"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

miércoles, 10 de agosto de 2016

EL ASILO, CONTRA LA FATALIDAD, DE NOTRE DAME.

"Tempus edax, homo edacior" ("El tiempo devasta, pero el hombre es el mayor devastador").

Víctor Hugo. Notre-Dame de Paris. 

"La inmunidad de los templos no se concede por la ley a los que hacen daño, sino a los oprimidos".

Justiniano.

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Notre Dame de París, en la actualidad.





"-¡ Asilo!
-¡Asilo! ¡Asilo!- repitió la muchedumbre y diez mil aplausos hicieron refulgir de alegría y de orgullo el único ojo de Quasimodo.
La sacudida hizo volver en sí a la condenada que abrió los ojos y al ver a Quasimodo volvió a cerrarlos súbitamente como asustada de su salvador.
Charmolue y los verdugos y toda la escolta se quedaron atónitos. En el recinto de Nuestra Señora, la condenada era, en efecto, inviolable, pues la catedral era un lugar de asilo y toda la justicia humana expiraba en sus umbrales".



Este párrafo anterior, mostrado enteramente  en cursiva, pertenece a la novela Nuestra Señora de París, la obra literaria más bella de Víctor Hugo. El escritor francés nació en 1802, trece años después de la toma de La Bastilla. De niño presenció la imagen pública en la que se habían convertido las ejecuciones de los condenados a muerte en la Plaza de la Gréve de París, entre los que se contaron varios familiares y amigos. La vivencia tan próxima de la tortura y el suplicio ajenos le llevaron a armarse con argumentos literarios y políticos, convirtiéndose en abanderado firme defensor de la abolición de la pena de muerte (conocido es su alegato contra la pena capital, publicado en 1829: "Último día de un condenado a muerte"). En Notre Dame de Paris vuelve a dejar manifiesto su lamento literario en protesta por una justicia favorecedora sólo de ciertas clases sociales, corrompida, desproporcionada y excesiva.





Plaza de la Gréve, en 1610.



El juego inexplicable de la "fatalidad" (aquellas mayúsculas griegas grabadas a mano que Hugo vio en una pared de la Catedral) lleva a la ejecución en la Plaza de la Gréve a la joven gitana Esmeralda, de la que será salvada por un ser tan defenestrado socialmente como ella, el famoso jorobado Quasimodo, campanero de Notre Dame.

Como el escritor francés dice en su novela, "en la Edad Media todas las ciudades y, hasta Luis XII, toda Francia, tenían sus lugares de asilo. Estos lugares de asilo, en medio del diluvio de leyes penales y de jurisdicciones bárbaras que inundaban la ciudad, eran como islas que se elevaban por encima del nivel de la justicia humana. Cualquier criminal que arribara a ellas podía considerarse salvado. En cada arrabal había tantos lugares de asilo como patíbulos. Era como el abuso de la impunidad frente al abuso de los suplicios; dos cosas negativas que intentaban corregirse una con otra. Los palacios del rey, las residencias de los príncipes y principalmente las iglesias disfrutaban del derecho de asilo. A veces se hacía lugar de asilo a toda una ciudad, sobre todo cuando se necesitaba repoblarla. En 1467, Luis XI hizo de París un lugar de asilo. Una vez puesto el pie en el asilo, el criminal era sagrado, pero tenía que guardarse muy mucho de no salir de él, pues dar un paso fuera del santuario suponía caer de nuevo a la corriente. La rueda, el patíbulo, la estrapada, montaban guardia en torno al lugar de refugio y acechaban continuamente a su presa como los tiburones en torno al barco. Se han visto condenados que encanecían así en un claustro, en la escalera de un palacio, en el huerto de una abadía, bajo los porches de una iglesia. Así, pues, el asilo era una forma de prisión como cualquier otra. Ocurría a veces que un decreto solemne del parlamento violaba el asilo y devolvía al condenado a los verdugos; sin embargo, esta circunstancia se presentaba muy raramente. Los parlamentos tenían miedo de los obispos y cuando estos dos estamentos llegaban a enfrentarse, la toga no hacía buen juego con la sotana (...)".

