"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

sábado, 4 de julio de 2015

ISLAS CÍES, EL LUGAR ESCOGIDO POR DIOS PARA DESCANSAR...

Dios descansó en las Islas Cíes el séptimo día tras crear el mundo“.
Anónimo.






Según una leyenda local, Dios descansó al séptimo día de la creación apoyado sobre Galicia. Las huellas de sus dedos formaron las Rías Baixas y al sacudirse los restos de tierra salpicó la costa de microarchipiélagos como Las Cíes, cinturón natural que protege la entrada de la Ría de Vigo

Declaradas en 1980 Parque Natural e incluidas desde 2002 en el Parque nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia junto con las Islas de Ons, Sálvora y Cortegada a lo largo de las Rías Baixas, el archipiélago de Las Cíes es el conjunto insular más emblemático de Galicia. 

Lo forman varios islotes menores y tres grandes islas: Monteagudo, al norte; Isla del Faro, en medio y San Martiño, al sur. La isla norte y la del medio están unidas por un rústico camino de piedra (sedimentado sobre una cetaria de mariscos y crustáceos)  que cierra un pequeño embalse natural de agua salada conocido como A lagoa dos nenos (la laguna de los niños) de gran valor ecológico. 


Pobladas desde la Edad de Hierro, Las Cíes fueron documentadas desde la antigüedad: para Herodoto son las Kassitérides, islas del estaño de donde tanto fenicios como cartagineses extraían este metal. Para el eminente geógrafo Claudio Ptolomeo eran las Islas de los Dioses aunque sólo cuenta dos en su libro Iberia, y para Plinio el Viejo eran Las Siccas o islas áridas. En la Edad Media, estuvieron pobladas por campesinos y pastores de cabras e incluso se fundó allí el Monasterio benedictino de San Estevo, en la actualidad Centro de Interpretación de la Naturaleza y Oficina de Información. Entre los siglos XVI y XVII fueron asoladas por piratas como Francis Drake, provocando su despoblación, aunque se mantuvieron habitadas y a finales del siglo XIX había 120 personas censadas que trabajaban en fábricas de salazón. 
Este número fue decayendo hasta la despoblación, hacia 1970. Sin embargo, paralelamente sus encantos naturales fueron atrayendo desde la década de los 50 un turismo masivo que obligó a protegerlas y a restringir el flujo de visitantes a 2.200 al día. 


 Las Cíes ocupan más de 430 hectáreas asalvajadas y cinceladas por los embates del Atlántico y la furia del viento norte. El resultado son unos espectaculares acantilados salpicados con matorrales de toxos, jaras y silveiras; dunas de arena fina con flora única como la camariña (pequeño arbusto de frutos blancos, en peligro de extinción) y la armeria, hierba de enamorar, que las meigas utilizaban para elaborar bebedizos mágicos, además de margaritas, gramíneas y feo de playa (barrón, planta perenne que arraiga fácilmente en las dunas).
Famosas por sus playas de arena blanca y mullida con aguas cristalinas y gélidas, verdoseadas por bosques de algas que se pegan a las rocas llenas de percebes, mejillones y erizos de mar, las aguas de Las Cíes ocultan unos incomparables fondos marinos repletos de vida: anémonas, camarones, centollas, meros, rodaballos y lenguados conviven en armonía junto a restos arqueológicos. 

Para su conservación, está prohibido la pesca submarina y para hacer inmersiones se precisa un permiso especial. Mientras por el mar va el mero, por la tierra corren conejos, lagartos y erizos. Condicionadas por el clima, en las costas orientales los pinos y eucaliptos llegan hasta la playa, mientras que en la vertiente oeste predominan abruptos acantilados, refugio y morada de aves protegidas como la gaviota patiamarilla (con su mayor colonia europea en las islas) y cormoranes. 

Con el fin de mantener a salvo toda esta fauna y flora autóctona, está totalmente prohibido molestarles o tocarles, arrancar plantas y la entrada de animales domésticos en las islas, salvo los perros guía.













































 








Fuentes: 


 http://www.theguardian.com/travel/2007/feb/16/beach.top10

 http://tendencias.vozpopuli.com/destinos/3393-razones-para-perderse-en-las-islas-cies

 http://www.nomadea.com/galicia/islas-cies.html

 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2007/02/19/actualidad/1171839602_850215.html


 https://es.wikipedia.org/wiki/Islas_C%C3%ADes


 http://www.turismodevigo.org/es/playa-de-rodas



n.r.p.