"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

sábado, 18 de julio de 2015

PRÓLOGO DE CARL SAGAN A "HISTORIA DEL TIEMPO" DE STEPHEN HAWKING.-



He sido un niño pequeño que, jugando en la playa, encontraba de tarde en tarde un guijarro más fino o una concha más bonita de lo normal. El océano de la verdad se extendía, inexplorado, delante de mi.

Sir Isaac Newton.





Ayer comencé la lectura de "Historia del Tiempo", de Stephen Hawking, en la edición de bolsillo publicada por Alianza Editorial. Consta de 284 páginas, en total. Nada más abrir el libro, me encuentro con un breve apartado, escrito por el autor, el 20 de Octubre de 1987, titulado "Agradecimientos", donde expone de dónde partió la idea de la escritura de este libro y la dificultad que implica la realización de un libro muy complejo, un breve tratado de Cosmología, dirigido a un público sin formación científica. Su editor le sugirió que, por cada fórmula que incluyese en esta obra, se reduciría el porcentaje de las ventas en la mitad. Al final, una sola fórmula aparece, inevitablemente, dada su enorme relevancia histórica:    E=mc 2     
  Se escogió para el prólogo a Carl Sagan, gran divulgador científico, seguramente porque en aquellas fechas, finales de los ochenta, triunfaba en televisión su serie COSMOS. Recuerdo perfectamente la serie, cuando la ponían en TVE, por las tardes, hace más de veinte años. Carl Sagan había escrito años antes (1980) su libro "Cosmos", publicado en España por la editorial Planeta. La serie está basada en este libro. Este blog debe su título al primer capítulo de esta obra, "En la orilla del océano cósmico". Recomiendo este libro mucho más que la serie de televisión. El contenido es exactamente el mismo, pero el libro es una joya, su lectura adornada de abundantes y bellísimas fotografías, constituye un verdadero placer literario y estético. La historia, narrada en el segundo capítulo -"Una voz en la fuga cósmica"-,  de los samurais Heike y la curiosa forma del caparazón de algunos cangrejos que los pescadores devolvían al mar, es inolvidable.
Carl Sagan era la figura científica idónea para prologar el libro más conocido y popular de Hawking.
Ambos libros, el de Sagan y el de Hawking, hoy día, son imprescindibles en cualquier biblioteca media.
Hacia el final del prólogo, Sagan dice: "También se trata de un libro acerca de Dios... O quizás acerca de la ausencia de Dios. La palabra Dios llena estas páginas".   Ciertamente, el hombre - ya lo dijo el mismísimo Einstein - encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.













Nos movemos en nuestro ambiente diario sin entender casi nada acerca del mundo. 

Dedicamos poco tiempo a pensar en el mecanismo que genera la luz solar que hace posible la vida, en la gravedad que nos ata a la Tierra y que de otra forma nos lanzaría al espacio, o en los átomos de los que estamos constituidos y de cuya estabilidad dependemos de manera fundamental. 
Excepto los niños (que no saben lo suficiente como para no preguntar las cuestiones importantes), pocos de nosotros dedicamos tiempo a preguntarnos por qué la naturaleza es de la forma que es, de dónde surgió el cosmos, o si siempre estuvo aquí, si el tiempo correrá en sentido contrario algún día y los efectos precederán a las causas, o si existen límites fundamentales acerca de lo que los humanos pueden saber. Hay incluso niños, y yo he conocido algunos, que quieren saber a qué se parece un agujero negro, o cuál es el trozo más pequeño de la materia, o por qué recordamos el pasado y no el futuro, o cómo es que, si hubo caos antes, existe, aparentemente, orden hoy, y, en definitiva, por qué hay un universo. 

En nuestra sociedad aún sigue siendo normal para los padres y los maestros responder a estas cuestiones con un encogimiento de hombros, o con una referencia a creencias religiosas vagamente recordadas. Algunos se sienten incómodos con cuestiones de este tipo, porque nos muestran vívidamente las limitaciones del entendimiento humano. 