La providencia, esa gran hacedora de dramas, hizo que el asilo de Esmeralda durase muy poco. Con frecuencia, son nuestros mejores amigos los que nos hacen caer. Y eso le ocurrió a la joven. Fue sacada del lugar de asilo por un poeta amigo suyo, con la intención de llevarla a lugar seguro. Pero los intrincados y siniestros hilos de la fatalidad hicieron que la joven acabase muriendo ahorcada, en la misma plaza de la Gréve.

Víctor Hugo, en Los Miserables, también otorga la protección del asilo eclesiástico a sus personajes. Jean Valjean, es salvado en dos ocasiones por esta institución: la primera, cuando tras salir de la prisión de Grasse, tras estar 19 años allí, encuentra asilo inesperadamente en casa de Monseñor Charles-François Bienvenu Myriel, obispo de Digne (aquel sacerdote que hacía durar demasiado tiempo sus sotanas y que visitaba a los pobres mientras tenía dinero, hasta que se le terminaba y, entonces, visitaba a los ricos); la segunda, cuando entra en el jardín del Convento de Petit-Picpus, en el barrio parisiense de Saint-Antoine, huyendo del inspector Javert y sus acólitos. En este lugar, Jean Valjean verá reconocida su generosidad, de la mano agradecida de un jardinero, el viejo Fauchelevent, al que Valjean rescató de un accidente años antes.

El asilo de las iglesias o asilo eclesiástico, institución bien estudiada por el Derecho Canónico, hunde sus raíces históricas en la hospitalidad y protección que daban los antiguos egipcios y griegos en sus templos a cualquier perseguido por la justicia. Esta costumbre fue adoptada por la Iglesia Cristiana. En España, tuvo vigencia hasta la entrada en vigor de nuestra Constitución de 1978.




Antigua Plaza de la Gréve, en la actualidad.






Fuentes:

-HUGO, VÍCTOR: Nuestra Señora de París. Ediciones Cátedra. Letras Universales. Madrid, 2007.

-HUGO, VÍCTOR: Los Miserables (Les misérables). Ediciones Debolsillo, Ramdom House Mondadori, S.A., Barcelona, 2008.


noelia rodríguez padilla.


sábado, 9 de julio de 2016

LA ENCINA DE CÓSIMO.

 "Cósimo miraba el mundo desde el árbol : todo, visto desde allá arriba, era distinto, y eso ya era una diversión."
El Barón Rampante. Italo Calvino.

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Cósimo Piovasco de Rondó, el célebre "barón rampante" de Italo Calvino, un buen día, a la edad de doce años, decidió trepar a lo alto de una encina situada junto a su casa, y desde entonces, no volvió a bajar de los árboles. Para Cósimo, su hogar estaba en las alturas, junto a las ramas más altas. Allí vivió el resto de los días de su vida y allí pretendió constituir la imaginaria República de Arbórea, "habitada por hombres justos".

 La encina es considerada un árbol sagrado en muchos lugares, símbolo de potencia, longevidad y solidez. Quizás el escritor cubano-italiano Italo Calvino, ingeniero agrónomo, escogió este árbol por su carga simbólica, para resaltar y dar más énfasis a la tozudez y originalidad del modo de vida escogido por su personaje.

 En su libro "COSMOS", en el capítulo titulado "Una voz en la fuga cósmica", Carl Sagan escribe  sobre el particular parentesco existente entre los humanos y los árboles. Y se refiere específicamente a una encina. En la página treinta y tres dice: "Una encina y yo estamos hechos de la misma sustancia. Si retrocedemos lo suficiente, nos encontramos con un antepasado común".





















