"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

domingo, 23 de agosto de 2015

"LECCIONES DE TOLSTÓI", POR MARIO VARGAS LLOSA, Y EL TESTAMENTO DE ALFRED NOBEL.-

"¿Cómo fue posible que el primer Premio Nobel de Literatura que se dio fuera para Sully Prudhomme en vez de Tolstói, el otro contendiente? ¿Acaso no era tan claro entonces, como ahora, que Guerra y Paz es uno de esos raros milagros que, de siglo en siglo, ocurren en el universo de la literatura?".
Mario Vargas Llosa. 

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Lecciones de Tolstói

El escritor ruso nos enseña en 'Guerra y paz' que pese a todo lo malo que hay en la vida, la humanidad va dejando atrás, poco a poco, lo peor que ella arrastra






F.V.





Leí Guerra y paz por primera vez hace medio siglo, en Perros-Guirec, un volumen entero de la Pléiade, durante mis primeras vacaciones pagadas en la Agence France-Presse. Escribía entonces mi primera novela y estaba obsesionado con la idea de que, en el género novelesco, a diferencia de los otros, la cantidad era ingrediente esencial de la calidad, que las grandes novelas solían ser también grandes —largas— porque ellas abarcaban tantos planos de realidad que daban la impresión de expresar la totalidad de la experiencia humana.

La novela de Tolstói parecía confirmar al milímetro semejante teoría. Desde su inicio frívolo y social, en esos salones elegantes de San Petersburgo y Moscú, entre esos nobles que hablaban más en francés que en ruso, la historia iba descendiendo y esparciéndose a lo largo y a lo ancho de la compleja sociedad rusa, mostrándola en su infinito registro de clases y tipos sociales, desde los príncipes y generales hasta los siervos y campesinos, pasando por los comerciantes y las señoritas casaderas, los calaveras y los masones, los religiosos y los pícaros, los soldados, los artistas, los arribistas, los místicos, hasta sumir al lector en el vértigo de tener bajo sus ojos una historia en la que discurrían todas las variedades posibles de lo humano.
En mi memoria, lo que más destacaba en esa gigantesca novela eran las batallas, la prodigiosa odisea del anciano general Kutúzov que, de derrota en derrota, va poco a poco mermando a las invasoras tropas napoleónicas hasta que, con ayuda del crudo invierno, las nieves y el hambre, consigue aniquilarlas. Tenía la falsa idea de que, si había que resumir Guerra y paz en una frase, se podía decir de ella que era un gran mural épico sobre la manera como el pueblo ruso rechazó los empeños imperialistas de Napoleón Bonaparte, “el enemigo de la humanidad”, y defendió su soberanía; es decir, una gran novela nacionalista y militar, de exaltación de la guerra, la tradición y las supuestas virtudes castrenses del pueblo ruso.