Pero gran parte de la filosofía y de la ciencia han estado guiadas por tales preguntas. Un número creciente de adultos desean preguntar este tipo de cuestiones, y, ocasionalmente, reciben algunas respuestas asombrosas. 

Equidistantes de los átomos y de las estrellas, estamos extendiendo nuestros horizontes exploratorios para abarcar tanto lo muy pequeño como lo muy grande. 

En la primavera de 1974, unos dos años antes de que la nave espacial Viking aterrizara en Marte, estuve en una reunión en Inglaterra, financiada por la Royal Society de Londres, para examinar la cuestión de cómo buscar vida extraterrestre. 

Durante un descanso noté que se estaba celebrando una reunión mucho mayor en un salón adyacente, en el cual entré movido por la curiosidad. Pronto me di cuenta de que estaba siendo testigo de un rito antiquísimo, la investidura de nuevos miembros de la Royal Society, una de las más antiguas organizaciones académicas del planeta. En la primera fila, un joven en una silla de ruedas estaba poniendo, muy lentamente, su nombre en un libro que lleva en sus primeras páginas la firma de Isaac Newton. Cuando al final acabó, hubo una conmovedora ovación. Stephen Hawking era ya una leyenda. 

Hawking ocupa ahora la cátedra Lucasian de matemáticas de la Universidad de Cambridge, un puesto que fue ocupado en otro tiempo por Newton y después por P. A. M. Dirac, dos célebres exploradores de lo muy grande y lo muy pequeño. Él es su valioso sucesor. Este, el primer libro de Hawking para el no especialista, es una fuente de satisfacciones para la audiencia profana. Tan interesante como los contenidos de gran alcance del libro es la visión que proporciona de los mecanismos de la mente de su autor. En este libro hay revelaciones lúcidas sobre las fronteras de la física, la astronomía, la cosmología, y el valor. 

También se trata de un libro acerca de Dios... o quizás acerca de la ausencia de Dios. La palabra Dios llena estas páginas. 

Hawking se embarca en una búsqueda de la respuesta a la famosa pregunta de Einstein sobre si Dios tuvo alguna posibilidad de elegir al crear el universo. Hawking intenta, como él mismo señala, comprender el pensamiento de Dios. Y esto hace que sea totalmente inesperada la conclusión de su esfuerzo, al menos hasta ahora: un universo sin un borde espacial, sin principio ni final en el tiempo, y sin lugar para un Creador.

Carl Sagan
Universidad de Cornell, lthaca, Nueva York.







 

miércoles, 15 de julio de 2015

ROSALÍA DE CASTRO: 130 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE LA GALLEGA MÁS UNIVERSAL.-


 "Ruge a mis pies el mar, ¡soberbia tumba!".

 Rosalía de Castro - extracto del poema ¡Ea!, ¡aprisa subamos de la vida!, del poemario En las orillas del Sar -.




Hoy, día quince de Julio de 2015, se cumplen ciento treinta años (15 de Julio de 1885) de la desaparición de la gran poeta gallega Rosalía de Castro de Murguía. Murió a la edad de cuarenta y ocho años. Su vida, tras una trayectoria vital sembrada de penuria económica y de profunda soledad,  no se la llevó el inmenso e implacable mar, al que Rosalía tantas veces ansió a través de sus poemas, sino la enfermedad (un cáncer de ovarios). Su poesía es de una perenne y gran belleza melancólica, de una tristeza profunda y desgarradora. He de reconocer que no pude terminar la primera lectura que hice de "Follas Novas", tras la lectura de los dos primeros capítulos, fue tal la sensación de abatimiento y penuria psicológica que me inundó el alma, que tuve que dejar su lectura. Retomaré la misma en breve, espero poder terminarla sin que me venga de nuevo la misma impresión. Los versos de Rosalía, desde luego, merecen ser leídos, por su gran belleza y precisión, aunque el alma del lector se vea prontamente contagiada de tan honda, desoladora y amarga  tristeza.












NEGRA SOMBRA - ¡Do íntimo! (FOLLAS NOVAS) -  :



Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.



************


 Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
vuelves haciéndome burla.

Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que sopla.

Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mí misma moras,
no me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.

























 Programa dedicado a Rosalía de Castro, en TVE, dentro del espacio "La mitad invisible":



http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-mitad-invisible/mitad-invisible-negra-sombra-rosalia-castro/3121993.shtml










sábado, 11 de julio de 2015

MARÍA GÓMEZ LARA: JOVEN GRAN PROMESA DE LA POESÍA LATINOAMERICANA.-

 Los poetas son hombres que han conservado sus ojos de niño.


Leon Daudet.

 

 

  “Tengo el alma de una viejita dentro”

La autora colombiana tiene conciencia de finitud y desarraigo desde niña. Una experiencia convertida en material poético por el que ha merecido el Premio Loewe a la Creación Joven

 

 



La poeta colombiana María Gómez Lara.




Cuando le comunicaron este año que acababa de ganar el Premio Loewe de Poesía a la Creación Joven por su obra Contratono (Visor), María Gómez Lara (Bogotá, 1989) estaba en clase. Como alumna. En Harvard, cursando su doctorado literario. Allí busca los cimientos para una suculenta y extrema voz poética, tan madura que a veces le hace parecer, dice, “una viejita”.
Pero no lo es. María impone una presencia de porvenir letra herido en el que se entrevé la contundencia de quien ha sabido sortear desde niña a la muerte y recibir, como premio, el contrapunto de la alegría. A la primera se la presentaron como riesgo inminente y muy real cuando caminaba por Bogotá protegida por los guardaespaldas de su padre, Alfonso Gómez Méndez, que era alto cargo en los años de plomo y selva contra el narco o la guerrilla. La segunda, la alegría, parece en ella un consecuente desorden genético.
Pregunta. Leo Contratono y me encuentro obsesivamente las siguientes palabras: fuego, cenizas, cuerpo, muerte… ¿Tan joven y ya con esas cosas?
Respuesta. Me interesa mucho la materialidad, la conciencia de que somos precarios, nos podemos romper, acumular cicatrices. Vengo de un país en que la muerte está demasiado presente. La conciencia de la finitud resulta sana sea a la edad que sea.
P. En ti, precoz. Una infancia rodeada de guardaespaldas que espantan amenazas, marca.
R. Cuando yo era muy chiquita, a los seis u ocho años, tenía que andar con un montón de hombres armados atrás. Afortunadamente nunca me pasó nada. Y menos mal, pero la conciencia de que puede pasar en cualquier momento, queda. Yo no solía escribir sobre el conflicto en Colombia porque estaba por todos sitios y, de repente, en la poesía, no. Pero siempre sale por algún lado.
P. Misión no cumplida entonces. También encuentro una marcada obsesión por la huida.
R. Sí, hacia donde sea. Voy de aquí para allá, muchas veces no reconozco donde estoy. La escritura es mi manera de quedarme. La palabra reemplaza cualquier lugar físico en mi caso.
P. ¿Sueñas, temes, añoras un espacio donde echar raíz?
R. No, tampoco tengo idea donde andaré en 20 años. En algún momento me gustaría volver a Colombia.
P. Ahora toca Harvard, ¿y eso qué es?
R. Para cualquiera, una experiencia dura y enriquecedora. Entregas cuerpo y alma a todas horas. Dedico allí mi vida 24 horas a la poesía y a la literatura de todas las épocas en esas bibliotecas. Nunca me ha pasado que pida un libro y no lo tengan. La parte de manuscritos igual, a mí que me fascina Emily Dickinson, ¡tienen todo guardado!
P. ¿A veces pides algo por probar si lo han catalogado o no?
R. Pues sí. Para hacer el doctorado, me convencieron enseñándome originales.
P. Dices: dedico allí mi vida a la poesía. ¿Se puede?
R. Vivir, sí. Mantenerse, no.
P. ¿Dejarías la poesía por amor?
R. No lo sé.
P. ¿Y esa madurez que desprenden tus versos?
R. A veces pienso que tengo el alma de una viejita dentro. A menudo la vida lo pone a uno en lugares donde debe tomar la perspectiva de algo distinto.
P. ¿Qué crees que te hace mayor de lo que eres?
R. La pérdida, el desarraigo. Una relación muy particular con la palabra, la lectura de cuentos, de poemas, desde muy niña, que me atraía, me arrastraba. O puede ser que también sea sólo mi carácter.
P. ¿Y la música que tratas de abrazar en tu poesía?
R. A mí me parece que están muy relacionadas música y poesía. El verso libre deja que cada poema venga con su propio son en vez de al revés, como ocurre con las formas fijas, que imponen una música para que luego entre el verso, eso a mí no me gusta, aunque se puede ser bueno de cualquier manera.
P. ¿Qué pasa en Colombia?
R. Es un país muy complicado, espero que las cosas mejoren, pero tenemos una violencia heredada de años. Soy muy optimista con el futuro. Hay riqueza, creatividad, podemos ser felices.
P. ¿Dónde se esconde el genio?
R. En Góngora, Garcilaso, en García Márquez, en Juan Rulfo. Los escritores buenos son muy tercos. Eso implica riesgo porque sino nunca vas a saber si algo funciona o no a no ser que lo hayas probado.
P. ¿Tercos en el lenguaje o en la vida?
R. En ambos. Yo lo soy, al menos, pero eso no quiere decir que me convierta en buena escritora.
P. La terquedad, entonces, condición indispensable… ¿Qué más?
R. Atreverse con la voz propia, al menos con lo que tiene sentido para uno. Leer todo lo que se te atraviese o te hable para ayudarte a mirar el mundo.
P. Dice Mark Strand, a quien citas: “El tiempo pasa y nuestros dolores no se vuelven poemas”. ¿Nunca?
R. No sé, de alguna forma, para seguirle la cuerda a Strand, es tener claro que nunca sabes cuándo te va a llegar ese poema. Hay una distancia entre lo que quieres decir y lo que eres capaz de expresar. En medio queda el poema.
P. ¿La poesía es paradoja o no vale?
R. Sí, además, un poema puede sugerir sentidos distintos, contradictorios y convivir. Depende del lector.
P. ¿Te han comentado que la gloria que uno se gana joven sabe mejor que cuando pasan los años?
R. A mí me cuesta, porque soy tímida y no me gusta hablar de mí.
P. Mal camino el de la poesía entonces si no te gusta hablar de ti.
R. Me fascina escribir, no sé si sobre mí o sobre lo que veo. Parte de un yo que mira, pero más de las palabras de ese yo, que se transforma a través del lenguaje. Decía Pedro Salinas que después del poema todo es más claro. Yo no lo sé, pero si se nota diferente.