Más adelante, en la página treinta y cinco dice lo siguiente: "Las personas tenemos un aspecto diferente al de un árbol. No hay duda que percibimos el mundo de modo diferente a como lo hace un árbol. Pero en el fondo de todo, en el núcleo molecular de la vida, los árboles y nosotros somos esencialmente idénticos".












Ese sentimiento o sensación de identidad con la encina es lo que hizo que el célebre personaje salido de la imaginación de Italo Calvino trepara a lo alto y se hermanara con sus ramas el resto de sus días.

Al "barón rampante" no sólo le sirvió para ver bien la tierra, manteniendo esa distancia tan necesaria. También le sirvió para sentir más cerca al Gran Arquitecto del Universo, el mismo Creador de árboles y hombres.













Fuentes:

-Calvino, Italo: EL BARÓN RAMPANTE. Editorial Bruguera. Barcelona, 1980.
-Sagan, Carl: COSMOS. Editorial Planeta. Barcelona, 2009.





domingo, 19 de junio de 2016

"NO SOY FEMINISTA. EN REALIDAD, SOY HUMANISTA".-

"No soy feminista. En realidad, soy humanista".

CLARA CAMPOAMOR RODRÍGUEZ.

"No estamos aquí - en la cárcel- por ser infractoras de la Ley;estamos aquí por nuestros esfuerzos por convertirnos en  hacedoras de leyes".

EMMELINE PANKHURST.


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Hace ciento veintiséis años (fue en 1890), una joven escritora sudafricana, activista y defensora de los derechos humanos de la mujer y de los esclavos negros, Olive Schreiner (1855-1920), publicó "DREAMS" ("SUEÑOS"), obra que no llegó a ser traducida al castellano. Con toda seguridad, fue escrita utilizando un pseudónimo o nombre masculino. Ella solía usar el de Ralph Iron. "Dreams" sólo está disponible en inglés. En ella, esta importante escritora sudafricana, a través de una delicada prosa, muy poética, lanza un sonoro grito en pro de los derechos civiles de las mujeres.










 En un extracto de esta obra,  que aparece traducido al español, en la película estrenada en este año 2016 "SUFRAGISTAS" ("SUFFRAGGETTE"), de la directora Sarah Gavron, se dice lo siguiente:

"La mujer errabunda sigue adelante buscando la tierra de la libertad. 

-¿Cómo puedo llegar? 

La Razón, responde:

-Hay un camino, sólo un camino. Por las orillas del esfuerzo, por las aguas del sufrimiento. No hay otro.

La mujer, habiéndose deshecho de todo a lo que se había aferrado, grita: 

-¿ Para qué voy a esa tierra lejana a la que nadie ha llegado? Estoy sola. Estoy totalmente sola."







El pasado 10 de Marzo de 2016 se cumplieron 100 años de la publicación de la primera Ley británica que aprobó el voto de la mujeres. Tras una larga batalla, iniciada por una serie de valientes mujeres que hicieron frente a todo tipo de adversidades e injusticias hasta que consiguieron su justicia. La pionera de estas importantes damas fue Emmeline Pankhurst (1858-1928), líder de las sufragistas británicas y una de las fundadoras del movimiento en Europa. Ella, junto a su marido, Richard Pankhurst, crearon la Liga por el Sufragio Femenino, la Women´s Franchise League (W.F.L.), cuna de la que surgió más tarde la Women´s Social and Political Union (W.S.P.U.), cuyo lema principal sería: "Acciones, no palabras". 





Emmeline Pankhurst fue arrestada hasta siete veces, antes de que se consiguiese aprobar el sufragio femenino.




La W.S.P.U. acogió un símbolo de tres colores, que se pueden ver de fondo en el cartel de la película recién estrenada este año: el púrpura (dignidad, valor), el blanco (pureza) y el verde (esperanza).


En 1918 se concedió el voto a las mujeres mayores de treinta años.
En 1925 la Ley reconoció derechos de las madres sobre sus hijos (hasta entonces, sólo los maridos los ejercían).
En 1928 consiguieron los mismos derechos de voto que los hombres.