Lejos de presentar la guerra como una virtuosa experiencia la novela la expone en todo su horror
Compruebo ahora, en esta segunda lectura, que estaba equivocado. Que, lejos de presentar la guerra como una virtuosa experiencia donde se forja el ánimo, la personalidad y la grandeza de un país, la novela la expone en todo su horror, mostrando, en cada una de las batallas —y acaso, sobre todo, en la alucinante descripción de la victoria de Napoleón en Austerlitz—, la monstruosa sangría que acarrea y las infinitas penurias e injusticias que golpean a los hombres comunes y corrientes que constituyen la inmensa mayoría de sus víctimas; y la estupidez macabra y criminal de quienes desatan esos cataclismos, hablando del honor, del patriotismo y de valores cívicos y marciales, palabras cuyo vacío y nimiedad se hacen patentes apenas estallan los cañones. La novela de Tolstói tiene mucho más que ver con la paz que con la guerra y el amor a la historia y a la cultura rusa que sin duda la impregna no exalta para nada el ruido y la furia de las matanzas sino esa intensa vida interior, de reflexión, dudas, búsqueda de la verdad y empeño de hacer el bien a los demás que encarna el pasivo y benigno Pierre Bezújov, el héroe de la novela. Aunque la traducción al español de Guerra y paz que estoy leyendo no sea excelente, la genialidad de Tolstói se hace presente a cada paso en todo lo que cuenta, y mucho más en lo que oculta que en lo que hace explícito. Sus silencios son siempre locuaces, comunicativos, excitan una curiosidad en el lector que lo mantiene prendido del texto, ávido por saber si el príncipe Andréi se declarará por fin a Natasha, si la boda pactada tendrá lugar o el atrabiliario príncipe Nikolái Andréievich conseguirá frustrarla. Prácticamente no hay episodio en la novela que no quede a medio contar, que no se interrumpa sin hurtar al lector algún dato o información decisivos, de modo que su atención no decaiga, se mantenga siempre ávida y alerta. Es realmente extraordinario cómo en una novela tan vasta, tan diversa, de tantos personajes, la trama narrativa esté tan perfectamente conducida por ese narrador omnisciente que nunca pierde el control, que gradúa con infinita sabiduría el tiempo que dedica a cada cual, que va avanzando sin descuidar ni preterir a nadie, dando a todos el tiempo y el espacio debidos para que todo parezca avanzar como avanza la vida, a veces muy despacio, a veces a saltos frenéticos, con sus dosis cotidianas de alegrías, desgracias, sueños, amores, fantasías.
En esta relectura de Guerra y paz advierto algo que, en la primera, no había entendido: que la dimensión espiritual de la historia es mucho más importante que la que ocurre en los salones o en el campo de batalla. La filosofía, la religión, la búsqueda de una verdad que permita distinguir nítidamente el bien del mal y obrar en consecuencia es preocupación central de los principales personajes, incluso los jerarcas militares como el general Kutúzov, personaje deslumbrante, quien, pese a haberse pasado la vida combatiendo —todavía luce la cicatriz que le dejó la bala de los turcos que le atravesó la cara— es un hombre eminentemente moral, desprovisto de odios, que, se diría, hace la guerra porque no tiene más remedio y alguien tiene que hacerla, pero preferiría dedicar su tiempo a quehaceres más intelectuales y espirituales.
Aunque, “hablando en frío”, las cosas que ocurren en Guerra y paz son terribles, dudo que alguien salga entristecido o pesimista luego de leerla. Por el contrario, la novela nos deja la sensación de que, pese a todo lo malo que hay en la vida, y a la abundancia de canallas y gentes viles que se salen con la suya, hechas las sumas y las restas, los buenos son más numerosos que los malvados, las ocasiones de goce y de serenidad mayores que las de amargura y odio y que, aunque no siempre sea evidente, la humanidad va dejando atrás, poco a poco, lo peor que ella arrastra, es decir, de una manera a menudo invisible, va mejorando y redimiéndose.

La dimensión espiritual de la historia es mucho más importante que la que ocurre en los salones
Esa es probablemente la mayor hazaña de Tolstói, como lo fue la de Cervantes cuando escribió El Quijote, la de Balzac con su Comedia humana, la de un Dickens con Oliver Twist, de un Victor Hugo con Los miserables o de Faulkner con su saga sureña: pese a sumergirnos en sus novelas en las cloacas de lo humano, inyectarnos la convicción de que, con todo, la aventura humana es infinitamente más rica y exaltante que las miserias y pequeñeces que también se dan en ella; que, vista en su conjunto, desde una perspectiva serena, ella vale la pena de ser vivida, aunque solo fuera porque en este mundo podemos no sólo vivir de verdad, también de mentiras, gracias a las grandes novelas.
No puedo terminar este artículo sin formular en público esta pregunta que, desde que lo supe, me martilla los oídos: ¿cómo fue posible que el primer Premio Nobel de Literatura que se dio fuera para Sully Prudhomme en vez de Tolstói, el otro contendiente? ¿Acaso no era tan claro entonces, como ahora, que Guerra y paz es uno de esos raros milagros que, de siglo en siglo, ocurren en el universo de la literatura?


Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2015.
© Mario Vargas Llosa, 2015.



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En este artículo, publicado en el diario El País, el Domingo día 23 de Agosto, se pregunta el Sr.  Vargas Llosa, al final del artículo que da título a este post, por qué no le dieron el Nobel de literatura a Tolstói, en 1901, y los suecos se lo concedieron a un autor con una obra de bastante menos hondura literaria, Sully Prudhomme. Quizás, la respuesta esté en el testamento de Alfred Nobel, en el que  se establecía lo siguiente:"la cuarta al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo". La obra de Prudhomme fue premiada con el primer Nobel de Literatura de la historia y el Jurado se lo concedió con estas palabras: "En especial reconocimiento por su labor poética, que presenta un elevado idealismo, una gran perfección artística y una combinación poco común tanto de las virtudes de la razón como de las del sentimiento".
 Se comprende, así, que no se lo dieran tampoco a Émile Zola. Viendo esto, en principio, parece ser que no hubo motivaciones políticas de fondo, como sí las hubo cuando las autoridades rusas obligaron al autor de Doctor Zhivago, Boris Pasternak, a rechazar el nobel del año 1958. Tampoco lo rechazó el propio autor, por libre decisión personal, como hizo Jean-Paul Sartre en 1964. Al mismo Vargas Llosa tardaron en concederle el nobel. Y al escritor portugués António Lobo Antunes también se le resiste la concesión. En estos últimos casos, quizás sí haya motivaciones de índole ideológicas y políticas detrás. Ha existido una tendencia a conceder pronto el galardón en materia de literatura, a los escritores más de "izquierdas", mientras que a los escritores más "conservadores", se les suele otorgar ya bien entrados en edades otoñales.