-Entrevista realizada por  Jesús Ruíz Mantilla y publicada el día 10 de Julio de 2015 en El País.-











Uno de los poemas  de la obra premiada, "Contratono" (Visor Libros, Bogotá):




EMILY DICKINSON

Nací el mismo día que Emily Dickinson
casi dos siglos después
y las cosas han cambiado un poco
desde entonces

no tuve
su entereza ante el dolor
ni su oído sutil para las revelaciones

vivo en un edificio alto
donde no llegan los pájaros
sólo un ruido de sirenas
que no canta

es una ciudad inmensa
aquí todos somos Nadie
pero no hemos aprendido
a guardar el secreto:

al caminar regamos
nuestra nada en las esquinas

Nací con la piel oscura
en un país del trópico

y vine a buscarla a este estruendo
tan lejano de su voz
que se enredaba en las praderas

la imagino callando en los ladrillos
veo sus manuscritos de letras apretadas

como ramas de tinta negra
que se quiebran
en cualquier envoltura
en la lista de mercado
y se enlazan otra vez
para inventar el mundo

Nací un diez de diciembre como ella
y no traje ese silencio

sin embargo

gracias al conjuro
de repetir sus versos
mientras cambian los semáforos

estoy a flote

todavía


***

Contratono, XXVII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Creación Joven.  Visor libros. Bogotá – Madrid. 2015.