En el resto del mundo, la situación del voto femenino queda así:

1893 Nueva Zelanda.
1902 Australia.
1913 Noruega.
1917 Rusia.
1918 Austria, Alemania y Polonia.
1920 EE.UU.
1931 España.
1932 Brasil.
1934 Turquía.
1944 Francia.
1945 Italia.
1949 China, La India.
1953 México.
1971 Suiza.
1974 Jordania.
1976 Nigeria.
2003 Catar.
2015 Arabia Saudí ha prometido el derecho de voto a las mujeres...


En España, la abogada (segunda abogada española -colegiada en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid- tras Victoria Kent) y política Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972) lideró la defensa del sufragio femenino en Las Cortes, que fue finalmente aprobado el 1 de Octubre de  1931 por 161 votos a favor frente a 131 en contra.



Su discurso en Las Cortes, antes de la votación, fue el siguiente:


"Señores diputados: lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que por su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar contra los suyos.
Respecto a la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda la consideración necesaria, que no están apoyadas en la realidad. Tomemos al azar algunas de ellas. ¿Que cuándo las mujeres se han levantado para protestar de la guerra de Marruecos? Primero: ¿y por qué no los hombres? Segundo: ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo, con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres?
¡Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres? ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer?
Pero, además, señores diputados, los que votasteis por la República, y a quienes os votaron los republicanos, meditad un momento y decid si habéis votado solos, si os votaron sólo los hombres. ¿Ha estado ausente del voto la mujer? Pues entonces, si afirmáis que la mujer no influye para nada en la vida política del hombre, estáis -fijaos bien- afirmando su personalidad, afirmando la resistencia a acatarlos. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra repulsa reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.
No se trata aquí esta cuestión desde el punto de vista del principio, que harto claro está, y en vuestras conciencias repercute, que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos, porque ya desde Fitche, en 1796, se ha aceptado, en principio también, el postulado de que sólo aquel que no considere a la mujer un ser humano es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y del ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre. Y en el Parlamento francés, en 1848, Victor Considerant se levantó para decir que una Constitución que concede el voto al mendigo, al doméstico y al analfabeto -que en España existe- no puede negárselo a la mujer. No es desde el punto de vista del principio, es desde el temor que aquí se ha expuesto, fuera del ámbito del principio -cosa dolorosa para un abogado-, como se puede venir a discutir el derecho de la mujer a que sea reconocido en la Constitución el de sufragio. Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? Pues yo no puedo, por enojosas que sean las estadísticas, dejar de referirme a un estudio del señor Luzuriaga acerca del analfabetismo en España.
Hace él un estudio cíclico desde 1868 hasta el año 1910, nada más, porque las estadísticas van muy lentamente y no hay en España otras. ¿Y sabéis lo que dice esa estadística? Pues dice que, tomando los números globales en el ciclo de 1860 a 1910, se observa que mientras el número total de analfabetos varones, lejos de disminuir, ha aumentado en 73.082, el de la mujer analfabeta ha disminuido en 48.098; y refiriéndose a la proporcionalidad del analfabetismo en la población global, la disminución en los varones es sólo de 12,7 por cien, en tanto que en las hembras es del 20,2 por cien. Esto quiere decir simplemente que la disminución del analfabetismo es más rápida en las mujeres que en los hombres y que de continuar ese proceso de disminución en los dos sexos, no sólo llegarán a alcanzar las mujeres el grado de cultura elemental de los hombres, sino que lo sobrepasarán. Eso en 1910. Y desde 1910 ha seguido la curva ascendente, y la mujer, hoy día, es menos analfabeta que el varón. No es, pues, desde el punto de vista de la ignorancia desde el que se puede negar a la mujer la entrada en la obtención de este derecho.
Otra cosa, además, al varón que ha de votar. No olvidéis que no sois hijos de varón tan sólo, sino que se reúne en vosotros el producto de los dos sexos. En ausencia mía y leyendo el diario de sesiones, pude ver en él que un doctor hablaba aquí de que no había ecuación posible y, con espíritu heredado de Moebius y Aristóteles, declaraba la incapacidad de la mujer.
A eso, un solo argumento: aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.
Desconocer esto es negar la realidad evidente. Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis (perdonadme la palabra, que digo sólo por su claridad y no con espíritu agresivo) detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer.
Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino.
No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza de igualdad está en el comunismo. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República, ayudáis a la República atrayéndoos y sumándoos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención.
Cada uno habla en virtud de una experiencia y yo os hablo en nombre de la mía propia. Yo soy diputado por la provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar; que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven; que ha sido simpatía y apoyo para los hombres que estaban en las cárceles; que ha sufrido en muchos casos como vosotros mismos, y que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt de que la única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella.
Señores diputados, he pronunciado mis últimas palabras en este debate. Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española."