El testamento de Alfred Nobel decía lo siguiente:

  
"El que suscribe, Alfred Bernhard Nobel, declaro por este medio tras profunda reflexión, que mi última voluntad respecto a los bienes que puedo legar tras mi muerte es la siguiente:
Se dispondrá como sigue de todo el remanente de la fortuna realizable que deje al morir: el capital, realizado en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyo interés se distribuirá anualmente como recompensa a los que, durante el año anterior, hubieran prestado a la humanidad los mayores servicios. El total se dividirá en cinco partes iguales, que se concederán: una a quien, en el ramo de las Ciencias Físicas, haya hecho el descubrimiento o invento mas importante; otra a quien lo haya hecho en Química o introducido en ella el mejor perfeccionamiento; la tercera al autor del más importante descubrimiento en Fisiología o Medicina; la cuarta al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo; por último, la quinta parte a quien haya laborado más y mejor en la obra de la fraternidad de los pueblos, a favor de la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, y en pro de la formación y propagación de Congresos de la Paz.
Los premios serán otorgados: los de Física y Química por la Academia Sueca de Ciencias; el de Fisiología o Medicina por el Instituto Carolino de Estocolmo; el de Literatura, por la Academia de Estocolmo; el de la obra de la Paz, por una comisión de cinco individuos que elegirá el Storthing noruego. Es mi voluntad expresa que en la concesión de los premios no se tenga en cuenta la nacionalidad, de manera que los obtengan los más dignos, sean o no escandinavos. Como ejecutores de estas disposiciones testamentarias designo al señor Ragnar Sohman, con domicilio en Befors, Verlandia, así como al señor Rudolf Lilljequist, con residencia en Malmskildnadsgatan 31, Estocolmo, y Bengtfors en las proximidades de Uddevalla.
A partir de ahora, es éste el único testamento con valor legal. Con él quedan sin efecto todas las disposiciones testamentarias anteriores que puedan aparecer después de mi muerte."

París, 27 de noviembre de 1895.

Alfred Bernhard Nobel






Fuentes:

ANTANAS MOCKUS, EX ALCALDE DE BOGOTÁ.

"Me encantaría que cada mañana, cuando un estudiante se levanta para ir a clase, comprendiera que allí, en su colegio o universidad, que cada maestro al dar la clase, o un papá al revisar la tarea por las noches, son los escenarios donde se juega la soberanía del país, la diferencia de poder futuro."
ANTANAS MOCKUS.



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ANTANAS MOCKUS / FILÓSOFO, MATEMÁTICO Y EX ALCALDE DE BOGOTÁ

“Sólo la gente arrinconada llega a acuerdos”

Enfermo de párkinson desde hace siete años, el intelectual que inculcó la conciencia ciudadana en Bogota ve con optimismo el proceso de paz en Colombia