Fuentes:

















domingo, 5 de julio de 2015

SEFARAD RECTIFICA, 523 AÑOS DESPUÉS.-


«La ley de nacionalidad de los sefardíes hace justicia a los españoles sin patria». 

 Manuel Mira, autor de 'El olivo que no ardió en Salónica'.








El 31 de Marzo de 1492 se firmó el Decreto de la Alhambra o Edicto de Granada,  la expulsión de los judíos de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón. Este Decreto fue redactado por la Inquisición, o más exactamente, por un inquisidor, concretamente por el inquisidor Torquemada. Fue formalmente abolido el 21 de Diciembre de 1969, es decir, 477 años después. Desde entonces, hasta la actualidad, ha habido numerosos gestos por parte de las autoridades españolas hacia las Comunidades sefardíes, pero no es hasta 2014 que se inician los trámites para conceder la nacionalidad, por carta de naturaleza (previa reforma del Código Civil) a todos los descendientes de los judíos expulsados en 1492. Quinientos veintitrés años después de la expulsión, la Historia devuelve el honor y la razón a quienes se vieron tan injusta e ignominiosamente tratados y expulsados.

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Decreto de Expulsión de los judíos de Aragón y Castilla:
“Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca. . . duques de Atenas y Neopatria. Al Príncipe don Juan, nuestro hijo, e a los Infantes, prelados, duques, marqueses, condes. . . a los concejos, corregidores, alcaldes de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, y a las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de cualquier edad que sean. . . salud y gracia. Sepades e saber debedes que porque Nos fuimos informados que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban de nuestra Sancta Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la comunicación de los judíos con los cristianos , en las Cortes de Toledo de 1.480 mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su pecado, pensando que se remorderían; e otrossi ovimos procurado que se ficiese Inquisición, . . por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio. Y consta ser tanto el daño que se sigue a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la fe católica, que los llevan a su dañada creencia. . . procurando de circuncidar a sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley. . . persuadiéndoles de que guarden la ley de Moisés, faciéndoles entender que no hay otra ley nin verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos, lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica. Por ende, Nos, en concejo e parescer de algunos prelados, e grandes e caballeros, e de otras personas de ciencia e de conciencia, aviendo avido sobrello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; e sobrello mandamos dar esta carta por la cual mandamos. . . que fasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus fijos, de cualquier edad que sean, e non osen tornar. . . bajo pena de muerte. E mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recebir, acoger o defender pública o secretamente a judío nin judía pasado el término de julio. . . so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enagenar o trocar sus bienes. Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto non seya oro nin plata, nin moneda nin las otras cosas vedadas. Otrossí mandamos a nuestros alcaldes, corregidores. . . que cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas e mercados”.
Dado en Granada, a treinta y uno de marzo de 1.492












Preámbulo Ley 12/2015, de 24 de Junio, de concesión de nacionalidad española a los sefardíes:



