"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

martes, 10 de mayo de 2016

MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA (V): LAS MUSAS.

 "Habla, Musa, de aquel hombre astuto que erró largo tiempo después de destruir el alcázar sagrado de Troya, del que vio tantos pueblos y de ellos su espíritu supo, de quien tantas angustias vivió por los mares, luchando por salvarse y salvar a los hombres que lo acompañaban; mas no pudo, ¡ay!, salvarlos, no obstante el esfuerzo que hizo (...)".
  HOMERO. Odisea.
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Las Musas, hijas de Júpiter y Mnemósine, protegían las artes, las ciencias y las letras. Cuéntanse ordinariamente nueve; Calíope, Clío, Melpómene, Talía, Euterpe, Terpsícore, Erato, Polimnia y Urania.

Nacieron en la cumbre del Piero y moraron sucesivamente en el Parnaso de doble cima, en la Fócida, en el Pindo, en Tesalia, en el Helicón y en Aonia o Beocia. El caballo Pegaso servíales de cabalgadura. Júpiter las reclamaba muy a menudo a su lado en el Olimpo y allí cantaban las maravillas de la naturaleza, alegrando con sus armonías a la corte celestial. Complacíasen también en habitar en las riberas del río Permeso y junto a las fuentes de Castalia, Hipocrene y Agánipe.

Un día que, vagando por los campos, se habían alejado mucho de sus moradas, fueron sorprendidas por un vendaval que las obligó a buscar un lugar donde refugiarse. Pireneo, rey de la Fócida, salióles al encuentro y les ofreció asilo en su palacio. Aceptaron ellas agradecidas, pero apenas hubieron pasado el umbral de la regia mansión, se cerraron las puertas y quedaron esclavas del tirano.

Creíase Pireneo amo y señor de tan rica presa y había escogido ya la que debía ser su primera víctima, cuando revistiéndose súbitamente de alas, las nueve hermanas levantan el vuelo y huyen con la ligereza de los pájaros. Pretendiendo Pireneo alcanzarlas sube a la estancia superior de su palacio, lánzase en su persecución, cae y se mata.

En otra ocasión, las Piérides, hijas de Piero, rey de Macedonia, orgullosas por creerse dotadas de excepcional talento en la música y la poesía, atravesaron la Tesalia y parte de Grecia para disputar a las Musas la primacía del canto. "Si sois vencidas -dijeron a las hijas de Mnemósine- nos cederéis el Parnaso y las floridas riberas del Hipocrene; pero si obtenéis la victoria os daremos los valles de Macedonia y buscaremos un asilo en los montes nevados de la Tracia." Aceptaron las Musas el desafío y las Piérides comenzaron su canto celebrando con versos largos y monótonos el combate de Júpiter y los Gigantes, prodigando desmesuradas alabanzas a la bravura de los hijos de la Tierra. Su canto brotaba sin vida, sin color, sin trabazón ni concordancia.

Calíope se encargó de responderlas y tejió un himno al poder infinito del señor del universo, que con un soplo da vida a la creación y con una mirada reduce todos los seres a la nada. Después cantó la historia de Ceres, su eterno vagar, su solicitud maternal, sus alternativas de temor y esperanza y los numerosos beneficios por ella prodigados, que le hicieron digna de tantos templos y altares como se levantaron en su honor.

Apenas hubo acabado su canto, las ninfas que debían ejercer de jueces le otorgaron la victoria. Las hijas de Piero prorrumpieron entonces en fuertes protestas agrediendo a sus rivales, pero al momento sus cuerpos se cubrieron de plumas negras y blancas y quedaron convertidas en urracas, yendo a posarse en los árboles vecinos. Bajo esta nueva forma conservan ellas el mismo temperamento y persisten en ser charlatanas e importunas.

Los atenienses, apasionados amadores de la poesía, levantaron a las Musas un suntuoso altar. Roma les consagró tres templos, en uno de los cuales eran invocadas bajo el nombre de Camenes o cantoras porque celebraban en sus himnos las hazañas de los dioses y los héroes. Lo poetas las llaman ya Piérides, por haber nacido en el monte Piero o por su victoria sobre las hijas de Piero, ya las Doctas Hermanas, las Ninfas de la doble colina, las hijas de la Memoria, las Nueve Hermanas, etc. Las representan jóvenes, bellas, modestas, vestidas con sencillez, sentadas a la sombra de un laurel o de una palmera dándose las manos.

Algunas veces se nos muestran presididas por Apolo pulsando la lira, el cual recibe entonces el sobrenombre de "Musagetes", o sea guía o jefe de las Musas.

Calíope patrocinaba la poesía heroica; por esto es representada a veces con una corona de laurel en sus sienes. En una de sus manos ostenta una trompeta o muestra las mejores poesías épicas, la "Ilíada", la "Odisea" y la "Eneida".

Clío presidía la historia. Era su principal ocupación mantener siempre vivo el recuerdo de los actos generosos y de los grandes triunfos. La representan, como Calíope, coronada de laurel, con una trompeta en su diestra o un libro abierto en la mano izquierda.

Melpómene inspiraba la tragedia. Aparece ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada; con una mano empuña un cetro o na máscara, y a veces algunas coronas o un puñal ensangrentado. Lleva en su frente una diadema o una guirnalda, y va calzada con coturnos. Algunas veces se apoya sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte difícil que exige un genio privilegiado y na imaginación vigorosa.

Talía, musa de la comedia, lleva en la mano una careta. Tiene el aspecto vivaracho y la mirada burlona; una corona de hiedra (planta siempre verde, emblema de la inmortalidad a que aspiran los poetas) circunda su cabeza y lleva los pies calzados con sandalias.

Euterpe, nombre que quiere decir "agradable genio", era la musa de la música. Suelen representarla coronada de flores y con una flauta en la mano.

Terpsícore dirigía la danza. Su aire jovial, su esbeltez, su actitud ligera, algunas guirnaldas de flores y una lira: he aquí sus características.

Erato inspiraba la poesía lírica y amorosa. Algunos representan a esta Musa coronada de mirto y rosas, llevando en la mano derecha un laúd, instrumento de varias cuerdas, por ella inventado, o una flecha. A sus pies han puesto algunos artistas dos tórtolas picoteando y a su lado un Amor alado provisto de un arco, un carcaj o una antorcha encendida.

Polimnia patrocinaba el canto y la retórica. Suelen representarla vestida de blanco, en actitud de pensar. En la mano sostiene a veces un cetro o unas cadenas como símbolo del poder que ejerce la elocuencia.

Urania, musa de la astronomía, tiene cerca de sí un globo terráqueo, que mide con un compás. Las estrella forman su corona y de ellas aparece también cuajado su manto. A sus pies se hallan esparcidos algunos instrumentos de matemáticas.
















FUENTES:

-HUMBERT, JUAN: MITOLOGÍA GRIEGA Y ROMANA. EDITORIAL GUSTAVO GILI, BARCELONA, 1958.

-HOMERO: ODISEA. EDITORIAL PLANETA, BARCELONA, 1993.