Antanas Mockus, en su despacho de Bogotá. / camilo rozo




Filósofo, matemático, profesor, exitoso alcalde de Bogotá en dos periodos, candidato presidencial en otras tantas ocasiones, Antanas Mockus (Vilna, 1952), colombiano de ascendencia lituana, resulta inclasificable. Impulsor de una conciencia ciudadana que cambió Bogotá entre 1994 y 2003, el "profe", como se refieren a él sus colaboradores, convive con el párkinson desde hace siete años. La movilidad se ha reducido en alguien que se vestía del superhéroe Súper Cívico y su relato, de idas y venidas, con continuas “notas a pie de página”, hay veces que no regresa. No da, no obstante, la sensación de que ello reste un ápice de coherencia a uno de los discursos más brillantes de Colombia que, además, sigue activo. Este lunes presentará en Bogotá el documental La vida sagrada y en septiembre viajará a Estados Unidos para impartir una cátedra de dos meses sobre conciencia ciudadana en la Universidad de Nueva York (NYU).
Pregunta. ¿Qué le ha enseñado el párkinson?
Respuesta. Es un desafío. Me ha enseñado a respetar la investigación sobre el cerebro. Había un cierto desprecio en mi vida hacia la neurobiología y la conexión entre conocimiento y cerebro, así que no sé si es un castigo divino o terrenal. Ningún área del ser humano debe ser despreciada. Uno empieza a entender el funcionamiento del ser humano y queda deslumbrado por su complejidad. Es como aquello que dijo Heidegger de que el artesano solo mira el martillo cuando se le parte. Había algo de eso: descubres que dependes de órganos como el cerebro. Cuando la dopamina llega, uno tiene un flujo agradable. Cuando empiezan a desajustarse esas funciones uno descubre una dimensión nueva de la vida. Ahora miro al adicto de otra manera. Uno de los remedios que tomo, en algunos casos, produce como efecto secundario la ludopatía. No me ha pasado, pero conozco psiquiatras con pacientes que han llegado a perder su casa en una noche.
P. ¿Qué fármaco es?
R. La discreción con la que trabajan los neurólogos me gusta. El neurólogo va viendo lo que puede destapar. Con quién comparte uno el detalle de sus enfermedades es algo crucial. Inspirar lástima era la manera que tenía de buscar el amor a los 18 o 19 años, después de leer a un filósofo español que decía que el amor más puro es el amor por compasión. Yo traté de usar eso durante unos años, iba a los cineclubs más tenebrosos y veía las películas más tristes en compañía de muchachas que lloraban conmigo. Pero fueron acercamientos infructuosos.
P. ¿En qué le ha cambiado más la enfermedad?
R. Hay una dificultad al moverse cuando uno se despierta. Va pasando gradualmente, pero la primera impresión es muy frustrante. Lo importante es que hay gente que dura 10, 15 o 20 años desempeñándose como cualquier ser humano tras descubrir que tiene párkinson. Es como una entrada en el mundo de lo lento muy gradual. Uno queda un poco más inerme. Por ejemplo, a la hora de interrumpir. A mí no me gustaba interrumpir a la gente pero cuando lo hacía era con enorme precisión y decisión, ¡ta!. Hoy, si quiero interrumpir a alguien, se me para un poco la palabra. Ahora, a uno le da pánico sumergirse en el olvido, que sería el alzhéimer, y en la inmovilidad, que sería el párkinson.
P. Filósofo, matemático, profesor, rector, alcalde, canditado presidencial. ¿Con qué faceta se queda?

En Bogotá cuajó la idea de un ciudadano bueno. Cuando de uno piensan que es bueno, tiende a volverse bueno
R. Construí la idea en los años 93 y 94 de los fósiles vivientes, anfibios culturales y parteras del futuro. Esa descripción no es tanto lo que soy, sino lo que quisiera ser. Soy un hombre con tremenda suerte. Se me han dado oportunidades y se consiguen cosas que hoy me dan muchas endorfinas, como es el cariño de la gente. Soy alguien al que la gente quiere.
P. ¿Discute mucho?
R. No. Yo estudié matemáticas y filosofía, donde la argumentación, la justificación es muy subjetiva. Se crean entes y apenas creados se les estudia. Hoy en día valoro mucho el trabajo de los antropólogos, que retomo de los anfibios culturales.
P. ¿Por qué los antropólogos?
R. Porque tienen sensibilidad a las diferencias. Los antropólogos tratan de comprender. Es ese contraste entre explicar y comprender. Las ciencias sociales explican mucho pero predicen poco.
P. ¿Se puede comprender Colombia?
R. A través de pequeñas historias uno puede conocer este país. ¿Conoce el cuento del odontólogo? El paciente entra a la consulta y el odontólogo le clava la fresa. Ñiuuuuu... a fondo. El paciente estira la mano y le agarra de donde sabemos y le dice: hágalo despacito. La primera vez que uno oye la historia se ríe, pero es trágica, porque si uno se da cuenta, el paciente no saluda, el odontólogo no da opciones de anestesia. Ninguno habla, ninguno pretende tener razón, pero sí establece el mutuo daño. La capacidad de hacerse daño mutuamente es la base de muchos lazos en Colombia. Una de las dos partes es débil y tiene agarrado al otro. Se puede trasladar, por ejemplo, a cuando las empresas de sísmica tienen que hacer una perforación en el terreno de un campesino. En ese momento el campesino se siente poderosísimo y pone condiciones. Pero pasa eso y durante 20 o 30 años el campesino no tendrá opción de hacer trato. Solo la gente arrinconada llega a acuerdos.
P. Usted desarrolló una conciencia ciudadana en Bogotá. ¿Qué queda de ello?
R. Aunque hubo quien lo caricaturizó, el espacio de la cultura ciudadana quedó construido. Hace poco una niña de 14 años vino a abrazarme. Ella no vivió aquello. Sus padres, la televisión... Algo ha sostenido mágicamente la memoria de la cultura ciudadana.
P. ¿Qué es lo más complicado de tratar de inculcar la conciencia ciudadana?
R. Básicamente, hay un problema de acción colectiva. Hay acciones colectivas que solo necesitan de que un pequeño grupo las impulse para que se vea el beneficio y toda la gente participa. Pero si usted cree que los demás son oportunistas usted tiende a volverse oportunista. El oportunista participa de la acción colectiva cuando ya es claro que va a cuajar y ve que puede beneficiarse sin incurrir en los costos de los demás. Una de las cosas que ayuda a resolver el problema es que haya gente que, por razones distintas, pueda actuar similarmente. Lo importante es que se respete la vida.
P. ¿Cuál cree que es su mayor legado a Bogotá?
R. Cuajó la idea de un ciudadano bueno. Cuando de uno piensan que es bueno, tiende a volverse bueno. Otra fue la de los mimos como forma de autoridad. La primera pregunta que me hizo un periodista fue si los mimos iban a poder poner multas. Dije que jurídicamente es imposible, y lo sigo pensando. La autoridad puede funcionar de manera persuasiva acudiendo marginalmente al castigo. El castigo se vuelve más eficaz si se usa esporádicamente.