Se denomina sefardíes a los judíos que vivieron en la Península Ibérica y, en particular, a sus descendientes, aquéllos que tras los Edictos de 1492 que compelían a la conversión forzosa o a la expulsión tomaron esta drástica vía. Tal denominación procede de la voz «Sefarad», palabra con la que se conoce a España en lengua hebrea, tanto clásica como contemporánea. En verdad, la presencia judía en tierras ibéricas era firme y milenaria, palpable aún hoy en vestigios de verbo y de piedra. Sin embargo, y por imperativo de la historia, los judíos volvieron a emprender los caminos de la diáspora, agregándose o fundando comunidades nuevas sobre todo en el norte de África, en los Balcanes y en el Imperio Otomano.
Los hijos de Sefarad mantuvieron un caudal de nostalgia inmune al devenir de las lenguas y de las generaciones. Como soporte conservaron el ladino o la haketía, español primigenio enriquecido con los préstamos de los idiomas de acogida. En el lenguaje de sus ancestros remedaban los rezos y las recetas, los juegos y los romances. Mantuvieron los usos, respetaron los nombres que tantas veces invocaban la horma de su origen, y aceptaron sin rencor el silencio de la España mecida en el olvido.
La memoria y la fidelidad han permanecido a lo largo de los tiempos en una numerosa comunidad que mereció el honor de recibir su reconocimiento con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1990. Fue una decisión animada por el deseo de contribuir, después de casi cinco siglos de alejamiento, a un proceso de concordia que convoca a las comunidades sefardíes al reencuentro con sus orígenes, abriéndoles para siempre las puertas de su antigua patria. El otorgamiento de este premio había sido precedido, poco antes por un acontecimiento histórico: la primera visita de un Rey de España a una sinagoga. Fue el 1 de octubre de 1987 en el templo sefardí Tifereth Israel de Los Ángeles, California.
En los albores del siglo XXI, las comunidades sefardíes del mundo se enfrentan a nuevos desafíos: algunas quedaron maltrechas bajo la furia de los totalitarismos, otras optaron por los caminos de retorno a su añorada Jerusalén; todas ellas vislumbran una identidad pragmática y global en las generaciones emergentes. Palpita en todo caso el amor hacia una España consciente al fin del bagaje histórico y sentimental de los sefardíes. Se antoja justo que semejante reconocimiento se nutra de los oportunos recursos jurídicos para facilitar la condición de españoles a quienes se resistieron, celosa y prodigiosamente, a dejar de serlo a pesar de las persecuciones y padecimientos que inicuamente sufrieron sus antepasados hasta su expulsión en 1492 de Castilla y Aragón y, poco tiempo después, en 1498, del reino de Navarra. La España de hoy, con la presente Ley, quiere dar un paso firme para lograr el reencuentro de la definitiva reconciliación con las comunidades sefardíes.


La formación en España de una corriente de opinión favorable a los sefardíes proviene de tiempos de Isabel II, cuando las comunidades judías obtuvieron licencias para poseer cementerios propios, por ejemplo, en Sevilla y, más tarde, la autorización para abrir algunas sinagogas.
Siendo Ministro de Estado Fernando de los Ríos se estudió por la Presidencia del Gobierno la posibilidad de conceder, de manera generalizada, la nacionalidad española a los judíos sefardíes de Marruecos, pero se abandonó la idea por la oposición que se encontró en algunos medios magrebíes. También es de justicia reconocer que en 1886, a impulsos de Práxedes Mateo Sagasta, y en 1900 bajo la promoción del senador Ángel Pulido, se inició un acercamiento hacia los sefardíes, fruto del cual el Gobierno autorizó la apertura de sinagogas en España, la fundación de la Alianza Hispano-Hebrea en Madrid en 1910 y la constitución de la Casa Universal de los Sefardíes en 1920. Todo ello reforzó los vínculos entre los sefardíes y España.
Históricamente, la nacionalidad española también la adquirieron los sefardíes en circunstancias excepcionales. Ejemplo de ello fue el Real Decreto de 20 de diciembre de 1924, en cuya exposición de motivos se alude a los «antiguos protegidos españoles o descendientes de éstos y, en general, a los individuos pertenecientes a familias de origen español que en alguna ocasión han sido inscritas en registros españoles y estos elementos hispanos, con sentimientos arraigados de amor a España, por desconocimiento de la ley y por otras causas ajenas a su voluntad de ser españoles, no han logrado obtener nuestra nacionalidad». Se abría así un proceso de naturalización que permitía a los sefardíes obtener la nacionalidad española dentro de un plazo que se prolongó hasta 1930. Apenas tres mil sefardíes ejercitaron ese derecho. Sin embargo, después de finalizado el plazo, muchos recibieron la protección de los Cónsules de España incluso sin haber obtenido propiamente la nacionalidad española.
El transcurso de la II Guerra Mundial situó bajo administración alemana a aproximadamente doscientos mil sefardíes. Florecientes comunidades de Europa Occidental y, sobre todo, de los Balcanes y Grecia padecieron la barbarie nazi con cifras sobrecogedoras como los más de cincuenta mil muertos de Salónica, una ciudad de profunda raíz sefardí. El sacrificio brutal de miles de sefardíes es el vínculo imperecedero que une a España con la memoria del Holocausto.
El Real Decreto de 20 de diciembre de 1924 tuvo una utilidad inesperada en la que probablemente no pensaron sus redactores: fue el marco jurídico que permitió a las legaciones diplomáticas españolas, durante la Segunda Guerra Mundial, dar protección consular a aquellos sefardíes que habían obtenido la nacionalidad española al amparo de ese Decreto. El espíritu humanitario de estos diplomáticos amplió la protección consular a los sefardíes no naturalizados y, en último término, a muchos otros judíos. Es el caso, entre otros, de Ángel Sanz Briz en Budapest, de Sebastián de Romero Radigales en Atenas, de Bernardo Rolland de Miotta en París, de Julio Palencia en Sofía, de José de Rojas y Moreno en Bucarest, de Javier Martínez de Bedoya en Lisboa, o de Eduardo Propper de Callejón en Burdeos. Miles de judíos escaparon así del Holocausto y pudieron rehacer sus vidas.


