"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

jueves, 18 de septiembre de 2014

GIORDANO BRUNO TENÍA RAZÓN: EL UNIVERSO ES INFINITO.


"A la proporción, semejanza, unión e identidad del infinito no te acercas más siendo hombre que siendo hormiga".
Giordano Bruno.





Dijo una vez Horacio, gran poeta latino, defensor de la  "áurea medianía» («aurea mediocritas») como estado ideal para encontrar la felicidad, que el tiempo saca a la luz todo lo que está oculto y, del mismo modo, encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor. La verdad es hija del tiempo.

Hace muy pocos días, la revista científica NATURE, una de las grandes en este campo, ha publicado la noticia de que un equipo de astrónomos de la Universidad de Hawaii (lugar especialmente dotado para la observación astrónomica, el Observatorio de Mauna Kea- situado sobre un volcán inactivo - es el más elevado de nuestro planeta, a 4200 metros de altura) ha descubierto que la Vía Láctea, nuestra galaxia, forma parte de un enorme enjambre de cientos de miles de galaxias que se dirigen hacia una región del espacio que las atrae con su portentosa gravedad. El súpercúmulo de galaxias, que sus descubridores presentan en la revista Nature, mide 500 millones de años luz de diámetro y contiene una masa de 100.000 billones de soles. Lo han llamado LANIAKEA, que significa “cielo inmenso” en lengua hawaiana. Su tamaño resulta difícil de concebir a escala humana. La propia Vía Láctea, con sus 200.000 millones de estrellas y sus 100.000 años luz de diámetro, ya es de por sí inmensa en comparación con nuestro pequeño sistema solar. Y es poco más que un grano de arena entre las 100.000 grandes galaxias, y un número mucho mayor de galaxias menores, de Laniakea. Pero Laniakea es a su vez diminuta en comparación con el conjunto del Universo. “Cabrían 6 millones de Laniakeas en el interior del Universo observable”, ha dicho Brent Tully, astrónomo de la Universidad de Hawaii (EE.UU.) y director de la investigación. Otra manera de expresarlo, añade Tully, es que, por cada una de las grandes galaxias de Laniakea, hay 50.000 grandes galaxias en el resto del Universo...

Hasta hace poco más de un siglo, se pensaba que la Vía Láctea era la única galaxia existente. Era "nuestro universo-isla" como la llamaban los astrónomos que defendían esa hipótesis. Así fue hasta que un descubrimiento nuevo lo cambió todo (Carl Sagan decía que la esencia de la Ciencia es que se autocorrige) y ese descubrimiento se produjo en 1924, en uno de los más potentes telescopios de la época, el del Monte Wilson, en Los Ángeles, EE.UU. Y fue de la mano de un joven jurista que decidió dejar de ejercer la abogacía, eligiendo su verdadera vocación, la Astronomía. Era Edwin Hubble. Sus primeros trabajos en ese Observatorio se centraron en el estudio de las nebulosas. Por entonces, la forma y el tamaño de éstas se conocían razonablemente bien, pero se pensaba que todas formaban parte de nuestra galaxia. Estaba claro que algunas nebulosas se encontraban en la galaxia y que, básicamente, eran gas iluminado por estrellas en su interior. En 1924 Hubble tuvo éxito al distinguir estrellas en la Nebulosa de Andrómeda. Usando la ley del periodo-luminosidad de Leavitt, pudo llegar a estimar su distancia, que calculó en 800 000 años luz, ocho veces más lejos que las estrellas más remotas conocidas (más tarde resultaría infravalorada). En los años siguientes, repitió su éxito con nebulosa tras nebulosa dejando claro que la galaxia era una entre toda una hueste de "micro universos aislados"...

Esta teoría, la de la infinitud del Universo, ya fue defendida (hasta la muerte) por un dominico nacido en Nola (Nápoles) en el s. XVI, Filippo Bruno, GIORDANO BRUNO. En la Orden de los Dominicos, se dedicó al estudio de la filosofía de Aristóteles y de la teología de Santo Tomás de Aquino. Cuenta nuestro admirado Carl Sagan en su obra Cosmos, refiriéndose a la figura de Giordano Bruno, que fue "la primera persona que afirmó explícitamente la idea de un gran número -de hecho, un número infinito- de otros mundos en órbita alrededor de otros soles". Giordano Bruno expresó en escritos y conferencias sus ideas científicas acerca de la pluralidad de los mundos y sistemas solares, el heliocentrismo, la infinitud del espacio y el Universo y el movimiento de los astros. Todo ello escandalizó a la cristiandad de la época, aunque fueron sus teorías teológicas las que le traerán una persecución en su contra por parte de la Iglesia católica y la Inquisición. Su mecenas y protector, Giovanni Mocenigo,noble veneciano, denunció el  21 de mayo de 1591,a G. Bruno ante la Inquisición, por "no estar satisfecho de la enseñanza y molestado por los discursos heréticos de su huésped". Estuvo en la cárcel durante ocho años mientras se disponía el juicio –bajo el tribunal de Venecia–, en el que se le adjudicaban cargos por blasfemia, herejía e inmoralidad, principalmente por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo. Durante la ocupación napoleónica se perdieron la mayoría de los folios de ese juicio. El proceso fue dirigido por Roberto Belarmino, quien posteriormente llevaría el similar proceso contra Galileo. En 1599 se expusieron los cargos en contra de Bruno. Las múltiples ofertas de retractación fueron desestimadas. Finalmente, sin que se tenga conocimiento del motivo, Giordano Bruno decidió reafirmarse en sus ideas y el 20 de enero de 1600 el papa Clemente VIII ordenó que fuera llevado ante las autoridades seculares. El 8 de febrero fue leída la sentencia en donde se le declaraba herético, impenitente, pertinaz y obstinado. Es famosa la frase que dirigió a sus jueces: «Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla».Fue excomulgado y sus trabajos fueron quemados en la plaza pública.
Durante todo el proceso fue acompañado por monjes católicos. Antes de ser ejecutado en la hoguera uno de ellos le ofreció un crucifijo para que lo besara, pero Bruno lo rechazó y dijo que moriría como un mártir y que su alma subiría con el fuego al paraíso. Los cargos contra Bruno fueron:


    Tener opiniones en contra de la fe católica y hablar en contra de ella y sus ministros.
    Tener opiniones contrarias a la fe católica sobre la Trinidad, la divinidad de Cristo y la encarnación.
    Tener opiniones contrarias a la fe católica en relación a Jesús como Cristo.
    Tener opiniones contrarias a la fe católica en relación a la virginidad de María, la madre de Jesús.
    Tener opiniones contrarias a la fe católica en relación a la transubstanciación y la misa.
    Decir que existen múltiples mundos.
    Tener opiniones favorables de la transmigración del espíritu en otros seres humanos después de la muerte.
    Brujerías.

Giordano Bruno, tras una condena de más de 8 años, fue quemado vivo el 17 de febrero de 1600 en Campo dei Fiori, en Roma...

Cuatrocientos catorce años después de esta salvajada, la Comunidad científica viene a reafirmar las teorías de Giordano Bruno acerca de la infinitud de nuestro Universo. El nolano tenía razón: el Universo es Infinito.


Noelia Rodríguez Padilla.-





http://www.ifa.hawaii.edu/~tully/