Hay gente que vive mal al margen del conflicto. Incluso si se firma la paz no verá un efecto inmediato
P. ¿Ha perdido entusiasmo la ciudad?
R. Está un poco alicaída. Se ha comportado de forma compasiva con la izquierda. Algo así como dejémosles gobernar y que aprendan con la práctica. Es como lo que me dijo el rector que me nombró vicerrector: “Usted que es tan bueno para destruir y para criticar, ¿por qué no ayuda a construir?”.
P. ¿Cómo ve el proceso de paz?
R. Racionalmente y emocionalmente trato de subirme al bus del optimismo y empujarlo. El desescalamiento es muy positivo. La construcción de ese concepto es clave. Existe el peligro de los golpes de mano, de la tentación de las FARC o del Estado, eso sería nefasto. Un éxito militar de cualquiera de las dos partes puede producir el fin.
P. ¿A quién le está costando más firmar la paz?
R. No se sabe. Todo el mundo está calculando. En reflexiones solitarias he tratado de pensar qué es lo que más les importa a las FARC. Es algo que me preocupa, una reescritura de la historia de Colombia en los últimos 50 años. Se han formado dos mesas de seis y seis miembros que ven la historia de forma incompatible. El no poder acordar una visión compartida dificulta el perdón. Yo soñaba con que Gabo estuviera vivo para que llegara a escribir el acuerdo con matices y luces, donde no importara la precisión fáctica.
P. ¿Para que haya paz tiene que haber perdón y arrepentimiento?
R. El arrepentimiento es parte del proceso de pedir perdón. Si no lo hay no compromete al que pide perdón, que además se arriesga a que le digan que no le perdonan. Hay un perdón, terapéutico para uno, más interior, y no tiene por qué comunicarlo.
P. ¿Cómo imagina su país en paz?
R. Como dijo Dario Echandía, político colombiano: una Colombia donde se pueda salir a pescar a cualquier hora del día. El tema del dominio territorial por parte del ciudadano es clave. Se necesita policía, pero sobre todo que cualquiera pueda pasearse por cualquier zona como Pedro por su casa. También la propia titulación de la propiedad está atrasada. Y también imagino una Colombia donde todo el mundo esté cedulado. Uno no sabe las consecuencias que tiene que un muchacho de 20 años no tenga su cédula de identidad.
P. De firmarse, ¿para quién sería más difícil el día después?
R. Hay gente que vive mal al margen del conflicto. Incluso si se firma la paz no verá un efecto inmediato. Dos tercios de los homicidios no provienen del conflicto armado. Nos hacemos esperanzas un poco absurdas de que si se firma la paz se pacifica totalmente el país. El marido que le pegaba a la señora seguirá pegando a la señora. Si hacemos la paz, aprovechemos y hagámosla en todos los terrenos.


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Fuentes:


 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/17/actualidad/1439827248_194180.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Antanas_Mockus


http://www.corpovisionarios.org/index.php/es/

http://www.lifeissacred-film.com/



n.r.p.

lunes, 17 de agosto de 2015

LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD ES UNA HISTORIA DE CONTINUAS MIGRACIONES...

  Hace 60.000 años, sólo 2.000 generaciones, un pequeño grupo de humanos africanos salió en busca de nuevas tierras y dio lugar a la gran diversidad física y cultural que hoy ha colonizado el planeta. Las pistas de este viaje al pasado se encuentran en el ADN. La genética nos cuenta que provenimos de unos humanos que vivían en el este de África hace 60.000 años y emigraron hacia Asia, por la costa, hasta llegar a Australia hace 50.000 años. Otra oleada de emigración, de la que proceden también la mayoría de los africanos, viajó hace 45.000 años a Oriente Medio y Asia Central y, desde allí, unos fueron hacia Europa (hace unos 35.000 años) y otros a Siberia (hace 20.000 años), de donde cruzaron a América. Somos de la misma familia africana, hace 60.000 años.

 SPENCER WELLS. Biólogo molecular. DIRECTOR DEL PROYECTO GENOGRAPHIC.

https://genographic.nationalgeographic.com/ 

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    “Los mediadores son afganos, somalíes o sirios, pero los que mandan, los que realmente hacen el dinero, tienen sus oficinas en Estambul”.

