"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

jueves, 2 de noviembre de 2017

EL PAÍS DE LA CONCIENCIA: NUESTRO MICROCOSMOS INTERIOR, NUESTRO HOGAR.

"La conciencia es la unidad consigo mismo. Cuando soy consciente, vuelvo a mi casa; cuando pierdo la conciencia, me alejo, quién sabe a dónde. Todos los pensamientos e ideas nos alejan de nosotros mismos."

"La meditación ayuda a recuperar la niñez perdida".

"El silencio exterior es la ausencia de ruido; el silencio interior, es la ausencia de ego".

"Sin el silencio, no hay Dios".

Pablo d'Ors

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"Ningún hombre se perderá irremediablemente si frecuenta su conciencia y viaja por su territorio interior. Dentro de nosotros hay un reducto en el que podemos sentirnos seguros: una ermita, un escondite en el que cobijarnos porque ha sido preparado con este fin. Cuanto más se entra ahí, más se descubre lo espacioso que es y lo bien equipado que está. Ahí, en verdad, no falta de nada. Es un sitio en el que muy bien se puede morar.
Al principio, por su oscuridad, para guiarse por ese refugio se precisa de una linterna; pero luego nuestros ojos se van acostumbrando a las tinieblas y, al cabo, ni siquiera se comprende cómo, para estar ahí, pudimos un día necesitar de la luz artificial. ¡Está todo tan claro! ¡Todo resulta tan luminoso!
En el país de la propia conciencia hay muchas moradas. Es como un castillo con muros, torreones y puentes levadizos. Es como una isla o, mejor, como un archipiélago. Ahí eres dueño y señor como no imaginabas que podías llegar a serlo de ningún reino. Das una orden y te obedecen; tus deseos se cumplen antes de que los hayas formulado. Es un lugar lleno y vacío a la vez. En él estás solo, pero no te sientes solo.Ese territorio es un mundo, tu mundo, el espejo de otro mundo, el mundo mismo pero concentrado, dilatado, expandido: tu hogar.
Esa casa tan grande y hermosa es lo que somos. Yo soy eso, tú eres eso; lo sepamos o no, somos los señores de todo un reino. La extensión de nuestros dominios es formidable y triste la inconsciencia con que lo regentamos.
La meditación fortaleza la necesaria desconfianza en el mundo externo y la imprescindible confianza en  nuestro verdadero mundo, que solemos desconocer. Si meditamos, nuestras facciones se suavizan y nuestra expresión se transfigura. Seguimos aquí, en esta tierra, pero es como si ya ni perteneciéramos a ella. Habitamos en otro país, poco frecuentado, y atravesamos los campos de batalla sin ser heridos. No es que las flechas no se nos claven o las balas no se hundan en nuestras carnes; pero ni nos derrumban esas balas ni esas flechas hacen que brote la sangre. Salimos de esos campos de batalla acribillados, pero vivos: caminando y sonriendo porque no hemos sucumbido y nos hemos demostrado nuestra eternidad. Meditamos para ser más fuertes que la muerte.
Nadie sabe muy bien cómo es la conciencia de los seres humanos, porque nadie ha recorrido todos sus dominios. Algunos han llegado muy lejos en sus exploraciones; muchos se han quedado a las puertas; la mayoría desconoce que exista un territorio así. Como un microcosmos, todo lo de fuera está también ahí: el universo, las galaxias, los árboles, los manantiales...Todo sin excepción tiene ahí su puesto: los ríos y las montañas, los senderos y los precipicios, los juegos de la infancia, las máquinas. En ese espacio puedes perderte sin angustia. Das un paso y estás lejos, mil y sigues cerca. Es el jardín del estupor y de la maravilla."


Pablo d'Ors . Biografía del Silencio.







Fuentes:

-d'Ors Führer, Pablo: Biografía del Silencio. Ediciones Siruela, Madrid, 2012.