Anónimo.
Según una leyenda local, Dios descansó al séptimo día de la creación
apoyado sobre Galicia. Las huellas de sus dedos formaron las Rías
Baixas y al sacudirse los restos de tierra
salpicó la costa de microarchipiélagos como Las Cíes, cinturón natural
que protege la entrada de la Ría de Vigo.
Declaradas en 1980 Parque Natural e incluidas desde 2002
en el Parque nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas
de Galicia junto con las Islas de Ons, Sálvora y Cortegada a lo
largo de las Rías Baixas, el archipiélago de Las Cíes
es el conjunto insular más emblemático de Galicia.
Lo forman
varios islotes menores y tres grandes islas: Monteagudo,
al norte; Isla del Faro, en medio y San Martiño,
al sur. La isla norte y la del medio están unidas por un rústico
camino de piedra (sedimentado sobre una cetaria de mariscos y crustáceos) que
cierra un pequeño embalse natural de agua salada conocido como A
lagoa dos nenos (la laguna de los niños) de gran valor
ecológico.
Pobladas
desde la Edad de Hierro, Las Cíes fueron documentadas desde la antigüedad:
para Herodoto son las Kassitérides, islas del estaño
de donde tanto fenicios como cartagineses extraían este metal. Para
el eminente geógrafo Claudio Ptolomeo eran las Islas de los
Dioses aunque sólo cuenta dos en su libro Iberia, y
para Plinio el Viejo eran Las Siccas o islas áridas. En la Edad
Media, estuvieron pobladas por campesinos y pastores de cabras e incluso
se fundó allí el Monasterio benedictino de San Estevo,
en la actualidad Centro
de Interpretación de la Naturaleza y Oficina
de Información. Entre los siglos XVI y XVII fueron asoladas
por piratas como Francis Drake, provocando su despoblación,
aunque se mantuvieron habitadas y a finales del siglo XIX había
120 personas censadas que trabajaban en fábricas de salazón.
Este número fue decayendo hasta la despoblación, hacia
1970. Sin embargo, paralelamente sus encantos naturales fueron atrayendo
desde la década de los 50 un turismo masivo que obligó a
protegerlas y a restringir el flujo de visitantes a 2.200 al día.
Las Cíes ocupan
más de 430 hectáreas asalvajadas y cinceladas por los embates del Atlántico
y la furia del viento norte. El resultado son unos espectaculares acantilados
salpicados con matorrales de toxos, jaras y silveiras; dunas de arena
fina con flora única como la camariña (pequeño arbusto de frutos blancos,
en peligro de extinción) y la armeria, hierba de enamorar, que las meigas
utilizaban para elaborar bebedizos mágicos, además de margaritas, gramíneas
y feo de playa (barrón, planta perenne que arraiga fácilmente en las
dunas).
Famosas por sus playas de arena blanca y mullida con aguas cristalinas
y gélidas, verdoseadas por bosques de algas que se pegan a las rocas
llenas de percebes, mejillones y erizos de mar, las aguas de Las Cíes
ocultan unos incomparables fondos marinos repletos de vida: anémonas,
camarones, centollas, meros, rodaballos y lenguados conviven en armonía
junto a restos arqueológicos.
Para su conservación, está prohibido la pesca submarina y para hacer
inmersiones se precisa un permiso especial. Mientras por el mar va el
mero, por la tierra corren conejos, lagartos y erizos. Condicionadas
por el clima, en las costas orientales los pinos y eucaliptos llegan
hasta la playa, mientras que en la vertiente oeste predominan abruptos
acantilados, refugio y morada de aves protegidas como la gaviota patiamarilla
(con su mayor colonia europea en las islas) y cormoranes.
Con el fin
de mantener a salvo toda esta fauna y flora autóctona, está totalmente
prohibido molestarles o tocarles, arrancar plantas y la entrada de animales
domésticos en las islas, salvo los perros guía.
Fuentes:
http://www.theguardian.com/travel/2007/feb/16/beach.top10
http://tendencias.vozpopuli.com/destinos/3393-razones-para-perderse-en-las-islas-cies
http://www.nomadea.com/galicia/islas-cies.html
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2007/02/19/actualidad/1171839602_850215.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Islas_C%C3%ADes
http://www.turismodevigo.org/es/playa-de-rodas
n.r.p.