 Mohammed el Homsi, abogado sirio refugiado.

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 "La respuesta de los países europeos es vergonzosa y demuestra su fracaso en proteger a los refugiados sirios que huyen del conflicto. Europa sólo está centrada en construir una fortaleza en sus fronteras"

Eva Suárez-Llanos, directora adjunta de Amnistía Internacional -España a El Mundo.

 

  ...PERO EUROPA OLVIDA SUS PROPIOS ORÍGENES Y CIERRA SUS PUERTAS.

 

 http://elpais.com/especiales/2015/refugiados/

 

El precio de la desesperación

Las mafias ajustan sus precios en función de la nacionalidad de los migrantes que anhelan llegar a Europa



Una turista española observa la llegada de migrantes en una playa de la isla griega de Kos / YANNIS BEHRAKIS (REUTERS)

Una lancha se acerca a toda velocidad a las costas de la isla griega de Lesbos. En el mástil ondea una bandera norteamericana. Lo conduce un musculoso hombre con gafas de sol y gorra acompañado de un joven. Aunque finjan serlo, no se trata de turistas, sino de traficantes con 15 somalíes a bordo. La operación ha de ser rápida para que los guardacostas griegos no los intercepten. Les esperarían hasta 15 años de cárcel. Con el motor en marcha, obligan a los migrantes a saltar al agua en una rocosa zona oculta por la vegetación. Nerviosos y sin mirar atrás emprenden la huida, arrastrando consigo a un joven cuyo pie se ha quedado enganchado en la proa. Ante los gritos desesperados de los compañeros, los traficantes reculan. El pie del joven, que lucha por sacar la cabeza del agua, será por fin liberado.
Estos traficantes han cruzado los 14 kilómetros que separan la costa turca de la griega en 15 minutos. “Salimos hace un mes de Somalia, a través de Kenia, Irán hasta llegar a Turquía”, logra decir entre jadeos Mohamed, uno de los migrantes a bordo. En cuarto de hora, los traficantes se han embolsado 17.500 euros, a 1.160 por cabeza. Un negocio que puede proporcionarles ganancias de hasta cuatro millones de euros por mes, nutriéndose de la desesperación de los que huyen. Por ejemplo, un traficante que envía tres barcas al día a Lesbos con una media de 50 pasajeros cada una, algo habitual como ha podido comprobar este periódico.

Grecia ha registrado 156.000 migrantes en lo que va de año, por 32.000 en todo el 2014
Avistar a un traficante hoy es difícil. Temerosos de los guardacostas turcos y griegos, la mayoría envían las pateras sin patrón. En lo que va de año, la policía griega ha detenido a 727 traficantes, tan sólo 100 más que el año anterior, mientras que el número de migrantes registrados ha pasado de 32.000 a 156.000. Hamzi el Baradi desembarcaba de una balsa pocos minutos después. Huyendo de Siria con su hijo recurrió a un traficante.
Esmirna, en la costa turca, se ha convertido en uno de los epicentros del negocio. Como si de una agencia de viajes se tratara, en la plaza de Basma, los mediadores van a la caza de migrantes compitiendo en precios. “Negocié 1.000 euros para mí y 600 para mi hijo de 10 años”, cuenta el Baradi. “Nos condujeron durante cuatro horas en una furgoneta hacinados con otras 45 personas hasta Estambul. De allí nos llevaron a un lugar en la costa donde había tres zodiacs aparcadas. Zarpamos una vez los informadores llamaron diciendo que el camino estaba libre de guardacostas”. Tras cuatro años como refugiados en Líbano sin obtener reasentamiento en Europa, los Baradi optaron por esta peligrosa ruta, pero su única alternativa.

Los afganos pagan 750 euros, los sirios 1.000

Desbordados por la demanda, los traficantes hacinan a sus clientes. En el interior de las decenas de zodiacs que flotan estos días en las costas griegas como restos del viaje se lee: ‘ocupación máxima 13 personas’. Los pescadores locales aseguran que cargar más de 35 personas es receta segura para un naufragio. En ellas meten hasta 65. Dos semanas atrás, morían seis personas ahogadas. Otras cinco lo hacían en una furgoneta huyendo de la policía turca. Los precios varían según el país de origen. Los somalíes y afganos, con menos poder adquisitivo, pagan de 750 a 900 euros. Los sirios, 1.000. Pocos podrán pagar los 1.160 a 1.300 que exigen las lanchas, cuyo recorrido es cuatro veces más rápido que en patera. Su única inversión son los salvavidas, un bidón de gasolina y la balsa con motor.