En la actualidad existen dos cauces para que los sefardíes puedan obtener la nacionalidad española. Primero, probando su residencia legal en España durante al menos dos años, asimilándose ya en estos casos a los nacionales de otros países con una especial vinculación con España, como las naciones iberoamericanas. Y, en segundo lugar, por carta de naturaleza, otorgada discrecionalmente, cuando en el interesado concurran circunstancias excepcionales. Como corolario, la Ley concreta ahora que concurren aquellas circunstancias excepcionales a que se refiere el artículo 21 del Código Civil, en los sefardíes originarios de España, que prueben dicha condición y su especial vinculación con España. Asimismo determina los requisitos y condiciones a tener en cuenta para la justificación de aquella condición. Con ello se satisface una legítima pretensión de las comunidades de la diáspora sefardí cuyos antepasados se vieron forzados al exilio. Entre la documentación solicitada adquiere singular relevancia el certificado expedido por la Federación de Comunidades Judías de España, en coherencia con el contenido del Acuerdo de Cooperación con el Estado aprobado por la Ley 25/1992, de 10 de noviembre.
Asimismo, es necesario proceder también, como complemento de lo anterior, a la reforma del artículo 23 del Código Civil para evitar que al adquirir la nacionalidad española deban renunciar a la previamente ostentada. Hasta el momento, los sefardíes son los únicos a quienes, concediéndoseles la nacionalidad con dos años de residencia se les obliga a esta renuncia.
En definitiva, la presente Ley pretende ser el punto de encuentro entre los españoles de hoy y los descendientes de quienes fueron injustamente expulsados a partir de 1492, y se justifica en la común determinación de construir juntos, frente a la intolerancia de tiempos pasados, un nuevo espacio de convivencia y concordia, que reabra para siempre a las comunidades expulsadas de España las puertas de su antiguo país.

La norma se estructura en dos artículos, cuatro disposiciones adicionales, una disposición transitoria y seis disposiciones finales.




















El legado judío en España, de la mano de Google:

http://www.redjuderias.org/google/




 Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Edicto_de_Granada

 http://www.boe.es/boe/dias/2015/06/25/pdfs/BOE-A-2015-7045.pdf


http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/31/andalucia/1306855495.html


 http://revistadeletras.net/benhabib-europa-esta-viviendo-un-momento-de-distopia/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+revistadeletras+%28Revista+de+Letras%29


 http://www.abc.es/espana/20140217/abci-anhelado-regreso-sefarad-201402161856.html


 https://es.wikipedia.org/wiki/Sefarad

 http://www.elmundo.es/espana/2014/02/18/5303aaf4ca4741055a8b457e.html


http://www.millenniumdipr.com/ba-18-shalom-sefarad-una-erensya-envenenada-parte-i



n.r.p.



sábado, 4 de julio de 2015

ISLAS CÍES, EL LUGAR ESCOGIDO POR DIOS PARA DESCANSAR...

Dios descansó en las Islas Cíes el séptimo día tras crear el mundo“.
Anónimo.






