novela”, ni una maravillosa trama, ni muchísimo menos, una obra “monumental”. Este mismo efecto final provocado al lector se podía haber conseguido con muchas menos páginas, porque la verdad es que sobran más de la mitad de páginas. La lectura se hace cansina, cuando vas por menos de la mitad de la novela. Pero, sobre todo lo dicho antes, lo que convierte a esta novela es un best-seller más, del montón, es que estás deseando terminarla, porque su trama – en el fondo- no te dice nada, estamos ante un libro vacío, sin alma, con una trama de usar y tirar, un libro de consumo rápido, al gusto del tiránico mercado literario actual, donde apenas hay nada digno de subrayar, de guardar en nuestro recuerdo, para releer una y otra vez. Anoté, hace tiempo, en un cuaderno de frases célebres, lo que dijo un escritor francés, acerca de lo que, para él, consistía la lectura de un buen libro: es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta. Esto no se da cuando leemos “La verdad sobre el caso Harry Quebert”. Seguramente, porque su verdadero autor no es el señor Jöel Dicker, sino su editorial. A veces, olvidamos que los libros también llenan la cesta de la compra…”Si te dan un papel pautado, escribe por detrás”, dijo nuestro Premio Nobel de 1956, Juan Ramón Jiménez.

Noelia Rodríguez Padilla.-

LIBROS (II): "DIARIO DE UN ESCRITOR" . PRÓLOGO A “NUESTRA SEÑORA DE PARÍS”, DE VÍCTOR HUGO, por F. M. DOSTOIEVSKI:






Las que conducen y arrastran al mundo no son las máquinas, sino las ideas.
VÍCTOR HUGO.



Recién adquirido mi ejemplar de “Diario de un escritor. Crónicas, artículos, crítica y apuntes”, de Fiódor M. Dostoievski (Editorial Páginas de Espuma, 1610 páginas, -49 euros-) y husmeando en el índice de esta voluminosa obra, en su página número 7, me llama la atención, primeramente, entre otros apartados, el prólogo que el autor de “Crimen y Castigo” realizó, acerca de la obra del gran escritor francés Víctor Hugo, “Notre-Dame de Paris” (obra anterior a “Los Miserables”), prólogo que Dostoievski publicó en su revista  Vremya (Tiempo), revista literaria y política que el escritor ruso fundó en 1861 y que sería cerrada pocos años después por las autoridades rusas, debido a la publicación de un artículo supuestamente subversivo (de nada serviría, pues en 1864, los hermanos Dostoievski fundarían otra revista, “Época”, que también sería cerrada después, dada la inexistente libertad de expresión en Rusia, algo que se mantiene a día de hoy).



 Este prólogo, que precede a la publicación en dicha revista (y traducción al ruso) de la obra de Hugo, resume a la perfección la idea de la obra (de todos sus libros) del escritor francés. Dostoievski publicó lo siguiente:


Le laid, c´est le beau” es la fórmula con la cual hace unos treinta años la rutina, llena de suficiencia, pensaba caracterizar el talento de Víctor Hugo al comprender y transmitir falsamente al público las ideas del propio Víctor Hugo. Hay que reconocer que él también tenía la culpa de que sus enemigos se burlaran, porque se defendía de manera oscura y soberbia y se explicaba confusamente. Sin embargo, los ataques y las burlas desaparecieron hace mucho tiempo y el nombre de  Víctor Hugo sigue vivo y hace poco, treinta años más tarde de la aparición de su novela “Notre Dame de París”, apareció “Los Miserables”, una novela en que el gran poeta y ciudadano demostró tanto talento, expresó la idea principal de su poesía en una forma artística tan completa que esta obra suya voló por todo el mundo, todos la leyeron y la impresión que causó la novela es mágica.
Ya hace tiempo que ustedes adivinaron que la tonta fórmula caricaturesca citada anteriormente no define la idea de Víctor Hugo. Su idea es la idea principal de todo el arte del siglo XIX y podemos decir que Víctor Hugo, como maestro, al parecer fue el primer precursor de esta idea. Esta idea es cristiana y de alta moral; su fórmula es la recuperación de una persona perdida, aplastada injustamente por el peso de las circunstancias, del estancamiento de los signos y de los prejuicios sociales. Esta idea es la justificación de los parias de la sociedad, humillados y rechazados por todos. Claro que la alegoría es inadmisible en una obra de arte como, por ejemplo, “Notre Dame de París”. ¿No se le ocurre a nadie pensar que Quasimodo es la personificación del pueblo medieval francés, oprimido y despreciado, sordo y deforme, dotado sólo de una enorme fuerza física y que, finalmente, en esta persona se despiertan el amor y el ansia de justicia y, junto con esto, el reconocimiento de la verdad y de sus fuerzas infinitas aún intactas?
    Víctor Hugo es, al parecer, el principal precursor de la idea de la “recuperación” de la literatura de nuestro siglo. Por lo menos fue el primero en manifestar en la literatura esta idea con una fuerza tan artística. Claro está que está idea no es un invento de Víctor Hugo; al contrario, estamos convencidos de que es una propiedad imprescriptible y, puede ser, la necesidad histórica del siglo XIX, aunque se tenga la costumbre de acusar a nuestro siglo, que tras los grandes ejemplos del pasado no introdujo nada nuevo ni en literatura ni en arte. Es muy injusto. Observen todas las literaturas europeas de nuestro siglo y verán en todas ellas las huellas de la misma idea y puede ser que al final del siglo esta idea se realice entera, por fin, de manera clara y potente en una gran obra de arte que exprese las aspiraciones y las características de su tiempo tan completa y eternamente como, por ejemplo, la “Divina comedia” expresó su época con los ideales y las medievales creencias católicas.
    Víctor Hugo es, sin duda, un talento muy fuerte en la Francia del siglo XIX. Su idea está en marcha. Incluso, al parecer, la forma de la novela actual francesa le pertenece. Hasta sus grandes defectos se repitieron casi en todas las obras de los novelistas posteriores franceses. Ahora, con el éxito total casi mundial de “Los Miserables”, se nos ocurrió que la novela “Notre Dame de París” por alguna razón no está traducida a la lengua rusa, aunque estén traducidas otras muchas obras europeas. Hay que decir que en nuestro país todos leyeron esta novela en francés pero, primero: pensamos que la leyeron los que conocen la lengua francesa; segundo: no estamos seguros de que la leyeran todos los que saben la lengua francesa; tercero: la leyeron hace mucho tiempo; cuarto: hace treinta años el público que leía en francés no era numeroso en comparación con los que querían leer en francés y no sabían hacerlo. Ahora el número de lectores ha aumentado, puede que diez veces más que hace treinta años. Por fin, y esto es lo principal: todo esto fue hace mucho tiempo. Es poco probable que la generación de hoy vaya a volver a leer otra vez lo ya leído antes. Pensamos incluso que la novela de Víctor Hugo no es conocida por la generación de lectores de hoy. Por eso hemos decidido traducir en nuestra revista esta obra genial para presentar a nuestro público una obra formidable de la literatura francesa de nuestro siglo. Incluso pensamos que treinta años es una distancia muy grande incluso para los que ya leyeron esta novela antes, en su momento, así que no les resultará pesado leerla otra vez.
    Entonces esperemos que el público no se queje de que le ofrezcamos una obra tan conocida…por el título.


Fiodor Mijailovich Dostoievski.
Revista “Vremya” (Tiempo), 1861-1864.






"ANÁTKH"..."FATALIDAD" (NECESIDAD)...Basándose en esa palabra griega, se ha escrito esta obra, la más bella de Víctor Hugo.






Noelia Rodríguez Padilla.-

CUANDO LA CIENCIA PIERDE SU CORAZÓN:




“La estructura de incentivos que Randy denuncia es tan poderosa y ubicua que ni siquiera el liderazgo de un premio nobel, tan brillante y respetado podrá disolverla”.
Michael Eisen. Universidad de California. Co-fundador de la revista científica PLOS ONE.

Decía Thomas Jefferson que “un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa”. Eso mismo es lo que se ha propuesto el biólogo Randy Shekman (premio nobel de medicina 2013).




 Recién entregados los premios nobel de este año, este científico  americano, no ha querido esperar y, mediante un artículo publicado en The Guardian News el pasado lunes 9 de diciembre (  http://www.theguardian.com/commentisfree/2013/dec/09/how-journals-nature-science-cell-damage-science) ha puesto a parir a tres de las más prestigiosas revistas científicas del momento: Nature, Science y Cell.