“Negocié 1.000 euros para mí y 600 para mi hijo de 10 años”, cuenta el sirio Hamzi Baradi
Escatimando recursos, es común que el motor se pare en medio del mar, la balsa se desinfle o simplemente el carburante se agote. Una patera lleva 30 minutos a la deriva. Ante las prisas de los traficantes, la familia de los Nasser ha quedado dividida en dos pateras. Angustiados, observan desde Lesbos un punto inmóvil en el mar. Sus hijos arriban en tierra firme una hora después, relatando cómo sin combustible, los jóvenes tuvieron que tirarse al agua y empujar la balsa. “Los mediadores son afganos, somalíes o sirios, pero los que mandan, los que realmente hacen el dinero, tienen sus oficinas en Estambul”, arremete Mohammed el Homsi, abogado sirio refugiado recién llegado.
En las costas griegas, otro pequeño negocio comienza a surgir. Nada más golpear las rocas, pescadores locales se lanzan primero a evacuar a los bebés, luego a desmembrar las barcazas para aprovechar el material. Los motores de zodiacs apenas valen un puñado de euros hoy en las islas. En los países de origen, los falsificadores de pasaportes también hacen su agosto, cobrando de 200 a 1.000 euros según relatan los que llegan.
Una vez en Grecia, los grupos de migrantes se dirigen al norte. De nuevo, habrán de recurrir a los traficantes para sortear los controles fronterizos con Macedonia. Rutas que llevan años funcionando según Damil Esdras, responsable de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Grecia: “La red de traficantes está bien implantada. Antes venían albaneses y serbios, hoy salen sirios, afganos y somalíes”.





Conferencia de Spencer Wells, acerca de los orígenes de la humanidad:

(PARA ACTIVAR SUBTÍTULOS PARA EL SIGUIENTE VÍDEO, PULSAR ABAJO, A LA DERECHA)
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Documental "La travesía del hombre" (Journey of man), de National Geographic:



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http://www.casadellibro.com/libro-el-viaje-del-hombre-una-odisea-genetica/9789707773202/1150843




Fuentes:

 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/15/actualidad/1439639813_087888.html

http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/12/actualidad/1439391445_534923.html?rel=rosEP

 https://es.wikipedia.org/wiki/Asilo_humanitario


http://www.elmundo.es/elmundo/2007/05/31/ciencia/1180612847.html


n.r.p.

miércoles, 12 de agosto de 2015

LA TIERRA, A VISTA DE GoPro.-

"De lejos, es mayor el respeto".
Tácito.

"De repente entendí que ese pequeño chicharo bonito y azul, era la Tierra. Puse mi pulgar, cerré un ojo, y eliminé a la Tierra. No me sentí como un gigante. Me sentí muy, muy pequeño".
Neil Armstrong.









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n.r.p.

domingo, 9 de agosto de 2015

LAS UPANISADS, SEGÚN RAIMON PANIKKAR.-

 "Aquellos que quieren ir más allá de los caminos, no andan por senderos trazados".
UPANISADS






Gracias a la obra de ensayo "LUZ, MÁS LUZ. LECCIONES DE FILOSOFÍA VITAL DE UN PSIQUIATRA" (editado por Desclée de Brouwer, 2004) del  brillante psiquiatra afincado en Madrid  Dr. D. Benito Peral Ríos, campillero de nacimiento y antiguo alumno del Colegio San José de Campillos (Málaga), pude tener una primera referencia acerca de las "Upanisad", de las que no sabía nada hasta entonces. En las páginas 142 a 147 (final del libro), Benito Peral da unas pinceladas muy generales acerca de las Upanisad, comenzando por lo siguiente: "Una de las obras más sublimes del género humano, quizás sean las Upanisad. Estos escritos milenarios de la filosofía hindú advaíta tienen como propósito conducirnos a la experiencia de unidad de consciencia, llevarnos allí donde las ilusiones de la visión dual desaparecen (...). Con las Upanisad nos encontramos ante un reto inusitado: acabar con la creencia de lo que nos parecía ser real para descubrir la realidad desconocida de un nuevo estado de consciencia. Pero este descubrimiento no será utilizando la razón, ni con la fuerza de la lógica y de la argumentación demostrativa. Será desde la vivencia que otorga la vía de la contemplación intuitiva. Así se expresa en las Upanisad: "Allí no llega el oído ni la palabra ni el prensamiento. No conocemos nada sobre Aquello y no vemos ningún método para enseñarlo".
No se puede objetivar el estado de consciencia de unidad. Es necesario vivenciarlo para poder comprenderlo en su plenitud. Hay cosas que no se pueden contar sino hay que vivirlas, y ésta es de esa índole. Como apuntaba Karl Jaspers, sólo un conocer en el que se identifica el que conoce es un auténtico conocer (...)".

