Según una leyenda local, Dios descansó al séptimo día de la creación apoyado sobre Galicia. Las huellas de sus dedos formaron las Rías Baixas y al sacudirse los restos de tierra salpicó la costa de microarchipiélagos como Las Cíes, cinturón natural que protege la entrada de la Ría de Vigo

Declaradas en 1980 Parque Natural e incluidas desde 2002 en el Parque nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia junto con las Islas de Ons, Sálvora y Cortegada a lo largo de las Rías Baixas, el archipiélago de Las Cíes es el conjunto insular más emblemático de Galicia. 

Lo forman varios islotes menores y tres grandes islas: Monteagudo, al norte; Isla del Faro, en medio y San Martiño, al sur. La isla norte y la del medio están unidas por un rústico camino de piedra (sedimentado sobre una cetaria de mariscos y crustáceos)  que cierra un pequeño embalse natural de agua salada conocido como A lagoa dos nenos (la laguna de los niños) de gran valor ecológico. 


Pobladas desde la Edad de Hierro, Las Cíes fueron documentadas desde la antigüedad: para Herodoto son las Kassitérides, islas del estaño de donde tanto fenicios como cartagineses extraían este metal. Para el eminente geógrafo Claudio Ptolomeo eran las Islas de los Dioses aunque sólo cuenta dos en su libro Iberia, y para Plinio el Viejo eran Las Siccas o islas áridas. En la Edad Media, estuvieron pobladas por campesinos y pastores de cabras e incluso se fundó allí el Monasterio benedictino de San Estevo, en la actualidad Centro de Interpretación de la Naturaleza y Oficina de Información. Entre los siglos XVI y XVII fueron asoladas por piratas como Francis Drake, provocando su despoblación, aunque se mantuvieron habitadas y a finales del siglo XIX había 120 personas censadas que trabajaban en fábricas de salazón. 
Este número fue decayendo hasta la despoblación, hacia 1970. Sin embargo, paralelamente sus encantos naturales fueron atrayendo desde la década de los 50 un turismo masivo que obligó a protegerlas y a restringir el flujo de visitantes a 2.200 al día. 


 Las Cíes ocupan más de 430 hectáreas asalvajadas y cinceladas por los embates del Atlántico y la furia del viento norte. El resultado son unos espectaculares acantilados salpicados con matorrales de toxos, jaras y silveiras; dunas de arena fina con flora única como la camariña (pequeño arbusto de frutos blancos, en peligro de extinción) y la armeria, hierba de enamorar, que las meigas utilizaban para elaborar bebedizos mágicos, además de margaritas, gramíneas y feo de playa (barrón, planta perenne que arraiga fácilmente en las dunas).
Famosas por sus playas de arena blanca y mullida con aguas cristalinas y gélidas, verdoseadas por bosques de algas que se pegan a las rocas llenas de percebes, mejillones y erizos de mar, las aguas de Las Cíes ocultan unos incomparables fondos marinos repletos de vida: anémonas, camarones, centollas, meros, rodaballos y lenguados conviven en armonía junto a restos arqueológicos. 

Para su conservación, está prohibido la pesca submarina y para hacer inmersiones se precisa un permiso especial. Mientras por el mar va el mero, por la tierra corren conejos, lagartos y erizos. Condicionadas por el clima, en las costas orientales los pinos y eucaliptos llegan hasta la playa, mientras que en la vertiente oeste predominan abruptos acantilados, refugio y morada de aves protegidas como la gaviota patiamarilla (con su mayor colonia europea en las islas) y cormoranes. 

Con el fin de mantener a salvo toda esta fauna y flora autóctona, está totalmente prohibido molestarles o tocarles, arrancar plantas y la entrada de animales domésticos en las islas, salvo los perros guía.













































 








Fuentes: 


 http://www.theguardian.com/travel/2007/feb/16/beach.top10

 http://tendencias.vozpopuli.com/destinos/3393-razones-para-perderse-en-las-islas-cies

 http://www.nomadea.com/galicia/islas-cies.html

 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2007/02/19/actualidad/1171839602_850215.html


 https://es.wikipedia.org/wiki/Islas_C%C3%ADes


 http://www.turismodevigo.org/es/playa-de-rodas



n.r.p.