Les acusa de “hacer un inmenso daño a la ciencia, al las revistas imponen una presión a los investigadores que les lleva a centrarse en temas científicos "de moda" en lugar de volcarse con temas que sí tendrían verdadera relevancia en sus campos de investigación”. Schekman acusa además a los editores y directores de las publicaciones de “no ser científicos” y por lo tanto, de “guiarse únicamente por criterios editoriales, sensacionalistas o de audiencia a la hora de publicar unos estudios u otros. La ciencia debe romper la tiranía de las revistas de lujo”.
Schekman propone a los científicos que publiquen sus trabajos en revistas abiertas, como la que él ha creado,  eLIFE , una revista online donde los artículos presentados son discutidos por científicos y que publica en abierto los estudios. Otras revistas científicas en abierto son:
-PLOS: (aglutina varias revistas):  http://www.plos.org/
- College & Research Libraries:   http://crl.acrl.org/


Gracias a Internet, los científicos tienen mucha más libertad para publicar sus trabajos, sin tener que depender del visto bueno de estas revistas líderes en información científica de “primer nivel”. Precisamente, la Ciencia necesita de esa libertad, para ser independiente y poder cuestionarse todo lo que nos rodea. Una revista científica, que tiene sus propietarios, al igual que una empresa farmacéutica, que también tiene quien se beneficia de sus ventas (algunas, como la mexicana AstraZéneca, te venden en la farmacia la solución a una enfermedad -Zoladex, un producto caro, para el cáncer de mama y de próstata- al mismo tiempo que son grandes accionistas -y también se benefician mucho de sus ventas- de una decena de empresas dedicadas a la producción de insecticidas, pesticidas y otros tóxicos que se utilizan en la agricultura, “supuestamente” muy cancerígenos) no puede, con su gran influencia y poder, imponer en la sociedad qué es ciencia o científico y qué no lo es. Quizás comience el ocaso de las mismas, al igual que están surgiendo voces discrepantes con los tratamientos de la  medicina “oficial”, sobre todo en oncología médica, que claramente obedece a los dictados no ya de lo que se publica en esas revistas interesantes e interesadas, sino -aún peor- a los dictados de la muy poderosa industria farmacéutica. Y es que el Principio del Ritmo, recogido en El Kybalion, ya lo dice: “todo se mueve como un péndulo, todo tiene sus períodos de avance y retroceso (…)”.

Fuentes: 





LIBROS (I): "EL KYBALION", miles de años de sabiduría en siete principios:



“Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga”. Francisco de Quevedo.

           
El Kybalion es, sin duda, uno de ellos. Los Siete Principios del Hermetismo, las máximas de Hermes Trimegisto, son en esencia, pura sabiduría condensada. Esta pequeña obra, de apenas 140 páginas, es una llave que abre las puertas a una antesala, la del templo del Misterio, donde reside la Energía Infinita y Eterna, de la cual todos procedemos y a la que todos regresaremos.


De apenas 140 páginas en su redacción actual –como lo conocemos a través de las ediciones recientes- data del siglo XIX y es una recopilación de las enseñanzas del sabio egipcio Hermes Trimegisto realizada por un grupo de personas anónimas (decidieron permanecer en el anonimato), conocido como “Los Tres Iniciados”. Esta obra es un resumen de los Siete principios de Hermes Trismegisto (alquimista místico, cuya existencia se estima en Egipto antes de la época de los faraones, y según la leyenda fue guía de Abraham, siendo además deificado por los egipcios como el dios Toth y los griegos como el dios Hermes), las bases de la filosofía hermética, transmitidos por este sabio egipcio, hace decenas de miles de años.



Hermes Trimegisto, en un mosaico de la Catedral de Siena (Italia).

 Esta compilación de los principios de Hermes Trimegisto fue conocida, en la Antigüedad, como “El Kybalion”, quizás su nombre se deba al hecho de que estas enseñanzas nunca fueron recogidas de manera escrita, ni mucho menos explicados y ampliados (hasta la recopilación realizada por este grupo anónimo, Los Tres Iniciados), sino que se fueron transmitiendo oralmente, siglo tras siglo (“kybalion” viene a significar “recibir por medio de la tradición oral”). Existen distintas teorías acerca de quiénes eran “los tres iniciados”, siendo La teoría más probable es que el Kybalión fue obra de William Walker Atkinson, con o sin ayuda de terceros, autor de una obra - Las Enseñanzas Arcanas -, que comparte algunas similitudes con el Kybalión. W.W. Atkinson (1862-1932), fue abogado, comerciante, editor, y escritor, así como un ocultista y un pionero estadounidense del movimiento del Nuevo Pensamiento, al que llegó tras una etapa en su vida en la que el estrés y la tensión provocaron una desmejora total en su bienestar físico y mental, así como el desastre financiero. Buscó la curación y en la década de 1880 la halló con el Nuevo Pensamiento, más tarde atribuyó el restablecimiento de su salud, vigor mental y la prosperidad material de la aplicación de los principios del Nuevo Pensamiento (Ciencia Mental), que pone un gran énfasis en la actitud mental positiva, la meditación y los ejercicios de afirmaciones.