Tras este libro de Benito Peral, quise saber más acerca de las Upanisad y busqué en Internet bibliografía acerca de estos escritos milenarios. Encontré, entre multitud de obras sobre este tema, un libro que me pareció muy interesante con sólo ver su portada azulada y el nombre del autor del prólogo:














Raimon Panikkar. Este señor, fallecido en 2010, es sin duda una de las mentes más importantes que ha dado este país en el pasado siglo XX. Copio, a continuación, un breve extracto de la información que figura acerca de él en Wikipedia:

Raimon Panikkar nació en Barcelona en 1918, era hijo de madre catalana y de padre indio, que llegó a España en 1916 como representante de una empresa alemana. Es hermano del también filósofo y escritor Salvador Pániker. Su infancia transcurrió en su ciudad natal donde realiza sus estudios de Bachillerato en el colegio Jesuïtes de Sarrià. Comenzó sus estudios universitarios estudiando ciencias y letras en la Universidad de Barcelona y consigue sortear la guerra civil española debido a su condición de hijo de extranjero, trasladándose a Alemania donde continuó su carrera de ciencias y filosofía en la Universidad de Bonn. La II Guerra Mundial le hace regresar a España donde conoce a Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, institución de la que sería miembro numerario hasta la 1966. Fue ordenado sacerdote en 1946 en Roma y participó en los encuentros anuales de filosofía que organizava el filófofo Enrico Castelli. Del 1942 al 1957 fue miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Del 1946 al 1950 fue capellán del Colegio Mayor de la Moncloa (Madrid). Permaneció en Europa hasta 1955 en que por primera vez viajó a la India, donde comienza la difusión de doctrinas espiritualistas ecuménicas y donde trabó amistad con Henri Le Saux. Allí también fue investigador en las universidades de Mysore y Benarés.
Tras abandonar el Opus Dei, en 1966 fue nombrado profesor en la Universidad de Harvard y durante veinte años dividió su tiempo entre la India y Estados Unidos. De 1971-1978 fue catedrático de estudios religiosos de la Universidad de California, Santa Barbara. Sus estudios estuvieron enfocados a la especialización de la cultura india, de la historia y de la filosofía de las religiones.
Su vida estuvo constantemente marcada por múltiples polaridades: este y oeste; cristianismo, hinduismo y budismo; el mundo de la ciencia y el dominio de las letras; el ámbito de los estudios y de las vivencias religiosas y el de la perspectiva secular de las culturas.
El 1984 se casa con María González-Haba en Madrid y empieza a residir en Tavertet, una zona rural del pre-Pirineo catalán, donde continuó desarrollando su obra intercultural. En 1988 fundó allí, un Vivarium - Centre d'Estudis Interculturals (posteriormente denominada Fundació Vivarium Raimon Panikkar). En 1989 impartió las Gifford Lectures en Edimburgo. En 1997 recibió el doctorado honoris causa2 por la Universidad de las Islas Baleares. 3 Su Opera Omnia (Obra Completa) está siendo publicada en catalán, italiano, en francés, en inglés y pronto en español.

Recuerdo cuando vi por primera vez a R. Panikker. Fue en televisión, en una entrevista que le hizo Sanchez Dragó, en La 2, en su programa de libros "Negro sobre Blanco":




























Dado que el autor del prólogo acerca de las Upanisad es tan ilustre persona, referenciado como "el intelectual español más conocido en el exterior", es obligada su lectura. Copio, seguidamente, enlace al prólogo a  este libro, "Upanisads" (publicado en 1994 por la Editorial Siruela), que como preludio nos sirve no sólo de introducción a estos escritos milenarios, sino que también nos invita y nos incita a investigar sobre la realidad:












PRÓLOGO. INTRODUCCIÓN A LA LECTURA DE LAS UPANISADS, POR RAIMON PANIKKAR.
Raimon Panikkar.
Tavertet, 6 de Agosto de 1995.
Fiesta de la luz tabórica y conmemoración del medio siglo de fulminación atómica.










 Fuentes:

-De Palma, Daniel y Panikkar, Raimon: "Upanisad". El árbol del Paraíso. Ediciones Siruela,1995.

 http://www.raimon-panikkar.org/spagnolo/videos.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Upanishad

https://es.wikipedia.org/wiki/Raimon_Panikkar



n.r.p.

 




























jueves, 6 de agosto de 2015

"TRENO A LAS VÍCTIMAS DE HIROSHIMA", DE KRZYSZTOF PENDERECKI.-

«Dejé en el treno expresada mi firme creencia que el sacrificio de Hiroshima nunca será olvidado ni abandonado»
 Krzysztof Penderecki, compositor polaco.






                       Threnody to the Victims of Hiroshima (1959-1961) 






n.r.p.