Tal como reflejó en su escrito, "Dreams" -hace 126 años- Olive Schreiner, el camino a la tierra de la libertad es largo y está lleno de obstáculos. Aún queda mucho por recorrer. Lo que está claro es que esta lucha, a lo largo de la historia, y los derechos reconocidos tras ella, demuestra (en palabras de Simone de Beauvoir, en su introducción a la primera parte de "El Segundo Sexo" - Los Hechos y los Mitos-) que las mujeres "ya no son combatientes, como nuestras mayores; en conjunto, hemos ganado la partida".








martes, 10 de mayo de 2016

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (V): LAS MUSAS.

 "Habla, Musa, de aquel hombre astuto que erró largo tiempo después de destruir el alcázar sagrado de Troya, del que vio tantos pueblos y de ellos su espíritu supo, de quien tantas angustias vivió por los mares, luchando por salvarse y salvar a los hombres que lo acompañaban; mas no pudo, ¡ay!, salvarlos, no obstante el esfuerzo que hizo (...)".
  HOMERO. Odisea.
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Las Musas, hijas de Júpiter y Mnemósine, protegían las artes, las ciencias y las letras. Cuéntanse ordinariamente nueve; Calíope, Clío, Melpómene, Talía, Euterpe, Terpsícore, Erato, Polimnia y Urania.

Nacieron en la cumbre del Piero y moraron sucesivamente en el Parnaso de doble cima, en la Fócida, en el Pindo, en Tesalia, en el Helicón y en Aonia o Beocia. El caballo Pegaso servíales de cabalgadura. Júpiter las reclamaba muy a menudo a su lado en el Olimpo y allí cantaban las maravillas de la naturaleza, alegrando con sus armonías a la corte celestial. Complacíasen también en habitar en las riberas del río Permeso y junto a las fuentes de Castalia, Hipocrene y Agánipe.

Un día que, vagando por los campos, se habían alejado mucho de sus moradas, fueron sorprendidas por un vendaval que las obligó a buscar un lugar donde refugiarse. Pireneo, rey de la Fócida, salióles al encuentro y les ofreció asilo en su palacio. Aceptaron ellas agradecidas, pero apenas hubieron pasado el umbral de la regia mansión, se cerraron las puertas y quedaron esclavas del tirano.

Creíase Pireneo amo y señor de tan rica presa y había escogido ya la que debía ser su primera víctima, cuando revistiéndose súbitamente de alas, las nueve hermanas levantan el vuelo y huyen con la ligereza de los pájaros. Pretendiendo Pireneo alcanzarlas sube a la estancia superior de su palacio, lánzase en su persecución, cae y se mata.