William Walker Atkinson, el swami (maestro espiritual) de Baltimore.

Los principios herméticos no cambian las concepciones científicas del Universo. En realidad, la ciencia no hace más que corroborar las enseñanzas herméticas. Éstas tampoco están en pugna con el principio básico de Herbert Spencer, que postuló la existencia de una “Energía Infinita y Eterna”, de la cual proceden todas las cosas”. En realidad, los hermetistas reconocen en la filosofía de Spencer la más elevada expresión de la obra de las leyes naturales que jamás se promulgara, y creen que Spencer era una reencarnación de un antiguo filósofo que vivió en Egipto millares de años ha, y que más tarde vivió como Heráclito, el filósofo griego que viviera en el año 500 a. de C.




Herbert Spencer.





Heráclito de Éfeso.

No vivimos en un mundo de sueños, sino en un Universo que, si bien es relativo, es real, por lo menos en lo que concierne a nuestra vida y obras. Nuestra misión en el Universo es vivir, empleando debidamente sus leyes para ascender de lo inferior a lo superior, viviendo y haciendo lo mejor que podamos dentro de las circunstancias que surgen cada día, y viviendo, todo lo posible, nuestras más elevadas ideas e ideales. El verdadero significado de la vida no es conocido por el hombre en este plano –si es que alguien lo conoce-; pero los más sabios, y nuestras propias intuiciones también, nos enseñan que no nos equivocaremos si tratamos de vivir lo mejor posible. Todos estamos en el Camino, y esta vía va siempre ascendiendo, con frecuentes sitios de reposo. El misterio de los misterios es que el Espíritu de cada alma no queda aniquilado, sino que se expande infinitamente, sumergiéndose uno en otro, el Creador y el Creado, como una vuelta al hogar.


LOS SIETE PRINCIPIOS:

“Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par”. EL KYBALION.

Los Siete Principios del Hermetismo son los siguientes:

El principio del Mentalismo:


“El Todo es Mente; el universo es mental.”
EL KYBALION.

Este principio explica que el TODO, que es la realidad substancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de “universo material”, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado una mente infinita, universal y viviente. Todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.
“El Universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO”, se dice en esta obra. De igual manera que podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así el TODO crea los cosmos en la suya propia. Vuestro universo sería la creación de una mente finita, en tanto que la del TODO sería la creación de un Infinito. Las dos son iguales en clase, pero difieren infinitamente en grado. El Universo y todo lo que él contiene es una creación mental del TODO; todo es mente. “El TODO crea en su mente infinita innumerables universos, los cuales existen durante eones de tiempo [1], y así y todo, para EL, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y cerrar de ojos.”
“La mente infinita del TODO es la matriz del Cosmos”.
No vayáis a suponer que el pequeñísimo mundo que os circunda –la Tierra-, que no es más que un grano de arena en el universo, es el universo mismo. Hay millones de millones de tales mundos, y aun mucho mayores que él. Y aún hay millones de millones de tales universos que existen en la Mente del Único. Y aun en nuestro sistema solar hay regiones y planos de vida muy superiores a los nuestros, y seres comparados con los que nosotros somos lo que las amebas respecto al hombre. Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho más elevados que los del hombre, y éste jamás ha soñado que pudieran existir. Mas, a pesar de esto, esos seres fueron en un tiempo lo que nosotros ahora, y seremos un tiempo como ellos son, y aun superiores, porque tal es el destino del hombre. La muerte no es real: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante eones y eones de tiempo. El Universo es nuestra casa, nuestro hogar. Estamos en la mente del TODO y nuestras posibilidades y oportunidades son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el espacio. Y al fin del gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus creaciones en sí mismo, marcharemos alegremente porque entonces seremos capaces de comprender la verdad de ser UNO con el TODO.

El principio de correspondencia:

“Como es arriba, es abajo; como abajo es arriba.”
EL KYBALION.

Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual, del Cosmos: es una ley universal. De igual manera que el conocer los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita a razonar inteligentemente de lo conocido a lo desconocido; estudiando la mónada se llega a comprender al arcángel.

El principio de vibración:

“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra.”
EL KYBALION.

 Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es ésta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los universos, todo está en vibración.


El principio de polaridad:

“Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse.”
EL KYBALION.

Todo es dual, todo es y no es al mismo tiempo. En cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y  los “opuestos” no son en realidad sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquélla, diversos grados de la misma cosa. El mismo principio se manifiesta en la “luz” y la “oscuridad”. ¿Dónde termina la oscuridad y empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre positivo y negativo? En el plano mental, esta paradoja se da entre el amor y el odio, con muchos grados entre ambos, tantos que lo “agradable” y “desagradable”, se esfuman una en la otra. Todas no son más que gradaciones de la misma cosa. Y aún más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas. El “Bien” y el “Mal” no son sino polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando inteligentemente el principio de polaridad. De este modo, el “arte de polarizar” se convierte en una fase de alquimia mental, conocida y practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.



El principio de ritmo:


“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación.”
EL KYBALION.

Todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo: soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en todas las cosas, y, finalmente, en los estados mentales del hombre, y es con referencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante, encontrándolo de aplicación universal, y han descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, empleando para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, dependiendo del dominio que se tenga de dicho principio. Saben cómo usarlo, en vez de ser usados por él. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo, en aplicación de la alquimia mental hermética.

El principio de causa y efecto:

 “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte  no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley.”
EL KYBALION.

La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas, empleando ciertos métodos, pueden ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzar mentalmente el plano superior, convirtiendo en causas, en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás. La herencia, las sugestiones y otras múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos. Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades.



El principio de generación:

 “La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.”
EL KYBALION.

La generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino, en el plano físico, en el mental y en el espiritual. En el mundo físico, este principio se manifiesta como “sexo”, y en los planos superiores toma formas más elevadas. Ninguna creación física, mental o espiritual es posible sin este principio. Este principio creador obra siempre en el sentido de “generar”, “regenerar” y “crear”. Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio.

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Bibliografía y fuentes:
 Tres Iniciados: El Kybalion. Editorial Sirio. 9ª Edición. ISBN: 978-84-7808-595-8.



Notas:
[1] Un “eón” de tiempo se considera equivalente a unos mil millones de años.


Audio acerca de esta obra:
Monográfico de “La Rosa de los Vientos” (Onda Cero Radio) sobre El Kybalion:


Nota bene: Este libro se puede adquirir a través de la librería on line Casa del Libro, al precio de 6.95 euros:

PREFACIO



El título de este blog deriva del primer capítulo de la obra de mayor éxito del célebre divulgador científico Carl Sagan, “Cosmos” (publicada en España por la Editorial Planeta). El primer capítulo se denomina “en la orilla del océano cósmico” y comienza diciendo lo siguiente: “El Cosmos es todo lo que es o lo que fue o lo que será alguna vez”.


En astronomía los descubrimientos de nuevos y lejanos planetas se repiten por centenares, hasta tal punto que comenzamos a comprobar la existencia  de los  “enjambres de universos” que tan bien describiera Olaf Stapledon en su obra “Hacedor de estrellas” (1937) –publicada en España por Minotauro-, a través del viaje interestelar de su protagonista, partiendo desde su “preciado átomo de comunidad”, como se refería al hablar de nuestro planeta.


Por ello, podemos decir que el mundo se ha globalizado a nivel galáctico y debemos expandir nuestra visión de las cosas hacia el Universo que habitamos, no quedándonos sólo con la de este pequeño átomo al que llamamos Planeta Tierra. La misión de la Humanidad es adquirir una conciencia de sociedad cósmica, como defienden Nancy Ellen Abrams y Joel R. Primack en su obra “El nuevo Universo y el futuro de la Humanidad”.


Asomémonos, pues, a este desconocido e infinito océano cósmico del que formamos parte, desde esta pequeñísima isla -una más de las infinitas que hay-, que es nuestro Planeta.