En otra ocasión, las Piérides, hijas de Piero, rey de Macedonia, orgullosas por creerse dotadas de excepcional talento en la música y la poesía, atravesaron la Tesalia y parte de Grecia para disputar a las Musas la primacía del canto. "Si sois vencidas -dijeron a las hijas de Mnemósine- nos cederéis el Parnaso y las floridas riberas del Hipocrene; pero si obtenéis la victoria os daremos los valles de Macedonia y buscaremos un asilo en los montes nevados de la Tracia." Aceptaron las Musas el desafío y las Piérides comenzaron su canto celebrando con versos largos y monótonos el combate de Júpiter y los Gigantes, prodigando desmesuradas alabanzas a la bravura de los hijos de la Tierra. Su canto brotaba sin vida, sin color, sin trabazón ni concordancia.

Calíope se encargó de responderlas y tejió un himno al poder infinito del señor del universo, que con un soplo da vida a la creación y con una mirada reduce todos los seres a la nada. Después cantó la historia de Ceres, su eterno vagar, su solicitud maternal, sus alternativas de temor y esperanza y los numerosos beneficios por ella prodigados, que le hicieron digna de tantos templos y altares como se levantaron en su honor.

Apenas hubo acabado su canto, las ninfas que debían ejercer de jueces le otorgaron la victoria. Las hijas de Piero prorrumpieron entonces en fuertes protestas agrediendo a sus rivales, pero al momento sus cuerpos se cubrieron de plumas negras y blancas y quedaron convertidas en urracas, yendo a posarse en los árboles vecinos. Bajo esta nueva forma conservan ellas el mismo temperamento y persisten en ser charlatanas e importunas.

Los atenienses, apasionados amadores de la poesía, levantaron a las Musas un suntuoso altar. Roma les consagró tres templos, en uno de los cuales eran invocadas bajo el nombre de Camenes o cantoras porque celebraban en sus himnos las hazañas de los dioses y los héroes. Lo poetas las llaman ya Piérides, por haber nacido en el monte Piero o por su victoria sobre las hijas de Piero, ya las Doctas Hermanas, las Ninfas de la doble colina, las hijas de la Memoria, las Nueve Hermanas, etc. Las representan jóvenes, bellas, modestas, vestidas con sencillez, sentadas a la sombra de un laurel o de una palmera dándose las manos.

Algunas veces se nos muestran presididas por Apolo pulsando la lira, el cual recibe entonces el sobrenombre de "Musagetes", o sea guía o jefe de las Musas.

Calíope patrocinaba la poesía heroica; por esto es representada a veces con una corona de laurel en sus sienes. En una de sus manos ostenta una trompeta o muestra las mejores poesías épicas, la "Ilíada", la "Odisea" y la "Eneida".

Clío presidía la historia. Era su principal ocupación mantener siempre vivo el recuerdo de los actos generosos y de los grandes triunfos. La representan, como Calíope, coronada de laurel, con una trompeta en su diestra o un libro abierto en la mano izquierda.

Melpómene inspiraba la tragedia. Aparece ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada; con una mano empuña un cetro o na máscara, y a veces algunas coronas o un puñal ensangrentado. Lleva en su frente una diadema o una guirnalda, y va calzada con coturnos. Algunas veces se apoya sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte difícil que exige un genio privilegiado y na imaginación vigorosa.

Talía, musa de la comedia, lleva en la mano una careta. Tiene el aspecto vivaracho y la mirada burlona; una corona de hiedra (planta siempre verde, emblema de la inmortalidad a que aspiran los poetas) circunda su cabeza y lleva los pies calzados con sandalias.

Euterpe, nombre que quiere decir "agradable genio", era la musa de la música. Suelen representarla coronada de flores y con una flauta en la mano.

Terpsícore dirigía la danza. Su aire jovial, su esbeltez, su actitud ligera, algunas guirnaldas de flores y una lira: he aquí sus características.

Erato inspiraba la poesía lírica y amorosa. Algunos representan a esta Musa coronada de mirto y rosas, llevando en la mano derecha un laúd, instrumento de varias cuerdas, por ella inventado, o una flecha. A sus pies han puesto algunos artistas dos tórtolas picoteando y a su lado un Amor alado provisto de un arco, un carcaj o una antorcha encendida.

Polimnia patrocinaba el canto y la retórica. Suelen representarla vestida de blanco, en actitud de pensar. En la mano sostiene a veces un cetro o unas cadenas como símbolo del poder que ejerce la elocuencia.

Urania, musa de la astronomía, tiene cerca de sí un globo terráqueo, que mide con un compás. Las estrella forman su corona y de ellas aparece también cuajado su manto. A sus pies se hallan esparcidos algunos instrumentos de matemáticas.
















FUENTES:

-HUMBERT, JUAN: MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA. EDITORIAL GUSTAVO GILI, BARCELONA, 1958.

-HOMERO: ODISEA. EDITORIAL PLANETA, BARCELONA, 1993.



lunes, 21 de marzo de 2016

SI PUEDES RECORDARME, SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO.-

"La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos".

CICERÓN.
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Alguien dijo una vez que el recuerdo es el perfume del alma. Está claro que pensaba lo mismo que Isabel Allende, cuando escribió aquello de que "la muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo". Este mismo pensamiento ha debido perdurar en la mente y en el corazón de un señor, José Luis Casaus Lambea, desde que falleció su mujer (Elena Lupiañez Salanova, cariñosamente "Elenita") hace veintidós años, un 21 de Marzo de 1994, con tan sólo cuarenta años de edad. Desde entonces, cada 21 de Marzo, Jose Luis publica una esquela en el diario El País, contando cosas de su vida cotidiana a su mujer. Recuerdo el año pasado cuando me encontré con la esquela del 21 de Marzo de 2015, me llamó tanto la atención esa forma tan abierta, desenfadada y llamativa de honrar la memoria de un difunto, que la recorté y la pegué en mi cuaderno de notas.Hoy mismo, me he encontrado la esquela, de nuevo, y ya conociendo la historia de tan peculiar serial epistolar, no puedo más que felicitar, desde aquí, a este señor sencillamente por demostrar con tan hermosa iniciativa que el amor es más poderoso que la muerte.









Fuentes:

miércoles, 24 de febrero de 2016

PRÓLOGO DE ARTURO PÉREZ REVERTE A "UNA HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL QUE NO VA A GUSTAR A NADIE", DE JUAN ESLAVA GALÁN.

"Financia la operación el multimillonario Juan March, que desde hace tiempo sufraga a los golpistas desde su exilio en Biarritz. Alguien había profetizado: "O la República acaba con March, o March acabará con la República".

"Dos Españas separadas por una tapia. La del cementerio. Canciones dictadas por el odio de uno y otro lado comienzan a escucharse en el campo, en el taller, en los cuarteles..."

"Muchas parroquias se quedan huérfanas de cura. Seminaristas, sacerdotes y frailes se suman,fusil en mano, el insólito correaje militar encima de las sotanas, a la columna con la que el general Mola pretende conquistar Madrid".

"Incluso a nivel personal, los amigos que ayer bromeaban sobre su pertenencia a bandos poíticos opuestos se convierten de pronto en irreconciliables enemigos. La escisión afecta también a las familias".

Juan Eslava Galán. "Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie". Editorial Planeta. Barcelona, 2014.


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"El viejo Goya lo pintó mejor que nadie: dos gañanes enterrados hasta las corvas, matándose a garrotazos. La sombra de Caín es alargada, en España. Lo fue siempre, y la guerra civil que se cuenta en este libro es cumplida prueba de ello. Juan Eslava Galán nos cuenta -en realidad nunca ha dejado de hacerlo- una historia trágica, violenta, retorcida en ocasiones hasta el esperpento con esos trágicos quiebros de humor negro que también, inevitablemente, son ingredientes de nuestra ibérica olla.
Una república desventurada en manos de irresponsables, de timoratos y asesinos, un ejército en manos de brutos y matarifes, un pueblo despojado e inculto, estaban condenados a empapar de sangre esta tierra. Luego, prendida la llama, la arrogancia de los privilegiados, el rencor de los humildes, la desvergüenza de los políticos, el ansia de revancha de los fuertes, la ignorancia y el odio hicieron el resto. No bastaba vencer; era necesario perseguir al adversario hasta el exterminio. Murió más gente en la represión que en los combates; en ambos lados, analfabetos presidiendo tribunales gozaron de más poder que magistrados del Supremo. Hubo valor, por supuesto. Y decencia. Y lecciones de humanidad e inteligencia. Pero todo eso quedó sepultado por las pavorosas dimensiones de una tragedia que todavía hoy necesita reflexión y explicaciones. Este libro se aventura a ello, y lo consigue con amenidad y con una extraordinaria, abundante y rigurosa documentación que -ésa es quizá su principal virtud- ni siquiera se nota. Juan lo ha escrito a su manera, como suele. Como quien no quiere la cosa. Sin darle importancia y casi sin pretenderlo. Y por supuesto, sin buenos ni malos. Las dos Españas mamaron la misma leche. Estas páginas lo ponen de manifiesto de forma apasionante y estremecedora. Por eso se trata de una historia de la guerra civil que no le va a gustar a nadie. Ya era hora."

ARTURO PÉREZ-REVERTE,
De la Real Academia Española.





Juan Eslava Galán y Arturo Pérez-Reverte, en Las Navas de Tolosa (Jaén).















martes, 2 de febrero de 2016

ANDALUCÍA (SPAIN). CAMPILLOS (MÁLAGA). "De donde brota el agua y manan libertades" YA A LA VENTA.-

Después de la muerte de Franco no fue fácil la Transición. Aventurarse y bregar sobre una cancha de reivindicaciones, amnistías, sustos, conquistas de libertad y alguna que otra tormenta, tuvo sus riesgos como veremos. Tampoco es fácil relatarlo. Nadie está en posesión absoluta de la Verdad. Donde hay una persona hay siempre algo de verdad; una perspectiva personal, nueva y distinta, sobre la realidad de las cosas. 

Convendría escuchar a todos, sumar todas las perspectivas y después contarlo. Por consiguiente mis palabras admitirán con agradecimiento cualquier clase de réplica, antítesis o corrección, en la seguridad de que en mí es verdadero todo aquello que admito en los otros; y será falso todo aquello que les niegue a los demás.

 Para convivir cohesionados y en paz dentro de los límites de un municipio, sería conveniente acertar a exponer todos los puntos de vista y escucharnos con respeto, en la noble aventura de sumar voluntades y apaciguar conciencias. 

Recuerdo que en muchos pueblos de Sudáfrica, cuando nace un hijo, siempre hay un miembro de la familia que lo toma en brazos y lo levanta hacia el cielo diciendo: “Naces en un país que ha sido capaz de perdonar y seguir adelante”. 

Hablar sobre Campillos me obliga a establecer un perfil en dos dimensiones. Su Perfil Romántico: lo perenne, lo mágico e irracional. Y en segunda instancia, el Perfil Humano e Histórico, a ras del suelo, donde sentarse y detenernos a pensar las cosas que acontecieron y por qué transcurrieron como transcurrieron. 

Permítanme, además, decirles que yo no creo en la objetividad, sí en la subjetividad. Lo objetal u objetivo es siempre un “algo amorfo”, “sin forma”, es decir: carente de inteligibilidad. Así pues, confieso que hablaré a mi aire, a mi manera, subjetivamente, por supuesto, con entera libertad en las formas y en el fondo, sobre todo en los temas más candentes, porque los acontecimientos de un pueblo tienen un carácter tan venerable que exigen desenfado y un cierto coraje frente a los embrollos de la política o las tramposas manipulaciones de la historia.


 César R. Docampo











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